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MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 675: De salvataje a salvavidas de plomo 

La promesa de un swap de divisas desde Estados Unidos aporta liquidez inmediata, pero refuerza la percepción de dependencia externa y erosiona la imagen de autonomía de Javier Milei.

Día 675: De salvataje a salvavidas de plomo 
Día 675: De salvataje a salvavidas de plomo  | CEDOC

El respaldo de Donald Trump a Javier Milei, presentado como un salvavidas económico para la Argentina, podría terminar resultando más como un “salvavidas de plomo”. Aunque aporta liquidez inmediata y refuerza la posición financiera del gobierno, genera desconfianza entre los ciudadanos y aumenta la vulnerabilidad política de Milei.

Las declaraciones del mandatario norteamericano condicionando su ayuda al resultado electoral y la política interna de nuestro país exhibe la fragilidad de este respaldo, que depende más de intereses ideológicos y de alineación política que de una apuesta estable por la economía argentina y por lo que representa el país estratégicamente en el sur. La exposición mediática de Milei como un dirigente obsequioso frente a Trump refuerza la percepción de dependencia externa y erosiona su imagen de autonomía y liderazgo.

Hace algunas semanas en este mismo programa, Jaime Durán Barba expresó que la ayuda de los Estados Unidos podría perjudicar a Javier Milei electoralmente, porque el electorado argentino percibe los apoyos internacionales con desconfianza y prioriza sus emociones sobre los indicadores económicos. Según el analista, los votantes se preocupan más por los efectos concretos en su vida cotidiana -como el acceso a medicamentos, hospitales y servicios- que por la mejora del riesgo país o el respaldo financiero externo. Por ello, la asistencia de EE.  UU., aunque positiva desde un punto de vista económico a corto plazo, no genera simpatía ni votos, y puede incluso reforzar la percepción de que Milei depende de intereses extranjeros en un país con fuerte antinorteamericano.

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Nuestra sociedad después de la francesa en donde más predomina un sentimiento de rechazo a la sumisión con Estados Unidos, de larga data histórica en el caso de Francia por su antigua competencia con Inglaterra, su idioma y su descendencia que es Estados Unidos y en el caso de Argentina porque a comienzos del siglo pasado presumía de ser un competidor, los barcos de inmigrantes que salían de la Europa atravesada por las guerras tenían dos destinos: Nueva York o Buenos Aires.

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Además, en el caso de Milei, la pérdida de cercanía emocional con la ciudadanía agrava este efecto. Duran Barba subrayó que, como presidente, ha dejado de transmitir espontaneidad y sentimientos genuinos, distanciándose de su electorado, y que la comunicación política es clave tanto en campaña como en gestión de gobierno. Así, incluso con medidas económicas favorables financieramente, si su equipo no logra reconectar con la gente y gestionar la percepción pública, el apoyo norteamericano no solo será irrelevante electoralmente, sino que podría volverse un factor que desgaste su imagen y dificulte su reelección.

"Argentina es el país más antinorteamericano del continente; la mayoría tiene antipatía hacia EE. UU., que yo no comparto. Y te preguntas por qué enormes empresas argentinas se fueron a México, donde hay un gobierno institucional: los presidentes cumplen su mandato, los poderes son independientes. En Argentina, el mensaje es que nunca hay instituciones: el presidente insulta al Congreso y viceversa", sostuvo Duran Barba. México, al que le arrebataron casi la mitad de su territorio, no tiene el mismo sentimiento antinorteamericano que Argentina.

Pero si esto era así de base, los equívocos o errores del propio Trump empeoran aún más la situación. Ayer, las declaraciones del primer mandatario norteamericano generaron más incertidumbres que certezas. Ante una consulta sobre el futuro de la ayuda financiera norteamericana en caso de que el gobierno de Javier Milei perdiera las elecciones, Trump fue tajante: si Milei no gana las elecciones, Estados Unidos no sería generoso con Argentina. La palabra generoso viene de "gen", es decir, de los "buenos genes. Se suponía que si uno se comportaba de manera generosa era, como diría Milei, "una persona de bien".

Las declaraciones del presidente norteamericano, transmitidas en todo el mundo, generaron un fuerte impacto político y financiero inmediato. “Creemos que va a ganar, debería ganar. Si Milei gana, vamos a ayudar. Si no gana, nos retiramos”, dijo Trump, en lo que terminó siendo un “tiro por la culata” electoral para La Libertad Avanza en lo que aspiraba a ser su gran último gran acto de campaña.

El efecto fue casi instantáneo: mientras Milei y su equipo aún procesaban las palabras del mandatario, los mercados reaccionaron con caídas y aumentó la incertidumbre tanto en Buenos Aires como en Wall Street. Solo Patricia Bullrich y Luis Caputo comprendieron de inmediato la magnitud del problema, y al regresar a Blair House organizaron una estrategia de contención para evitar que la crisis escalara. Milei, aconsejado por su equipo, publicó un mensaje en X interpretando los dichos de Trump como una reafirmación del apoyo de Estados Unidos siempre que Argentina no regrese al populismo.

Javier Milei
X (@JMilei)

La respuesta oficial buscó revertir el daño político, pero en realidad volvió a repetir que Trump dejará de apoyar a Argentina si gana el populismo. Podemos entender por "populismo" como lo que no es LLA. Caputo y el canciller Gerardo Werthein activaron contactos en Washington para lograr que Trump suavizara su postura. Finalmente, el presidente republicano publicó en Truth Social -porque está peleado con el propietario de X Elon Musk- un mensaje de respaldo total a Milei, destacando su labor reformista y pidiendo a los argentinos que lo apoyen en las elecciones. Con ese gesto, se intentó estabilizar la situación y frenar la lectura negativa de los mercados.

El ministro de Economía, Luis Caputo, fue uno de los que salió a desmentir las palabras del propio Donald Trump, y declaró: “El apoyo de EE. UU. no depende de si Milei gana”. Estas declaraciones pueden explicar cómo la esquizofrenia puede estar atravesando las interpretaciones dentro del propio Gobierno.

Bullrich, por su parte, sostuvo que el comentario aludía a la “filosofía” y la forma de gobernar de la administración libertaria, enfatizando que el respaldo norteamericano se basa en las ideas y políticas del Gobierno, no en los comicios. Según la ministra de Seguridad, se trata de un apoyo a un modelo de gobierno con ideas claras y consistentes, y no a un resultado electoral específico del 26 de octubre.

Otros dirigentes, como Diego Santilli y Santiago Caputo, reforzaron esta versión, señalando que Estados Unidos respalda a la Argentina por la claridad y el rumbo económico del gobierno de Milei, y que ese apoyo podría desaparecer solo si triunfa un gobierno con políticas contrarias, como las del kirchnerismo. Tanto funcionarios como aliados y referentes libertarios en redes sociales repitieron la idea de que el mensaje de Trump se centra en la continuidad de una filosofía de gobierno y no en los resultados inmediatos de las elecciones legislativas, subrayando que el verdadero riesgo de perder el apoyo externo se daría recién ante un cambio de administración en 2027. Pero varias veces Trump fue textual y se refirió a las elecciones legislativas.

Aun así, el episodio dejó secuelas. Milei regresó a Buenos Aires con la sensación agridulce de haber logrado una foto política de alto valor, pero empañada por un episodio que reveló la fragilidad del apoyo internacional. Trump sigue apostando al proyecto libertario, aunque su respaldo futuro dependerá del resultado electoral del 26 de octubre: si Milei gana, habrá ayuda concreta; si pierde, el apoyo será solo simbólico.

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Pero, además, Trump mostró nuevamente ignorancia frente a la situación política de Argentina. El presidente norteamericano piensa que Javier Milei lleva cuatro años de mandato, y que en las elecciones de octubre se jugará su reelección. "El trabajo que ha hecho Milei en estos últimos 4 años es increíble", dijo el republicano. La idea de los cuatro años claramente marca que está claro que son las elecciones legislativas del próximo 26 de octubre, y podríamos pensar que Trump cree que el período presidencial es de seis años, como en otra época, y que las elecciones de medio término no quitan que haya cuatro años de gestión anteriores.

El concepto de “winner” ocupa un lugar central en la cultura norteamericana y está profundamente ligado al llamado “American way of life”. En Estados Unidos, ser un winner no significa solo ganar competiciones o acumular riquezas, sino también destacar por iniciativa, esfuerzo y capacidad de superar obstáculos. Este término refleja una ética basada en la meritocracia, donde la recompensa se asocia directamente con el talento, la disciplina y la perseverancia personal. La idea del self-made winner -alguien que alcanza el éxito gracias a su propio esfuerzo- es un pilar cultural que atraviesa desde la educación hasta el mundo laboral y deportivo.

Curiosamente, en Argentina también se ha adoptado la palabra “winner” en inglés, especialmente entre jóvenes y en contextos empresariales o deportivos. Se utiliza para señalar a alguien que sobresale, gana concursos o demuestra habilidades sobresalientes, manteniendo el matiz aspiracional que tiene en Estados Unidos. Este préstamo lingüístico refleja la influencia cultural norteamericana y cómo ciertos conceptos relacionados con el éxito y la competitividad se integran al lenguaje cotidiano, aunque adaptados al contexto local.

Pero, además, la noción de winner se construye también a partir de modelos de carácter. Películas, series, anuncios publicitarios y celebridades norteamericanas refuerzan la imagen de individuos que triunfan enfrentando adversidades, mostrando confianza y determinación. El modelo de un hombre autosuficiente y seguro de sí mismo. Ese modelo es todo lo contrario de la imagen y rictus de Milei frente a Trump.

Milei llegó a Washington como quien acude a pedir una limosna diplomática. Mostró nuevamente esa kinestesia de súbdito, esa postura reverente que lo ubica más como un fan de Trump que como un jefe de Estado autosuficiente y seguro del camino que ha emprendido. Incluso pidiéndole ayuda a Trump contra los “ataques de la oposición”, como un chico que va a retar con sus padres al compañerito de escuela que lo molesta.

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Milei remarcó el "enorme trabajo" que hizo el secretario Scott Bessent "para ayudar a superar el problema de iliquidez de Argentina a causa de los ataques políticos de opositores que no quieren que Argentina abrace las ideas de la libertad”.

Pero la apuesta de Trump por Milei enfrenta otro obstáculo político interno: los demócratas norteamericanos colocaron bajo escrutinio los fondos destinados a la Argentina y promovieron un proyecto para impedir que se use dinero público en su rescate financiero. Esto expone al gobierno argentino a los vaivenes de la política norteamericana y a los riesgos de un cambio de poder en Washington, donde los demócratas parten como favoritos para las elecciones de medio término. La dependencia económica y política de Estados Unidos podría convertirse en una fuente de inestabilidad futura, tanto si cambia la administración norteamericana como si se redefine la orientación del propio gobierno argentino.

Esto tiene hasta un matiz irrisorio, cuando Bessent compara a los demócratas con “peronistas norteamericanos”. En la reunión bilateral, lo volvió a hacer, afirmando que quienes critican a la administración de Trump son “American peronists”. Pero Trump añadió a su discurso un matiz amenazante: si gana un “candidato de extrema izquierda”, se retiran. Con estas palabras, Donald Trump no le habló a Milei, sino al votante argentino. Coloquialmente nos dijo: "Si Ustedes siguen eligiendo peronistas, zurdos y comunistas para ser como Venezuela no cuenten con EE. UU.".

La política exterior del actual gobierno norteamericano, reflejada en el condicionamiento de su ayuda económica a Argentina, desnuda una lógica de poder donde la asistencia internacional no busca aliviar crisis ni fortalecer democracias, sino premiar un gobierno que se alinea a su gestión para ponerle un tapón a China.

Además, comparó a Axel Kicillof con una figura de la izquierda norteamericana: Zohran Mamdani, el socialista del Partido Demócrata que compite por la alcaldía de Nueva York. Miembro de los Socialistas Democráticos de América (DSA), Mamdani ha sido un defensor de políticas como la reforma de la vivienda, policial y penitenciaria, y la estatización de los servicios básicos. En 2025, se postuló para la alcaldía con una plataforma que incluye la construcción de 200.000 nuevas unidades de vivienda asequible, autobuses urbanos gratuitos y un salario mínimo de 30 dólares por hora.

Zohran Mamdani
Zohran Mamdani es el candidato demócrata para las elecciones de alcalde de la ciudad de Nueva York.

En comparación con Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires, Mamdani representa una corriente más radical. Mientras que Kicillof ha sido crítico de las políticas de Milei y ha defendido la soberanía económica de Argentina, su enfoque ha sido más pragmático y moderado, buscando mantener la estabilidad económica y social. Por el contrario, Mamdani aboga por transformaciones estructurales más profundas. Pero ha sido una estrategia habitual en los líderes de la nueva extrema derecha alertar por la “amenaza del comunismo”, para polarizar y justificar sus propios programas y proyectos políticos. En este caso, frente a la “amenaza” de un triunfo del comunismo se ubica la “amenaza” de la quita de la ayuda norteamericana.

La palabra “amenaza” tiene raíces latinas: ad- (hacia) + minae (promesas peligrosas). En política, la amenaza es instrumento discursivo, emocional, psicológico. Es arma de negociación -o de extorsión- y busca el efecto anticipado de inhibición. Trump la utilizó como palanca en reiteradas ocasiones. En el terreno militar, una amenaza puede ser disuasiva, pero corre el riesgo de convertirse en un bluff si no surge efecto y finalmente no se realiza. En el terreno económico, puede generar más incertidumbre que certezas, como ocurrió con los bonos argentinos tras las palabras de Trump.

Analicemos las amenazas que Trump ha cumplido y las que no. En materia de comercio, aplicó aranceles reales (véase tratados con Canadá y México), endureció sanciones a Irán, desafió normas con Corea del Norte. En esos casos, su retórica “amenazante” tenía consistencia en el acto. Con Rusia, hay ambivalencia: sanciones sí, confrontaciones selectivas, pero no operaciones militares directas en territorio. Algunas amenazas quedaron como retórica vacía.

Aquí la estrategia fue desprolija: amenazar al pueblo argentino, no solo al Gobierno. Ese es el error político central. Se dirigió a los votantes, al electorado, como si fueran peones manipulables. Al votante no le gusta que lo amenacen diciéndole a quien votar; se lo debe seducir con propuestas o perspectivas. Amenazar atropellando el mecanismo legítimo de la elección en las urnas es jugar con fuego. Quien amenaza hace una apuesta, y quien apuesta puede perder.

Pero, además, esta amenaza podría terminar jugando en contra, no sólo como ocurrió inmediatamente, por la incertidumbre que causó en los mercados, sino por lo que señalaba Duran Barba: A los Argentinos no les cae bien que el presidente de un país poderoso les indique lo que tienen que hacer o lo que tienen que votar, en este caso. Por eso, el efecto podría ser el contrario al deseado, y perjudicar más a Milei de lo que lo beneficia la liquidez de dólares del Tesoro. Además, quien amaga con retirar ayuda monetaria está confesando que no creía verdaderamente en ella.

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Una encuesta de la consultora Equipo Mide, realizada entre el 6 y el 10 de octubre sobre 1.588 personas en todo el país, reveló que el 55% de los consultados rechaza la asistencia financiera de Estados Unidos al gobierno de Javier Milei, con un 43% “muy en desacuerdo” y un 12% “parcialmente en desacuerdo”. Solo el 38% manifestó estar de acuerdo con el salvataje. El estudio, que ponderó género, región, edad, nivel educativo y socioeconómico, refleja un alto nivel de conocimiento sobre el acuerdo, ya que el 63% de los encuestados dijo estar al tanto de las negociaciones entre los gobiernos de Milei y Trump.

La encuesta evidencia que la población mantiene un bajo nivel de confianza en la gestión económica, percibiendo escasas mejoras en su situación personal o en la economía general. La medida de Estados Unidos, que incluyó venta directa de dólares y una promesa de swap de 20.000 millones de dólares con el Banco Central, no logra traducirse en aprobación interna ni en mayor optimismo sobre el rumbo del país. Y, por si fuera poco, el apoyo norteamericano no barre bajo la alfombra los escándalos de corrupción que atraviesa LLA.

La Cámara Nacional Electoral rechazó de manera definitiva el pedido de LLA para reimprimir la Boleta Única Papel (BUP) en la provincia de Buenos Aires. El tribunal sostuvo que los plazos y las condiciones técnicas hacían inviable cualquier cambio antes de las elecciones del 26 de octubre, señalando que la impresión, control y distribución de los más de 14 millones de talonarios ya estaba prácticamente finalizada y que modificarla comprometería la organización y certeza del acto electoral.

Además, la Cámara enfatizó que la protección de los procedimientos democráticos y la rápida resolución de conflictos priman sobre los intereses partidarios, y que los recurrentes no demostraron cómo podrían cumplirse los pasos necesarios para actualizar las boletas en el tiempo restante. Concluyó que la cuestión había perdido virtualidad y se había tornado abstracta, dejando la foto de José Luis Espert en la BUP y consolidando la certeza de que la votación se desarrollará con el material electoral ya impreso y aprobado.

La campaña de LLA tuvo entonces que dar un giro comunicacional, para explicarle a la gente que el candidato ahora es Santilli, pero en la boleta va a “seguir apareciendo el pelado”. “Para votar al colorado, marcás al pelado”, comunicaron los candidatos en un spot de campaña.

¿Qué efectos tendrá esta dinámica en la confianza del electorado y en la viabilidad de su proyecto a largo plazo? El respaldo de Trump, condicionado al resultado electoral y acompañado de declaraciones confusas y amenazantes, expone a Milei a un riesgo político que va más allá de la economía: la percepción de dependencia externa puede erosionar su legitimidad y alejarlo de los votantes que valoran autonomía y cercanía emocional con sus líderes. Incluso con liquidez inmediata y acuerdos financieros, la imagen de un presidente obsequioso y servicial frente a un líder extranjero puede generar más desconfianza que apoyo.

Queda entonces la interrogante sobre la sostenibilidad de esta estrategia: varios analistas opinaron que lo sucedido ayer en la Casa Blanca fue el cierre de campaña electoral de LLA, el acto más importante, el último gran evento que tiene Milei para exhibir a los votantes después de su controversial show en el Movistar Arena. Y quedan aún once días para las elecciones y siempre en la última semana aparecen noticias, de uno y otro sector, que pretenden torcer el rumbo e influir sobre los muchos ciudadanos que deciden por quién votar el día previo a la elección. Ayer lo que se esperaba que resultara una gran herramienta proselitista para el Gobierno terminó generando un efecto opuesto, “de salvataje a salvavidas de plomo”.

Producción de texto e imágenes: Facundo Maceira

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