Miguel Ángel Pesce sobre datos de crecimiento: “Cayó industria y subió pesca y finanzas que no generan empleo”
El expresidente del Banco Central advirtió que “es riesgoso para una sociedad democrática que la economía crezca sin reflejar bienestar ni empleo”. “Se perdieron más de 200.000 puestos de trabajo”, denunció.
“El crecimiento está siendo desigual”, advirtió Miguel Ángel Pesce al analizar los últimos datos del INDEC en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190). Señaló que el mayor aporte al PBI provino del sistema financiero y de la pesca, sectores que “no generan más empleo, al contrario”, mientras que “la industria cayó” y la economía todavía muestra “menos empleo, gente que tiene que usar la tarjeta para consumir” y “más de 200.000 puestos de trabajo perdidos”. Frente a la controversia sobre las cifras, sostuvo que, por ahora, “son pocos datos para poner en cuestión al sistema estadístico”, pero alertó que es “muy riesgoso que la economía crezca sin que eso refleje bienestar en la población”.
Miguel Ángel Pesce es economista, egresado de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Se desempeñó como presidente del Banco Central de la República Argentina entre 2019 y 2023; anteriormente ejerció como vicepresidente de esa entidad desde el año 2004 hasta el 2015. Además, en la función pública fue secretario de Hacienda y Finanzas de la ciudad de Buenos Aires y director de la Unidad de Información Financiera.
¿Cuál es tu impresión respecto del resultado tan negativo que mostraron los balances de los bancos privados en el último trimestre?
Por necesidad del proceso preelectoral se decidió subir los encajes, subir las tasas. Esto provocó subas en las tasas de interés, esto afectó a la economía real, pero también afectó a los balances de los bancos. Así que no llama la atención que esto esté sucediendo. Por otra parte, la disminución de la nominalidad de las tasas también va a traer dificultades a los bancos. Es positivo que disminuya la nominalidad porque eso quiere decir que está bajando la inflación, pero esto va a traer dificultades a los bancos también, que van a tener que revisar sus estructuras de costos.
Lo que llama la atención es que no estamos hablando de bancos pequeños los que han presentado estos balances. Son bancos grandes, que habitualmente tienen niveles de eficiencia muy altos. Y esto se ha debido fundamentalmente a lo que hablábamos antes: a que se contrajo la capacidad de crédito y de liquidez en el mercado por la coyuntura antes de las elecciones.
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El spread es la diferencia entre la tasa que paga el banco al depositante y la que cobra el banco a quien toma el crédito. Y uno podría decir que si hay una inflación del 100% anual, bueno, el spread a lo mejor puede ser del 10%, mientras que si la inflación es del 10, el spread puede ser del 2. Una inflación más alta “disimula” el porcentaje, pero esa diferencia entre el 2 y el 10 es toda la ganancia del banco.
Es peor en el caso de los bancos que en el caso de los comercios, porque lo que mueve el negocio de los bancos es el dinero. Entonces, los spread nominales altos pueden encubrir algunas situaciones de ineficiencia. Ahora, insisto: no han sido bancos pequeños, sino bancos grandes los que han presentado estos balances. Y no me extraña que hayan sido también los bancos que han sido más agresivos en otorgar créditos al inicio de la desaceleración de la inflación. Esta situación empeoró para aquellos que decidieron prestar luego de la devaluación y del ajuste violento que se provocó.
¿Lo que decís es que cuando la inflación comenzó a bajar en el año pasado, luego del crecimiento que tuvo al principio, empezó a haber aumentos de préstamos a una tasa más baja porque la inflación iba bajando. Pero luego, en el último trimestre, el Gobierno aumentó las tasas enormemente, creando iliquidez; entonces tenían que pagar tasas del doble de lo que cobraban a créditos que habían otorgado antes?
Claro. Y además, es un gobierno liberal: debiera dejar que los bancos decidan cuál es el encaje, cuál es el dinero que no prestan y que mantienen inactivo en sus cuentas. Pero no: fue una decisión política aumentar los encajes. Cuando vos aumentás los encajes, los bancos pueden invertir menos.
Entonces, un banco que venía acelerando en los préstamos, en un momento le decís: “Ahora ya no podés prestar más”. Y eso provoca estrés en los balances de los bancos. Que es lo que yo creo que ha sucedido con los bancos más grandes. Hay que analizar en profundidad los balances, pero, en principio, esto es lo que ha sucedido. Los bancos que aceptaron el desafío de prestar más, lo que les terminó ocurriendo en el trimestre que están presentando balance ahora, es que les aumentaron los encajes, no les dejaron prestar lo que venían prestando, y esto les generó estrés en los balances y estos niveles de pérdida.
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¿Puede ser que los bancos internacionales que se fueron hayan visto esto a largo plazo? Porque una cosa es la coyuntura preelectoral en la que el Gobierno aumentó enormemente los encajes. Pero digo: vos estás planteando algo más de orden estructural. Que, cuando la inflación baje, el problema de los bancos va a ser que el spread se va a reducir. Y por lo tanto, la Argentina, como mercado financiero, a lo mejor no soporta tantos bancos. ¿Y lo que estaban viendo el HSBC o el Banco Itaú, entre otros, y por eso vendieron, es que en un futuro de Argentina con una inflación mucho menor su negocio se va a complicar? ¿Es correcto?
No. En los dos casos más notorios, que son HSBC e Itaú, fueron decisiones globales que han tomado los bancos de retirarse de regiones. Las exigencias de capital que están teniendo los bancos son muy grandes. Estas exigencias de capital se potencian cuando tienen riesgo fuera de los países donde tienen sus casas matrices. Entonces, tienen que capitalizar más. Esto es lo que llevó a la venta del Itaú y a la venta del HSBC. Y por otro lado, vos tenés bancos argentinos que necesitan crecer en tamaño, porque el negocio bancario es un negocio de volumen. La Argentina tiene una cantidad de bancos muy grande: tiene 70 instituciones bancarias, y todos los bancos tienen que ganar terreno para mejorar el volumen de negocios. Ahora, todo el mundo está esperando que, al revés, que el negocio bancario prospere en la Argentina, porque el nivel de crédito en términos de producto y demás es muy bajo.
Por eso hay quien se retira por cuestiones de estrategia de las casas matrices, pero hay quien compra esos bancos porque están viendo que ahí hay un negocio potencial a futuro, cuando la Argentina no solo estabilice sus precios, sino que comience a crecer. Vos sabés que yo vengo insistiendo en que la restricción que hemos tenido al crecimiento han sido nuestras exportaciones, que se estancaron en el año 2011 y, a partir de ahí, comenzaron a caer. Pero todos estamos con la perspectiva de que en el año 2030 vamos a pasar de exportar 80.000 millones, como estamos exportando ahora, a 130.000 millones, fundamentalmente debido a la exportación de hidrocarburos y minería. Pero bueno, si hacemos las cosas bien en hidrocarburos y en minería, yo creo que esto va a suceder.
Pero si hacemos las cosas bien, también podríamos crecer en industrias del conocimiento, podríamos crecer en exportación industrial y en productos regionales, en muchas cosas. Pero para eso se necesita una estrategia exportadora y que el país entero esté detrás de esa estrategia. Exportar es muy difícil, y no pueden encarar los negocios solamente las empresas. Muchas veces necesitan el apoyo del Estado. Y en esto tenemos ejemplos como el caso de Chile: el Estado chileno está detrás del apoyo a sus empresarios para que aumenten y sostengan sus exportaciones.
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Esto es algo fundamental, que de alguna manera se contradice con la visión de fondo del Gobierno. Y también, bueno, esto que está pasando ahora de que las empresas cierran para elegir un programa importador. Algo que ya hemos visto muchas veces y que tiene costos sociales muy importantes. Empresas como Whirlpool, que habían abierto plantas en el Gran Buenos Aires sin subsidios para producir bienes de consumo masivo, terminan despidiendo personal.
Entonces, yo creo que la Argentina va a tener más exportaciones, va a poder crecer. Pero sería muy importante que también hubiera un plan industrial y un plan de apoyo a las exportaciones para que esto no fuera solo petróleo y gas. Hay un caso que esperemos que ahora prospere, que es la producción de urea. Argentina y nuestro principal socio, Brasil, los dos importamos urea; tenemos el gas para producir la urea. Sería muy importante que la planta de Profertil, de la cual YPF es dueña, desarrolle ese proyecto.
Del mismo modo que hubiera sido importante que el Estado hubiera estado detrás del desarrollo de la infraestructura de exportación de hidrocarburos. Dentro del gasoducto Néstor Kirchner estaban previstas tres plantas presurizadoras que decidió el Estado no hacerlas. Las van a hacer los privados, pero los privados piden el RIGI, y entonces se tardan meses en aprobar ese proyecto. Y ese proyecto permitiría que nosotros, el año que viene, ya estuviéramos en autoabastecimiento de gas. Me fui a este tema de la importancia de que el Estado también colabore en el desarrollo económico.
Vos mencionaste 70 bancos. Yo recuerdo que, al fin de la convertibilidad, se decía que había demasiados bancos en la Argentina, y que la discusión era que debería haber menos bancos. ¿Hay algo alrededor de eso, o estoy nostálgico en la pregunta, de si finalmente lo que pasaba es que había demasiados bancos para el tamaño de negocio que la Argentina tenía?
Nosotros tuvimos dos momentos de regulación financiera fallidos. Uno fue durante el gobierno de Martínez de Hoz, cuando se cambia la ley de entidades financieras, y otro fue a principio de los ‘90, donde se le permitió a muchos actores entrar en el mercado bancario, que es un mercado complejo. Igual que en el sistema de pagos. Hoy estamos con empresas prestadoras de servicios de pago sobredimensionado. Esto fue un error que se cometió en la gestión anterior a la mía en el Banco Central. Todos esos procesos debieran ser más lentos. Cada mercado tiene idiosincrasia. Pero lo que uno ve es que tanto en Brasil, en Uruguay, en Perú, en Chile, en Canadá, la cantidad de bancos en proporción al producto, a la población y demás es menor que en la Argentina.
Eso no quiere decir que los bancos pequeños no pudieran desarrollar negocios de nicho, especialmente en un país federal y extendido como el nuestro. Pero en un negocio que cuenta cabezas, que cuenta por el volumen en el cual se mueve, que se está tecnificando, donde ya hemos tenido el impulso de internet, de la banca celular, y ahora seguramente la inteligencia artificial va a hacer su aporte en la definición de los rankings de los clientes y demás, indudablemente se va a necesitar volumen y vamos a tener un proceso de concentración de los bancos en nuestro país.
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Me contaban en una conferencia sobre inteligencia artificial y finanzas que bancos como el JP Morgan, por ejemplo, tienen 150.000 personas, dividido en 50.000 personas que hacen análisis de riesgo, 50.000 personas que hacen atención al cliente y 50.000 personas que hacen tareas informáticas para que los otros puedan desarrollar, con plataformas, todos estos tipos de actividades. Y que con la inteligencia artificial, de esas 150.000 personas van a quedar 15.000. ¿Creés que otro gran fenómeno que va a suceder con los bancos es un cambio copernicano en cuanto a la cantidad de personal que van a necesitar para esa escala?
Sí. Pero yo ahí te voy a dar información que ya es pública, porque llama la atención. Y justamente es el JP Morgan. El JP Morgan, hace pocos años, tenía nada más que 1.800 empleados en la Argentina, y ahora tiene 3.400 empleados en la Argentina. ¿Por qué ocurre esto? Es una decisión de mercado del JP Morgan.Porque la calidad profesional de los argentinos es muy alta.
Acá tienen empleados: gente de sistemas, abogados, economistas, de todo el sistema de back office del JP Morgan han decidido radicarlo acá en la Argentina, que tiene una ventaja geográfica, y es que estamos prácticamente sobre el uso horario de Nueva York. Entonces, ahí tenemos una ventaja sobre la India o sobre otros países que también tienen buena calidad de profesionales y a precio más barato de lo que los podrían contratar en Europa o en Estados Unidos.
Así que, otra vez, necesitamos apoyo. O sea, que el Estado entienda esta cuestión, que la Argentina tiene ahí un renglón competitivo. Y esto tiene que ver también con que 100 años de universidad pública en la Argentina, este sistema que tiene la Argentina, de incorporar estudiantes y de producir profesionales, tiene que dar efecto, y está dando efecto. Entonces, si bien indudablemente el avance tecnológico va a restringir la oferta de trabajo de las empresas, la Argentina está demostrando que está muy bien posicionada para poder enfrentar ese desafío.
Ahora, lo que falta es que no lo terminemos arruinando: jodiendo a la universidad pública, que es la que provee esos profesionales; afectando a la investigación y desarrollo, que son elementos sustanciales para que después se puedan dar estos fenómenos tan interesantes de que un país periférico, como la Argentina, termine siendo elegido por grandes multinacionales para radicar acá sus áreas de back office. Y no es que esto ha ocurrido en el último año.
Esto viene ocurriendo desde hace más de cinco años. Son procesos largos que vienen ocurriendo y que han ocurrido en el gobierno kirchnerista, en el gobierno de Macri, ahora en el gobierno de Alberto Fernández. Son procesos que demuestran que hay una sustancia, hay una estructura, que es valiosa para las empresas, y la Argentina puede sacar ventaja de estos cambios.
Apareció hace pocos días la corrección, por parte del INDEC, respecto de lo que era caída de la economía y pasó a ser crecimiento de la economía. Y se generaron una serie de discusiones alrededor de si está bien medido el crecimiento de la economía o no. Después de que venían números mensuales y trimestrales de caída, de repente en el acumulado apareció crecimiento. ¿Cuál es tu propia opinión respecto del grado de certeza que reflejan esos números del índice y si realmente hay crecimiento o, por el contrario, hay recesión?
El crecimiento está siendo desigual. Y acá viene una de las paradojas: el mayor contribuyente al crecimiento del producto en el último mes fue el sector financiero. Porque el crédito no dejó de crecer y la propia estructura del sistema permitió que, como se mide el producto, creciera. Ahora: del otro lado tenés a los bancos dando pérdidas.
Entonces, que la economía crezca no te está explicando todo lo que está sucediendo al interior de la economía, más en una economía diversa como es la Argentina, y más en una economía desigual, como es la Argentina. Parece contradictorio que la economía no haya entrado en recesión y la sensación térmica que hay es que hay menos. Bueno, sensación térmica y datos objetivos: hay menos empleo, la gente tiene que utilizar la tarjeta de crédito para consumir, y demás.
Y esto tiene que ver con que estamos en una sociedad desigual. Desigual en su distribución del ingreso, pero también desigual en el modo en que está creciendo. Y también las correcciones que ha hecho el INDEC sobre los meses anteriores tampoco son tan grandes. No es que pasamos de una caída de cinco puntos del producto intermensual a un crecimiento del 0,5. Estaba en el margen de error que tiene todo sistema estadístico, que te diera pérdida o que te diera ganancia.
Ahora, sí: es muy riesgoso para una sociedad democrática que la economía crezca sin que vos tengas un reflejo en el empleo y en el bienestar de la gente. Porque, por muchos que fueran a los que les va bien, pongámosle que al 40% de la sociedad le vaya bien y al 60% le vaya mal, para tomar datos electorales, también encarna un riesgo de inestabilidad social en un gobierno democrático.
Así que me parece que no solo hay que cuidar el crecimiento. La Argentina va a poder crecer cuando empiece a incrementar sus exportaciones. Pero hay que ver cómo crecemos. Si crecemos creando empleo, si crecemos desarrollando las industrias del conocimiento, si crecemos aumentando nuestras exportaciones industriales, o si solo vamos a crecer gracias al petróleo y al gas, que no generan derrame en el resto de la sociedad en lo básico, que es la creación de empleo.
A ver, entonces: vamos a terminar generando sectores superrentables en hidrocarburos, en minería, y esto no va a significar una mejora de la calidad social. Y hay muchos países en el mundo que exportan commodities y que tienen sociedades muy injustas desde el punto de vista económico. La Argentina siempre ha hecho esfuerzos por esquivar ese camino. Bueno, esperemos que podamos conducir el crecimiento de tal manera que no solo signifique que el dato estadístico te da que creces, sino que también los datos sociales te dan que estamos mejor.
Vos decías que los resultados indicaban que había caída del producto bruto, eran pequeños,y que ahora, cuando se hace el trimestre completo, ¿no te genera desconfianza que de repente pase a ser positivo, porque lo que era negativo en el pasado era muy poco negativo? ¿Te estoy entendiendo bien?
Sí. Mirá, poner en cuestión las estadísticas del INDEC. Yo creo que hay que seguir observando. Yo no creo que estemos en condiciones, con los datos que tenemos, de poner en duda los datos del INDEC. Y hay un dato básico: la industria cayó. Hubo una caída del 1% del producto. Y lo que creció fue pesca y sistema financiero. Esos son los que hacen el aporte para el crecimiento del producto el último mes. Bueno, son sectores que no generan más empleo, al contrario. Son sectores que están generando poco empleo en su crecimiento.
Pero yo creo que son pocos datos para poner en cuestión al sistema estadístico. Sigamos viendo. Y esto tiene una explicación económica: que la sensación térmica de la economía no se condiga con estos datos de que hay un crecimiento económico. La Argentina, para el año 2024, estaba en condiciones de crecer, y se aplicó un programa de ajuste muy fuerte, y terminamos teniendo una pérdida importante de producto.
Es lógico que parte de esa pérdida importante de producto del año pasado la recuperemos este año, sin que eso signifique que crezcamos y sin que eso signifique que haya mayor empleo. De hecho, hay mucho menos empleo. Hemos perdido más de 200.000 puestos de trabajo, y la pérdida de trabajo formal en el sector privado triplica la caída de trabajo en el sector público. Entonces, esto nos dice que hay algo que no está funcionando bien. Ahora, me parece que hay que esperar para cuestionar las cifras del INDEC como que hay falsificación de esos números.
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