Mercado activo

Reforma bancaria prioritaria sobre laboral: análisis del economista de Milei

La iniciativa busca modernizar y flexibilizar el régimen laboral, con el objetivo de reducir la informalidad y fortalecer la seguridad social. Así, el Gobierno nacional planea presentarla en el Congreso antes de fin de año.

Mariano Fernández Foto: X @UCEMA_edu

El gobierno del presidente Javier Milei y su espacio político La Libertad Avanza busca modernizar y flexibilizar el régimen laboral, abarcando vacaciones fraccionadas, licencias, sanciones y contratos con sindicatos. Sobre estas medidas, el economista Mariano Fernández advirtió en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190): “Antes de pensar en estos cambios, lo urgente es garantizar la estabilidad del sistema y la previsibilidad para todos".

El economista Mariano Fernández fue profesor de macroeconomía y microeconomía en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y docente adjunto en Finanzas Internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella. Se desempeñó como asesor en el Ministerio de Economía durante la presidencia de Carlos Menem, bajo la supervisión de Carlos Rodríguez. Aunque en el pasado mantuvo una relación cercana con el presidente Javier Milei, se distanció y advierte que el plan financiero del gobierno “está colapsado”, proyectando además riesgos de default.

Recién entrevistamos a José Octavio Bordón, expresidente del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), quien afirmó que al presidente Javier Milei lo salvó más la geopolítica que la economía, señalando que fue “mejor geopolítico que especialista en economía”. ¿Puede sostenerlo en materia económica? 

Creo que hay que analizar esto desde dos perspectivas. Por un lado, hay factores que son independientes de quién ocupe la Casa Rosada en Argentina y que podrían implicar cambios en la estrategia del gobierno de Estados Unidos. La pregunta es si estas decisiones responden a un capricho de un presidente estadounidense con características muy distintas a las habituales —más autocráticas y menos democráticas— o si forman parte de un esquema estable. En ese contexto, la duda es si este nuevo entorno geopolítico que rodea a Argentina es sostenible en el tiempo. Sin duda beneficia a Javier Milei, pero también genera numerosos interrogantes que todavía no están resueltos.

Conocés al Javier Milei que aún no era presidente, al Javier economista. Ahora, tras las elecciones, su actitud de mantener sin cambios la política cambiaria: ¿es real o creés que se trata de una coyuntura temporal hasta la aprobación de las reformas, momento en el que podría modificar su política? ¿Cuál es tu perspectiva?

La buena noticia es que no vemos a un Javier Milei tan eufórico ni tan desequilibrado como cuando asumió la presidencia. Aun así, hay que tomar todo con cautela. Dentro de esa “buena noticia” persisten algunas obsesiones de Milei: mantener el sistema de bandas cambiarias, sostener el CEPO y asegurar un superávit y equilibrio fiscal mediante reducciones transitorias del gasto. En otras palabras, varios elementos de la política económica no han cambiado.

Lo que sí cambió es que Argentina recibió un nuevo salvataje: si hace seis meses se había contado con el respaldo del FMI, ahora se suma un apoyo financiero de Estados Unidos. Desde el punto de vista macroeconómico, la política sigue siendo sustancialmente la misma. La gran incógnita es cómo se materializarán estos cambios y, sobre todo, cuál es el soporte institucional que los respalda. Si se repiten errores similares a los cometidos en el acuerdo con el FMI, es probable que en seis u ocho meses surjan nuevamente problemas. Será clave ver hasta dónde alcanza el swap de monedas y la garantía que se negocia con el sistema de operaciones de mercado abierto de la Reserva Federal.

Lo que señalo es que ninguna de estas medidas aparece como permanente ni cuenta con el respaldo institucional que deberían tener acuerdos monetarios de tanta importancia. Esto genera preocupación, incluso alarma, porque podría terminar muy mal si no se manejan correctamente, y hasta ahora no hay señales de que se esté haciendo bien.

El acuerdo marco se sostiene sobre tres pilares: El primero es un acuerdo comercial, cuya implementación llevará tiempo. Los acuerdos comerciales requieren coordinación en políticas fiscales, monetarias, arancelarias y paraarancelarias, además de inversiones conjuntas y ajustes en el sistema productivo y fiscal. Desde el punto de vista político, este acuerdo está mal manejado, ya que la única garantía parece ser Trump desde Estados Unidos y Milei desde Argentina.

El segundo pilar es el SWAP de monedas. Si bien puede servir para situaciones coyunturales, los 20.000 millones de dólares involucrados se podrían agotar rápidamente si comete errores o surge algún escenario internacional adverso. 

El tercer punto es la garantía sobre la deuda pública. Gran parte de la deuda argentina es de corto plazo, y lo que el país necesita es una reestructuración que amplíe los vencimientos y alivie la presión sobre el sistema financiero local frente a escenarios de incertidumbre. La garantía actual es temporal y carece del respaldo institucional que tuvo, por ejemplo, el Plan Brady en los años 90 o el salvataje a la economía mexicana, que contó con un marco político amplio.

Mi temor radica en el péndulo, un doble péndulo que combina la naturaleza pendular histórica de Argentina y la de Estados Unidos. La duda es qué sucederá cuando Trump deje la administración: ¿se mantendrán los compromisos? ¿O el acuerdo comercial quedará atrapado en una negociación interminable que no llegue a nada? Condicionar estos acuerdos únicamente al signo político de un gobernante me parece un error grave.

Si lo entiendo bien, lo que estás diciendo es que el apoyo del Tesoro y el swap funcionan como un “bombero” temporal, pero lo realmente importante es que Argentina pueda volver a los mercados. Es necesario que el riesgo país baje lo suficiente para renovar la deuda a largo plazo, distribuida en varios años, y aliviar los vencimientos concentrados de los próximos dos años. Para lograrlo, lo clave es que Argentina genere confianza en los mercados de deuda voluntarios; de lo contrario, aunque reciba ayuda, el país seguirá enfrentando problemas.

Hay un indicador que debería llamar nuestra atención. Si el plan de garantías de títulos y el SWAP, las dos patas financieras del salvataje, fueran completamente eficientes, el riesgo país de Argentina debería acercarse a los niveles de Chile. Pero no es así. En medio del escenario de corrida, el riesgo país llegó a 1.000 puntos, y hoy se ubica entre 550 y 650 puntos básicos sobre la tasa de interés. Esto indica que, de salir a los mercados internacionales, Argentina estaría renovando deuda con tasas entre el 8% y el 9%, lo cual sigue siendo muy caro.

El mercado parece estar ajustando, reconociendo que aún faltan medidas o que algunas se están implementando de forma insuficiente para garantizar previsibilidad de largo plazo en la renovación de deuda y en la inserción financiera. Si no se corrigen estos aspectos, la consecuencia será volver a salir a los mercados de capitales a un costo elevado. Cualquier crisis podría disparar nuevamente el riesgo país hasta 800, 900 o incluso 1.000 puntos básicos.

¿Cuáles creés que son las posibilidades de que Argentina llegue con éxito al 2027? ¿Y qué chances ves de que el escenario termine mal, como mencionabas antes? ¿Cómo evaluarías la probabilidad de uno y otro resultado?

Si analizo la coyuntura, en Argentina la visión macroeconómica suele ser muy limitada. Antes de las elecciones, el horizonte era de apenas tres meses; hoy se extiende un poco más, pero no veo más allá de 7 u 8 meses. Desde lo coyuntural, el país enfrenta una recesión profunda, con efectos sobre el empleo y el crecimiento, especialmente en los primeros seis meses. Mantener el esquema de bandas cambiarias y el CEPO restante puede generar nuevamente problemas en la cuenta corriente dentro de ese período, reproduciendo la situación de septiembre y octubre de este año.

La recesión también impacta en la recaudación fiscal. Además, los ajustes transitorios del gobierno, vía obra pública y jubilaciones, no son sostenibles. Argentina requiere reformas profundas del Estado y del sistema previsional, que impliquen definir claramente los mecanismos de financiamiento y negociaciones complejas.

Durante ese tiempo, habrá cierta calma en los mercados financieros. Algunos sectores, especialmente el bancario, podrían seguir operando gracias al alto spread de tasas y la emisión de deuda corporativa, generando entrada de dólares. Pero el interrogante es si este escenario se sostendrá más allá de ese período.

Normalmente, el tipo de cambio en Argentina está atrasado. Te lo planteo de manera más binaria: para que el riesgo país baje a 300 puntos y se resuelva el problema de la deuda, ¿qué resulta más determinante? ¿Las reformas laboral, tributaria y eventualmente previsional que apruebe el Congreso, o la modificación del sistema cambiario mediante la liberación del CEPO y la flotación del dólar? 

Te voy a dar prioridades. Las reformas laboral e impositiva tendrán impacto en el mediano y largo plazo, siempre que se implementen correctamente, pero hoy no influyen de manera directa sobre el riesgo país. La urgencia actual de Argentina es reestructurar el stock de deuda de corto plazo de manera voluntaria, extendiendo plazos y reduciendo tasas.

Después de eso, lo siguiente no es una reforma, sino mejorar la eficiencia del sector público, algo que hoy es indispensable. Solo después de esto podrían aplicarse las reformas mencionadas.

Para poder llevar a cabo la reestructuración o reperfilamiento de la deuda, ¿sería necesario que el riesgo país baje? ¿Implica esto que liberar el mercado cambiario sea imprescindible?

No se trata solo de liberar el mercado cambiario. También sería necesaria una reforma que hoy ni siquiera se discute en Argentina: una Ley de Independencia del Banco Central. Actualmente, la autoridad fiscal y la monetaria siguen siendo la misma, lo que genera discrecionalidad y aumenta el riesgo. Antes de pensar en reformas, sería clave avanzar en esta ley.

Además, hay otra cuestión que pasa desapercibida: la normativa del sistema bancario. Sería necesario obligar a los bancos a reconstituir reservas y reducir su intervención en los mercados de deuda del Estado nacional y provincial. Esto es crucial, porque el nuevo riesgo surge si las provincias, aprovechando una baja transitoria del riesgo país, salen a endeudarse en el sistema privado emitiendo bonos, como ocurrió en 2001.

Resolver estos problemas debería estar primero en la agenda política, antes de gastar esfuerzos en otras reformas, ya que es clave para garantizar estabilidad financiera y permitir la liberación del CEPO.

Si te entiendo bien, vos decís que lo realmente imprescindible y prioritario sería una ley que asegure la independencia del Banco Central respecto del Poder Ejecutivo. Y como esto no está en la agenda ni de Milei ni de Caputo, ¿entonces tu pronóstico es reservado?

ATE encara hoy un paro nacional con marcha contra la reforma laboral que impulsa Javier Milei

Exacto, sí. Puedo proyectar solo hasta seis meses, y si la situación se mantiene así, más allá de ese plazo no puedo anticipar qué pasará en Argentina. En ese escenario, se podrían comprometer tanto el acuerdo comercial como cualquier otra buena intención que se maneje correctamente.

MV/DCQ