Martín Tetaz: "El trabajo por app trajo el fin del desempleo"
El diputado radical analizó el rumbo económico del gobierno de Javier Milei y advirtió sobre la inconsistencia del programa cambiario. Además, sostuvo que el auge del empleo en plataformas digitales modificó la estructura del mercado laboral. “Hoy te podés quedar sin trabajo a la mañana y estar haciendo Uber a la tarde”, aseguró.
Martín Tetaz aseguró que el crecimiento del empleo de plataformas “trajo el fin del desempleo”. Además, en diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), el dirigente radical cuestionó la falta de independencia del Banco Central y advirtió que el programa cambiario del Gobierno "no es creíble” porque “las bandas cambiarias se convirtieron en un precio fijo”.
Martín Tetaz es un político y economista graduado de la Universidad Nacional de La Plata. Se desempeña, desde el 10 de diciembre de 2021, como diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cargo que ocupa desde ese año como miembro de la Unión Cívica Radical dentro de la coalición Juntos por el Cambio.
Después del resultado electoral, de la confirmación de la ayuda que finalmente Estados Unidos le dio al gobierno de Milei y de que pareciera ser que el ministro de Economía va a mantener las bandas y no liberar completamente el mercado de cambios, ¿cuál es tu opinión sobre la economía?
Después de las elecciones el riesgo país cayó casi a la mitad y las acciones crecieron casi un 50%, pero el dólar se mantuvo muy cerca del límite superior de la banda. El límite superior de la banda es de 1.550 pesos y el dólar sale 1.450. Entonces, el programa monetario cambiario del Gobierno claramente tiene un problema. Venimos de tres meses con tasas de interés en 190%, que liquidaron la actividad productiva. Ahora están bajando, naturalmente, pero todavía no llegan a los niveles que había en junio, antes de que se desordenara la política monetaria del Gobierno.
Y entonces ahora está en una trampa, porque a Washington y a los inversores el ministro de Economía les dice que van a empezar a comprar dólares en el Banco Central, lo cual es sano y está perfecto que lo hagan. Pero está mal que lo anuncie cualquier funcionario que no sea el presidente del Banco Central, porque parte del problema de la Argentina es que no hay independencia del Banco Central, y por eso la incertidumbre política se lleva puesta a la moneda. Si hubiera independencia del Banco Central, como hay en Perú, donde hay una incertidumbre tremenda, pero la independencia del Banco Central hace impermeable la moneda. Entonces, por más problemas políticos que haya, nunca el “riesgo kuka” en Perú le pega a la moneda, como el “riesgo Lula” en Brasil no le pega al real, o el “riesgo Yamandú” no le pega al peso uruguayo.
Ahora está en una trampa, porque para mejorar un poco y robustecer las reservas del Banco Central, lo cual está bien, más allá de que lo maneje quien no lo tiene que manejar. Les dicen a los inversores en Washington que el Banco Central va a comprar reservas, pero después el ministro de Economía le dice a la gente que, si el dólar pasa de 1.500, venda. Entonces es un problema, porque estás muy cerca de 1.500 y cualquier circunstancia fortuita, como una mala cosecha, un problema con la tasa de interés en Estados Unidos, o un problema con los flujos de capitales, te pone fácilmente el dólar mañana en 1.515. No tendría nada de malo, incluso 1.530 o 1.540 sería un precio perfecto para el dólar.
Sin embargo, eso obligaría al Banco Central a vender permanentemente reservas cuando está tratando de convencer a los inversores del resto del mundo de que va a robustecer las reservas del Banco Central y va a iniciar una política de compras. Entonces, iniciás una política de compras, pero si me movés un poquitito el dólar, empiezo a vender. No es creíble. Esas dos cosas no pueden ir de la mano, no son consistentes en el discurso del propio Gobierno, por lo tanto, se tienen que resolver.
Cincuenta días para sumar 9.000 millones antes de la revisión del Fondo. Obviamente, es imposible, pero de alguna manera pinta este dilema. Sean 9.000, sean 3.000, sean 1.000, si está al techo de la banda, no hay bandas, hay un precio fijo.
Exactamente.
La pregunta es si no son ociosas las bandas o las bandas...
Lo que pasa es que el Gobierno está en una segunda trampa ahí. El precio del dólar depende de la competitividad que tenga tu economía respecto a la del resto del mundo. Y la competitividad de tu economía no es un dato, es algo que vos podés cambiar si hacés la reforma que Argentina necesita. El precio del dólar es 1.450 sin ninguna reforma. Si vos hacés una reforma laboral importante, por ahí es 1.350. Si vos hacés una reforma impositiva importante, por ahí es 1.200. Si vos hacés una reforma previsional importante, capaz que es 1.100. Y si no hacés ninguna reforma y no tenés capacidad ni siquiera de aprobar un presupuesto a fin de año, en una de esas es 1.600.
El dólar ajusta tu competitividad respecto al resto del mundo. Y el resto del mundo crece en competitividad porque va haciendo reformas, porque va mejorando en su inversión. Si vos no invertís, no hay creación de capital en tu país y no hay desarrollo tecnológico en tu país, cada vez tu dólar tiene que ser más alto para reflejar que te estás alejando de la frontera de competitividad de los países con los cuales vos negociás.
Si el Gobierno avanza y le muestra al mercado que está avanzando en las reformas y que tiene un presupuesto aprobado a fin de año, con un buen número que da la sensación de que puede construir esas reformas el año que viene, en una de esas el dólar de equilibrio se acomoda un poco más abajo. Por eso el Gobierno está tirándose ese pleno. Da la sensación de que el Gobierno dice que, capaz, con el avance de las reformas y con el avance del presupuesto, el dólar de equilibrio en vez de 1.450 es 1.300, y ya la banda luce como banda.
¿Detrás de eso no hay algo como la enfermedad holandesa? Si Punta del Este va a hacer un boom este año con el dólar de 1.500, y además baja a 1.350...
Efectivamente hubo una corrección cambiaria este año, por las malas, de la manera que uno no hubiera querido. Lo ideal habría sido que el Gobierno cumpliera el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que el Banco Central acumulara reservas y que, en su proceso de comprar dólares permanentemente para acumular reservas, vaya subiendo el precio del dólar. Entonces hoy nosotros tenemos un precio del dólar más alto, pero con más reservas. Estamos en el escenario malo.
Igual, tenemos un precio del dólar más alto. Ir a Punta del Este va a estar 30% más caro que el año pasado, porque además los otros países apreciaron su moneda. El tipo de cambio está 20% o casi 30% mejor de lo que estaba hace seis o siete meses atrás. El tipo de cambio es como tu balanza cuando vos te pesás todos los días y, por lo tanto, refleja lo que está pasando con tu conducta. Si vos estás yendo todos los días al gimnasio y comés proteínas, vas a crecer de peso, y no va a ser una mala noticia que crezcas de peso. Ahora, si vos estás todos los días en tu casa tomando cerveza, comiendo pan, no entrenás y tenés una vida sedentaria, también vas a subir de peso, pero vas a acumular grasa. Entonces, no es lo mismo los 80 kilos del tipo que hace deporte que los 80 kilos del tipo que no hace deporte.
Entonces, el dólar podría bajar, no sería enfermedad holandesa. No es que hay un sector de la economía que se beneficia mucho de alta productividad, genera ingreso de dólares y afecta a todos los otros sectores de la economía. Podría pasar que, si hacés todas las reformas que la economía necesita, tu economía es más competitiva y, como sos más competitivo, lo refleja un tipo de cambio más bajo. Eso está bien, porque ese tipo de cambio más bajo es el resultado de que tu economía es más competitiva.
Aun con esas mejoras competitivas que van a bajar los costos de producción de los bienes y servicios, ¿la industria argentina resulta competitiva?
Es un problema. El precio relativo indica al sector de la economía que va a ser beneficiado de los precios relativos. Cuando vos protegés un sector de actividad económica, como habitualmente se hizo con algunos sectores industriales, como el textil, en realidad lo que estás haciendo es cambiar los precios relativos de la economía. Cuando vos cambiás los precios relativos de la economía, favorecés a uno y perjudicás a otro. Entonces, la idea ingenua esta de que puedo proteger un sector sin perjudicar al resto está mal. Cuando yo protejo, estoy perjudicando al resto.
Cuando vos cambiás los precios relativos porque dejás de proteger a ese sector o porque el dólar se pone un poco más barato, ese dólar más barato perjudica a un sector que se beneficiaba del dólar más alto, pero beneficia a otro sector. Por ejemplo, todo el sector de la economía de servicios es un sector que se favorece con el dólar un poco más abajo. Entonces, lo que va a cambiar es el conjunto de precios relativos de la economía. Si cambia el conjunto de precios relativos más a favor de una economía orientada hacia el sector servicios, un conjunto de precios que favorece más alguna actividad que puede ser empleo intensivo o no.
Por ejemplo, dentro de la industria hay actividades que son empleo intensivas, pero otras que no. Y dentro de servicios, la mayoría de los servicios son empleos intensivos. En los últimos dos años de Milei, se perdió mucho empleo asalariado formal en dos sectores clave, el sector de la construcción y el sector de la industria. El sector de la construcción es muy mano de obra intensiva; el sector de la industria depende del sector, no tanto. Se ganó empleo en empleo de plataformas, por ejemplo, muy empleo intensivas, como Uber
8% del total es empleo de plataforma.
Claro. Entonces, eso creció muchísimo, generando un fenómeno nuevo en Argentina, que es el fin del desempleo. Antes, cuando te dejaban sin trabajo, como en la década del 90, ese desempleo fuerte era desesperante porque el tipo se quedaba sin ningún ingreso y tenía que aplicar a un empleo y tener la suerte de que lo llamaran para una entrevista, ir a diez entrevistas, el preocupacional, el psicotécnico, los exámenes, el período de prueba, etcétera. Vos hoy te quedaste sin trabajo a las diez de la mañana en una empresa y a las cinco de la tarde estás con tu auto haciendo Uber. Bajás una aplicación y estás trabajando. Después viene toda una discusión de si ese es un empleo de calidad, que es una discusión válida. Pero el fenómeno de la desesperación del desempleo cambió cualitativamente. Ya no es el problema desesperante que era y no tiene el peso en términos disruptivos sociales que te podía hacer caer un gobierno. Ahora no, porque fijate que, aunque vos hayas despedido 200.000 empleos del sector formal, tenés 300.000 empleos más en el sector de empleo de plataforma.
En ese sentido, tenés que tener un auto o tenés que ser joven para manejar una bicicleta. Una parte de la gente no podría...
No, por supuesto. Hay otros empleos de plataforma, como los empleos de Mercado Libre para vender y comprar cosas. Antes vos debías tener un local. Ahora está cambiando estructuralmente el comercio. El comercio es otro de los sectores muy generadores de empleo habitualmente, pero está ante esta discusión sobre las plataformas, como Shein o Temu.
Esto mezcla dos discusiones que van en combo y que van escondidas. Una es la discusión de los productos importados, y de protección versus importaciones. Pero la otra es el cambio de patrón de consumo. Tenés una caída de ventas minoristas masiva en todo el sector de comercio y también en venta de consumo masivo en supermercados, pero el canal electrónico está creciendo 14,7%. Entonces hay un cambio estructural.
Antes tenías que poner un local para vender y era complejo conseguir la habilitación del local y la plata para ponerlo. Ahora si tenés un stock mínimo de lo que hacés, lo vendés en una plataforma. Entonces, tenés un comercio; lo que pasa es que el comercio es electrónico, no es como era antes. Está configurándose de otra manera distinta la forma de crear valor en la economía.
¿Qué crítica le hacías a Milei cuando le planteabas un debate? ¿Qué diferencias hay entre lo que le criticabas hace tres años, cuando era candidato, con este Milei que luego terminó haciendo cosas diferentes?
Hay algo que nunca pasó, que fue lo de la dolarización. No era una mala idea para Argentina y además era difícil desde el punto de vista práctico. Yo quería plantear ese debate en la práctica porque era el argumento principal de campaña de Milei, porque era muy seductor desde el punto de vista comunicacional. El primer año Milei arranca hablando de política en 2020 en los medios masivamente, cuando se lanza a la arena política, hablando de competencia de monedas. Incluso tiene una entrevista donde le preguntan por la dolarización y dice que no hay que dolarizar. Pero se ve que la gente que estaba en la campaña le dijo que lo que estaba explicando no era atractivo, que no se entendía, y que tirara dolarización. Milei les dijo que iba a tener que resistir un archivo, porque yo ya había dicho era una mala idea, pero le dijeron que lo dijera igual.
Habló de dolarización en un país que tenía un problema de inflación desesperante y que la gente no estaba buscando una respuesta en la economía. Y el único candidato que se autopercibía economista, porque Horacio Rodríguez Larreta dijo en medio de la campaña que no era economista. Una cosa insólita, porque la sociedad estaba pidiendo un economista que pudiera resolver el principal problema que tenía, que era la inflación. Juntos por el Cambio tenía un candidato que era economista graduado en Harvard y el tipo decía que no era economista. Lo de algunos errores de Horacio es insólito. Pero Milei sí entendió eso. Milei se puso la camiseta, dijo: “Están buscando un economista”, y le dijeron que hable de algo que tenga peso como argumento económico: dolarización. Una bomba, un misil. Y con eso ganó. Fue el principal misil, además de lo de la casta.
Lo segundo fue lo de la motosierra. Fijate que, con el argumento de la motosierra, primero le dijeron que era un animal que quería entrar a un quirófano con una motosierra. Y él dice: “Ah, ¿me joden con lo de la motosierra? Lo voy a tomar”. Era algo que era una crítica en la campaña de él, como diciendo cortar 25% del gasto público en todo. Y él dice: “Ah, dame lo de la motosierra”. Y de hecho se compra una motosierra y va a los actos con una motosierra real. Y se hace famoso por la motosierra.
Por qué el riesgo país rompió el piso de los 600 puntos y hasta dónde puede llegar, según analistas
Pero ¿cuál es el problema de la motosierra? Vamos a suponer que tenés un problema acá en el estudio o en la editorial de costos, y cortás 25% de todo. ¿Qué te va a pasar? Seguramente vas a bajar algún costo innecesario, porque seguro que lo tenías, pero también le vas a bajar 25% al camarógrafo que se te va a ir a otro canal a laburar.
Entonces, cuando vos bajás 25% de los salarios de la administración pública, bajás el del burócrata que estaba en un escritorio, pero también bajás el del profesor universitario y el del médico que está operando. Te pasa que un hospital como el Garrahan, que tenía 50 cirugías previstas, te hace 10. O te pasa que un docente universitario se te va a una universidad privada que le paga mucho mejor. Históricamente la universidad privada y la pública pagaban parecido en Argentina, salvo las de elite, pero ahora una universidad privada te paga el doble de lo que te paga la universidad pública.
Entonces, ¿cuánto dura eso? Son problemas que están mal. Esa estrategia es desesperante en un momento. Yo entiendo el contexto, y hay equilibrio presupuestario. Me parece que la segunda etapa, que sería muy interesante poder discutir con Milei, es que llegó el momento de ver qué cosas sí efectivamente valía la pena recortar de todo. Recortaste 25%. ¿Qué indicador realmente mejoró? ¿Qué indicador no se movió, no se afectó? ¿Y qué indicador se perjudicó?
Donde los indicadores de productividad del Estado, por ejemplo, la obra pública, que se bajó 90%. ¿Puede existir un país que se desarrolle sin obra pública? No, no puede existir. No hay ningún ejemplo en el mundo. Entonces, tiene que haber. Eso no quiere decir que tengas que tener una obra en la que se afanen el 50% de la obra, pero Mauricio Macri demostró que podía hacer récord de obra pública, como hizo en 2017, que fue récord de venta de asfalto, récord de muchos materiales de construcción que tienen que ver con la obra pública, y sin embargo gastó 40% menos de lo que había gastado Cristina Kirchner en 2015. Sí podés hacer obra pública sin chorear. El modelo de “no hago ninguna obra pública, ahorré”, no es un modelo. No sos más eficiente porque gastás menos; sos menos eficiente porque gastás menos en cosas que sí eran necesarias, pero también dejaste de hacer cosas que había que hacer.
En síntesis, aquello que vos le criticabas que no se podía hacer, finalmente no lo hizo. Y aquello que vos le criticabas que no había que hacer y que sí hizo, es necesario que lo corrija.
Absolutamente. Y él, inclusive, va a una filosóficamente que está en la discusión hacia adelante más importante que se viene en Argentina, porque filosóficamente no cree que tenga que haber Estado para ninguna actividad. No cree ni siquiera que tiene que haber obra pública.
¿Se lo vas a volver a llevar? ¿Le proponés el debate nuevamente en la Facultad de Derecho?
Ojalá pudiera haber otro debate en algún momento. Por supuesto, él tiene un rol presidencial ahora, que no tiene comparación con la discusión. En ese momento éramos los dos diputados, los dos estábamos discutiendo una propuesta para sacar a la Argentina del problema que tenía. Entonces, ese debate tenía una razón de ser. Obviamente, a mí me encantaría discutir con el presidente de la Nación ahora de economía, como me encantaría discutir con su equipo económico también, pero hoy las condiciones no son las que eran cuando estábamos los dos en la misma mesa. El debate enriquece, aunque sea a la distancia.
TV
También te puede interesar
-
El Tesoro aumentó sus depósitos en dólares: “Este movimiento fue para pagar el vencimiento de intereses del FMI”
-
El sector privado se acomodó a un dólar a $1500, aunque exige más competitividad
-
Daniel Sticco sobre el final del ruido electoral: “Se empezaron a ordenar las variables”
-
Pablo Ferrari: “La dolarización es posible, pero sometería a la Argentina a una rigidez que generaría más desempleo”