OPINION

Día de la Industria: crédito, tasas y el nuevo desafío de las PyMEs

El desafío de política y gestión empresarial es capitalizar la ventana de previsibilidad inflacionaria para rediseñar estructuras financieras que permitan sostener empleo, modernizar procesos y expandir capacidad instalada.

Aniversario. El 2 de septiembre se cumplen 121 años de la primera exportación hacia Brasil. Foto: NA

La industria argentina celebra su día con un escenario inédito. Luego de años en los que la inflación dictaba cada movimiento y obligaba a las empresas a actuar en modo defensivo, el contexto actual presenta un doble desafío: mayor previsibilidad de precios, pero tasas reales elevadas y una competencia creciente de productos importados.

El dato es elocuente: la inflación núcleo se ubicó en 1,5% en julio, por debajo del 2% por primera vez desde 2018, aun con un salto cambiario en el medio. Esa desaceleración marca un cambio de régimen: ya no se trata de sobrevivir al deterioro permanente del poder adquisitivo, sino de planificar con horizontes más largos. El alivio, sin embargo, convive con tasas de interés que, en términos reales, siguen siendo altas y encarecen la inversión productiva.

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En paralelo, la producción industrial mostró en junio una suba del 9,3% interanual y acumula un avance del 7,1% en el primer semestre, aunque con una caída desestacionalizada del 1,2% mensual. La utilización de la capacidad instalada se ubicó en 58,8%, un nivel superior al de un año atrás (54,5%), pero todavía insuficiente para hablar de pleno aprovechamiento y con una dispersión entre sectores que sugiere una reactivación no homogénea. El mensaje detrás de estos números es claro: la industria tiene espacio para crecer, pero necesita capital para hacerlo.

Durante años, el crédito en Argentina fue un instrumento defensivo: endeudarse servía tanto para financiar capital de trabajo como para resguardarse de la inflación. Hoy esa lógica quedó atrás. Con una dinámica de precios más contenida, el financiamiento vuelve a ocupar su rol estructural: ser una palanca de crecimiento, innovación y diversificación. El desafío pasa por transformar la capacidad ociosa en inversión productiva, y hacerlo en un entorno en el que la presión de las importaciones y las tasas elevadas amenazan la competitividad local.

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En este contexto, las PyMEs industriales requieren estrategias financieras más sofisticadas que las del pasado reciente. No alcanza con el crédito tradicional: se vuelve indispensable combinar herramientas de Sociedades de Garantía Recíproca (SGR), acceso a mercados de capitales, diversificación de portafolios y planificación de flujos en función de los ciclos de negocio. El financiamiento debe ser selectivo, oportuno y alineado con proyectos de inversión que agreguen valor en cadenas regionales.

La coyuntura no está exenta de riesgos. Una industria que depende excesivamente de bienes terminados importados puede ver erosionada su base productiva en pocos meses. El desafío de política y gestión empresarial es justamente el contrario: capitalizar la ventana de previsibilidad inflacionaria para rediseñar estructuras financieras que permitan sostener empleo, modernizar procesos y expandir capacidad instalada.

En definitiva, la urgencia cedió lugar a la planificación. Y es allí donde se juega el verdadero futuro de la industria argentina: en la capacidad de articular crédito, inversión y estrategia para transformar un alivio coyuntural inflacionario en una oportunidad de desarrollo sostenido.

(*) Vicepresidente de Mills SGR y director Comercial de Mills Capital Group