La muerte del Diez

Segurola y Habana: "la Meca" de los fanáticos de Diego Maradona

Cientos de hinchas dejan ofrendas florales y encienden velas para recordar y homenajear al mejor jugador de futbol de todos los tiempos.

Ofrendas de Flores, en uno de los domicilios de Diego, en el barrio de Villa Devoto. Foto: Nestor Grassi

Luego de conocerse la noticia del fallecimiento de Diego Armando Maradona, en la mítica esquina de Segurola y Habana, en el barrio de La Paternal, poco a poco los hinchas y fanáticos del fútbol comenzaron a acercarse hasta donde vivió el Diez.

Allí, no solo dejaron ofrendas florales sino que también erigieron un pequeño altar, donde muchos de ellos colocaron velas y rezaron una plegaria.

La misma situación se vivió en la casa de Villa Fiorito, donde cientos de personas pasaron por el lugar donde Maradona nació y se crió, para dejar su ofrenda al ídolo máximo del fútbol de todos los tiempos. Con las horas, el lugar se convirtió en una verdadera Meca de los fanáticos y seguidores del Diez. 

El levantamiento de altares populares se repitió también el Gimnasia y Esgrima de La Plata, en el que formaba parte del cuerpo técnico, en la puerta de la Bombonera, que Maradona consideraba su segunda casa, y en Newell’s Old Boys, de Rosario, donde también jugó algunos pocos partidos.  

Fuera de la Argentina, el homenaje más importante que se le realizó, y como era de esperar, fue en Nápoles. Es la sede del Nápoli, el club de fútbol que, gracias a Maradona, vivió su momento de gloria entre el 1984 y 1990, y se impuso a las poderosas escuadras del norte italiano.

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Segurola y Habana 4310

En Segurola y Habana, donde Maradona vivió varios años, los hinchas también se acercaron con banderas y estandartes, que fueron colocados en los balcones de los primeros pisos del edificio.

Como se recordará, la mítica esquina porteña tomó relevancia el 7 de octubre de 1995, cuando en el regreso de Maradona a Boca Juniors después de 14 años, enfrentó a Colón de Santa Fe. En el encuentro, tuvo varios cruces con Hugo Toresani, que jugaba en el equipo santafesino y fue expulsado.

Tras el partido, Toresani acusó: “A mí me echó Maradona y lo que él diga cuando escuche esto, a mí me importa un carajo y quisiera tenerlo enfrente para que me diga las cosas que me dijo durante el partido. Yo me la banco, lo iré a buscar hasta la casa”.

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En respuesta, Diego pronunció entonces una de sus frases más famosas: “A Toresani le dije en la cancha que yo vivo en Segurola y Habana 4310, séptimo piso. No tengo ningún problema en que me venga a buscar y que me venga a buscar, porque estoy cansado de los de pico, cansado de los de pico, que de acá, de acá, son todos guapos, pero cuando hay que poner la cara se ponen a separar. Toresani no existe, lo espero en Segurola y Habana 4310, séptimo piso, a ver si me dura treinta segundos”.  

La frase, al igual que la esquina del barrio de La Paternal, quedó grabada a fuego en el ideario futbolístico nacional.

Luego de este entredicho, Maradona y el “Huevo” se hicieron grandes amigos, al punto que se comenta que la influencia de Diego fue fundamental para que Toresani llegara a Boca.