Ojo con el agua
Los centros tecnológicos que almacenan datos de inteligencia artificial “consumen millones de litros de agua por año”. Esa sed voraz seca ríos, arroyos y devuelve un daño ambiental que va en aumento. “¿Le cerramos la canilla al futuro?”, se pregunta el autor. Qué deberían hacer los magnates.
No se puede nadar en un río o en un mar de inteligencia artificial. No sirve de nada si tenés sed. Tampoco se pueden regar los campos con IA. Aun así, es maravillosa. Puede potenciar y reemplazar muchas de las cosas del mundo que conocemos. Pero nunca va a poder reemplazar al agua, el más básico e imprescindible de los elementos.
Qué tiene que ver el agua con la IA? Uno de los problemas ambientales que generan los centros de datos es la utilización desmesurada de agua. Las miles de computadores que conforman esos centros de datos producen una gran cantidad de calor que debe ser refrigerado igual que un auto. Si no se refrigera, el sobrecalentamiento puede producir fallas en el sistema, corrupción de datos y un freno de la actividad.
Mantener esa temperatura bajo control requiere enfriamiento a escala industrial, con un sistema que hace circular el agua continuamente. Son “torres de enfriamiento” que consumen millones de litros de agua por año.
La demanda de agua es tan brutal en Querétaro que los diques de la ciudad comenzaron a secarse"
Y precisamente el agua dulce es un bien escaso en el planeta.
No se trata de una fantasía de futuro. Ya está pasando. En la ciudad de Colón, en el estado mexicano de Querétaro, Microsoft instaló un centro de datos para IA. La demanda de agua es tan brutal que los diques de la ciudad comenzaron a secarse.
Agua: el bien más abundante del planeta y a la vez el más escaso
¿Qué hacemos? ¿Le cerramos la canilla al futuro? Imposible. Hay que exigirle a los campeones de la IA que pasean sus imágenes cool y sus fortunas por el mundo, que se involucren en una solución. Que pongan todos los cerebros humanos y artificiales a trabajar para que el mundo que viene no nos deje secos y enfermos.
El precio de la innovación no puede ser tan alto. Por eso, pongámosle inteligencia humana al desarrollo, para que el futuro no sea tan artificial.
*Periodista, productor audiovisual y creador de contenidos sobre ciencia y tecnología
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