Valorando la ayuda del amigo Trump
La contundente victoria electoral de Javier Milei reconfiguró la escena política y económica, consolidó el poder oficialista en el Congreso y abrió un nuevo capítulo marcado por el respaldo explícito de Donald Trump y un giro estratégico en el gabinete.
Consumada la tan inesperada como rotunda victoria electoral del presidente Javier Milei, se abre un nuevo panorama político y, por lo tanto, económico, tal como reflejan los movimientos recientes de los mercados.
Por un lado, el gobierno coronó la estrategia política de la Hermana Karina al fabricar un sello propio con el cual pintó de violeta a casi todo el país, incluida la estratégica provincia de Buenos Aires, la fortaleza de la oposición kirchnerista..
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Por el otro, consolidó una mayoría contundente en el Congreso, con la que podrá asegurar dos años sin mayores sobresaltos —salvo los que pueda generar por errores forzados— y avanzar con las reformas laboral, impositiva y previsional, tres obstáculos que hace tiempo traban la actividad y el desarrollo del país. Además, por primera vez desde 2024, el gobierno contará con un Presupuesto sancionado por el Congreso.
Sobre los motivos del triunfo, se ha hablado y escrito tanto que ya parece claro qué sucedió. Solo vale subrayar la relevancia del respaldo del presidente estadounidense Donald Trump, que no se limitó a exhibir los dólares que reclamaba el mercado en los días en que el plan económico estaba bajo tensión. El anclaje trumpista llegó también con una promesa de acuerdo comercial y la sugerencia de que Milei mejore su relación con las fuerzas afines para facilitar la aprobación del Presupuesto y de las reformas mencionadas.
Una prueba de ese respaldo es el drástico cambio de gabinete, inusual después de una victoria tan contundente: fueron reemplazados el jefe de Gabinete, el ministro del Interior y el canciller. Milei se ha definido siempre como bilardista: equipo que gana, no se toca.
Si esto es efectivamente así, podría tratarse de algo semejante al Plan Marshall, como observó el analista y consultor político Marcos Novaro, en referencia al acuerdo que a partir de 1947 permitió la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Es decir: no sería una ayuda circunstancial, sino algo más profundo, capaz de moderar, matizar o recortar los aspectos más polémicos —aunque más identitarios— de Milei.
Claro que esta reconstrucción argentina —tan necesaria después de una decadencia prolongada— quedaría en manos de dos figuras políticas tan desmesuradas como Trump, por un lado, y Milei, por el otro. Muy lejos de los circunspectos líderes que protagonizaron el Plan Marshall. Otros tiempos.
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