Reconfiguración política

Pablo Touzón: "Kicillof debe enfrentar al dragón, no puede ser amigo de Cristina"

El politólogo advierte que “la competición con Cristina es imposible” y que Kicillof deberá enfrentar a la ex presidenta para evitar repetir la “unidad tóxica” del Frente de Todos.

Pablo Touzon Foto: Gentiliza Pablo Touzón

Para Pablo Touzón, Axel Kicillof enfrenta un dilema que define su futuro político: romper con Cristina Kirchner o repetir la “unidad tóxica” que hundió al Frente de Todos. En Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190), el politólogo afirmó que el gobernador vive “un oxímoron”, y advirteió que, si quiere proyectarse, deberá asumir el desafío central del “camino del héroe”: “En un momento hay que matar al dragón. No es que hay que hacerse amigo”.

Pablo Touzón es licenciado en ciencias políticas por la Universidad de Buenos Aires, analista y consultor político, cursó estudios internacionales en la Universidad Torcuato DiTella, es autor junto con Martín Rodríguez, del libro La grieta desnuda, el macrismo y su época; y fundador y editor de la revista digital Panamá

Planteábamos hoy después del acuerdo en la legislatura bonaerense de que se puede endeudar Kicillof, una especie de el clásico camino del héroe sería, de cómo tiene que ir venciendo etapas que si lo para llegar a poder ser un candidato presidencial. En la material con la cantidad de dinero de crédito parece asegurar los 2 años de autonomía de Milei macroeconómica constante, pero quedan ahí las discusiones respecto de qué hacer con su lucha con Cristina Kirchner, que no lo quiere a él como candidato, algunos dicen que lo prefiere a Massa. ¿Cuánto la presencia de Cristina Kirchner  tiene un efecto tóxico sobre la candidatura de Kicillof a nivel nacional, si lo lograse? Y al mismo tiempo, ¿cuánto él hace para tratar de mantener dentro de su propio caudal electoral los votos de Cristina Kirchner? 

A ver, vos hablas del camino del héroe. También de Joseph Campbell. En un momento hay que matar al dragón. No es que hay que hacerse amigo; eso, en todo caso, viene después, cuando uno pega el retorno. Yo creo que todos los intentos que se iniciaron en el peronismo desde el fin del primer gobierno de Cristina, sea Scioli, sea Alberto Fernández, sea el Frente de Todos en su conjunto como experimento, incluso sea en esta elección, esta unidad que fue derrotada en octubre, la posibilidad de esa competición con Cristina es imposible. 

Obviamente que el posibilismo reinante, y reinante en el peronismo hace muchos años, te va a decir que la ruptura implicaría una candidatura de esa parte y automáticamente una partición que genera que gane Milei, en este caso, o el que sea que lo enfrente al peronismo. El problema está en que, en ese razonamiento, la torta sobre la cual se cortan y se miden esos espacios es cada vez más chica. Es como una empresa que, para no tomar las decisiones que tiene que tomar, finalmente lo único que hace es achicarse.

Sobre el general del conjunto del país, fijémonos dónde está el kirchnerismo hoy: en muchas de las provincias, dónde existe, dónde no existe, dónde la entropía lo va comiendo. Y esa entropía solamente creo que puede, con la dificultad del caso, porque está presa Cristina, y eso también lo hace todo mucho más complejo, pero es que alguien simplemente le gane a Cristina; que declare que la conducción del peronismo que dura fracasó. Me parece que la solución más simple tiende a ser la buena. En este caso, simplemente, si uno puede evaluar que los últimos diez años fue mayormente una gran organizadora de derrotas, como decía Trotsky de Stalin, pero en lo general del balance del peronismo y unas ideas que hoy, claramente, visto el resultado electoral, lo interpelan. Y comparado con lo que salió, que sacó en septiembre el peronismo.

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Como diciendo: hay una variable empírica. Si vos sos un intendente del peronismo, decís: “Bueno, yo cuando fui a la nacional perdí y cuando fui solo gané”. O sea, ni siquiera hace falta que sea hipotético eso. Me parece, que la solución pasa por ahí. Que no es solamente una separación de liderazgo, sino también alguna de las ideas. Pero supongamos que las ideas de Cristina y Axel son muy parecidas, pero claramente la estructura de la conducción política no puede quedar ya más ahí. Me parece que es medio básico.

¿Podrá creer Kicillo que en realidad el dragón ya fue extinto al estar presa?

No se le va a creer a ningún peronista que no se pone la 10 y sale a plantear un cambio de época. Y para eso casi deberían, si estuviese existiendo, tener que volver a resucitarlo para hacerlo. Esta idea de herencia que subyace desde la época de Scioli, además subestimándola mucho a Cristina, pensando que le pueden meter un poco la mano sin que se dé cuenta. Esta idea: “Bueno, eventualmente la justicia va a terminar haciéndome el caldo gordo”. No funciona, porque fijémonos ahora quién es el presidente del Partido Justicialista bonaerense: Máximo Kirchner. O sea, está ahí, hoy por esto sigue ahí.

No tiene una salida que no sea finalmente romper esa unidad que fue tan tóxica, la verdad, que generó un gobierno, no solo malísimos resultados socioeconómicos, sino que no funcionaba esa unidad. Y uno diría: “Bueno, una vez que cayó el gobierno del Frente de Todos, vino Milei, lo más probable es que se rompiese”. Y sin embargo, siguió en esa toxina. Y todo indica que en el 27 hay posibilidad de que alguien diga: “Bueno, sigamos, sigamos”. La misma foto de siempre, es como una cosa que, me parece, si veo que si uno tuvo malos resultados electorales sistemáticos y el gobierno, tiene que cambiar la fórmula que lo llevó ahí. Me parece una cosa tan obvia. 

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Entonces, ¿cómo hacés para ganarle porque está presa y, por lo tanto, no compite?

Supongamos: Kicillof ganó el desdoblamiento. Ganó su idea, su idea resultó ganadora. Y terminó siendo exitosa. La pregunta es: ¿seguirá esa idea? ¿El desdoblamiento llegó para quedarse o no? O sea, ¿el peronismo bonaerense le sacará el banquito al kirchnerismo en la elección del 27? Es un problema para Kicillof también eso eventualmente, porque Cristina no va a ser candidata. Pero digo: hay una parte ahí, una emancipación, que ya uno diría que no creo que vuelva hacia atrás.

No es ideológico el tema: es de conducción política. Kicillof es el que más mide del kirchnerismo hoy. Si esto tuviese visos de mayor racionalidad o de inteligencia colectiva en el liderazgo de Cristina, debería ser ya el candidato Kicillof. No se entiende bien si las ideas son medio parecidas. Y si siempre fue como el Benjamín del pensamiento económico de Cristina, incluso de su gobierno. ¿Por qué ahora está a tal nivel de ruptura? Y lo digo sin cinismo,  no se entiende colectivamente cómo funciona eso.

Pero supongamos que preferían ir con el que la enfrentó en 2013 y decía que había que meterla la presa, como estandarte de la unidad. Una unidad sostenida seguramente con motivos diurnos y nocturnos entre Massa y el kirchnerismo. Entonces, no se puede explicar a la ciudadanía. Massa ya no es el que fue; en ese sentido, después de haber sido ministro, ya no puede ser el hombre de la racionalidad económica vis a vis el bolivarianismo del otro lado. Ese ropaje no le cabe.

¿Y a nivel del oficialismo se está sobrevalorando el triunfo del 40% contra el 35 del peronismo?.

No, yo creo que por esto que estamos hablando, no. O sea, quiero decir: si es por el número neto, sí. Pero es tanto el nivel de atomización política alrededor de él, que cuando uno dice hegemonía, es una hegemonía de este siglo, de esta etapa de siglo, que es todo muy atado con alambre. Todos son olas cortas. No es una hegemonía como podría decir la de Kirchner en 2005 o 2006. Pero es verdad que a veces daría esa sensación de que el electorado entiende que la Argentina se maneja solamente con períodos así como de hegemonía. No sirve el empate este republicano en el que estamos con la grieta, más o menos desde la época de Macri, o sea, desde el 2013, cuando fracasa el 54%,  y finalmente el sistema entra en una especie de empate crónico.

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Pero frente a esas hegemonías sin duda más sólidas que esta, la oposición se unió. En esta pseudohegemonía la oposición se disgrega.

Es que está el problema del kirchnerismo. En los 90, por ejemplo: sí, se unió después, pero antes se inventó el Frente Grande, que efectivamente enfrentó al radicalismo de la Coordinadora. No es que de movida la oposición a Menem era el viejo alfonsinismo. De hecho, el viejo alfonsinismo era bastante acuerdista, y así llega el Pacto de Olivos. Había un sector que fue nuevo.

¿Por qué no se crea?

Yo creo que hay una parte de la política que sospecha que esto era más tangencial, que era un poco más excepcional. Entonces, los incentivos para renovarse eran menores, diciendo: “Bueno, esto vuelve a los profesionales, porque eventualmente esto va a fracasar”, porque además era un poco el clima no solamente del círculo rojo, sino en general de lo que eran los últimos meses antes de la elección. Un gobierno que parecía que se escurría por la bañadera, hasta que apareció y vino la mosca libertaria, pero hasta que no vino el rescate americano y el rescate que le hizo el pueblo argentino, finalmente con la elección, y estamos en esta estabilidad... Y todos los sectores eran para electorales. Eran escenarios de gobernabilidad.

¿Y cuándo empieza el ciclo electoral?

Estamos en diciembre de 2025. Más o menos en el verano del 2027. O sea, queda un año. En ese proceso, uno diría: ¿qué van a tratar de hacer? ¿Armar una oposición nueva o más bien sobrevivir, asumiendo que este ciclo continúa y todos tienen reelección? Y diciendo: “Bueno, el que quiera ir, que vaya”. Hoy toda la política está procesando, incluso parte de la sociedad, como si fuese así. Pero bueno, así como todo se acortó, también se acortan estos procesos. Estos procesos también de euforia suelen ser más cortos. Veremos qué sucede, pero hoy la política está diciendo “No tengo ni tiempo”.

Si yo me tuviese que poner a pensar una alternativa opositora real y contundente para un balotaje y tengo un año, uno diría: la tendencia sería decir “Bueno, sobrevivamos, sobrevivamos”. Y ese escenario le conviene a Milei. Efectivamente, por eso cuando digo hegemonía lo digo más en una clave mirando alrededor, no en sí ni en el programa económico ni en el programa político en sí: es cómo le quedó la pelota en la cancha. Medio que lo favorece mucho.

A ver, otro actor social: me dicen que algunos sindicalistas, que tienen mucha experiencia, esperan fumando bajo el agua que salga la reforma laboral y que en el otoño próximo empiece a verse una fatiga de los materiales y que la pérdida de calidad de vida vaya produciendo un efecto en el que sea la calle la que produzca la reacción y no la alternativa de un Cambiemos o de una Alianza. ¿Imaginarse eso posible? Podría ser. Hay una parte donde el modelo de Milei no tiene resolución. O sea, nada implica que en los próximos dos años eso sea distinto.

 

RM/DCQ