Javier Milei marca la agenda pública y obliga a los demás
En la semana posterior a las elecciones, el que ganó, mandó. La agenda económica, aún con una corrida cambiaria, está marcada por el discurso del candidato libertario.
Si lo que más vale es ocupar el centro de la escena, algo que siempre le quita el sueño al kirchnerismo, Javier Milei lo está consiguiendo.
Enciende polémicas a cada paso y prioriza los temas. Su idea de cerrar el Conicet, además de poner en duda su efectividad, es la que más rechazos cosechó. También sus menciones a cómo funcionarán los sistemas de la educación y la salud.
Su plan de dolarización, que muestra cambios a cada rato dependiendo de quién lo explique, también pone en guardia a los demás candidatos y su discursos económicos.
Milei no quiere negociar con China y se reúne con el FMI
Mientras ayer Sergio Massa dijo que Milei propone "un plan Bonex" y se encargó de responderle en cada una de sus intervenciones públicas, Patricia Bullrich hace equilibrio entre esas posiciones extremas de las que quiere alejarse y su rol de "halcón" dentro de su espacio, que la llevó a vencer en la interna.
Milei juega al límite. Dice que no quiere tener relaciones con China, quien a través del swap de monedas viene transformándose en un prestamista central.
A Milei lo inventaron los progres
Habla de que va a suspender la obra pública y lo va a reemplazar por un plan sin participación estatal, lo que ayer logró como encendida respuesta una foto poco usual: se unió la CGT con el grupo de los 6, las principales centrales empresariales del país, para defender un plan de infraestructura y el rol del Estado para financiarlo y administrarlo.
Si bien se dijo que la reunión estaba prevista antes de las PASO, el contrapunto con el discurso de Milei fue indisimulable.
JL