PROPUESTA DISTINTA

Entre durmientes: una mirada profunda sobre personas que pasan inadvertidas

Basada en tres relatos de Humberto Costantini y con una imaginativa puesta en escena de Guillermina Schauman con música original ejecutada en vivo, se representa todos los viernes en el Teatro Anfritrión. Entrevista a una de las protagonistas.

Entre durmientes, tres historias que se concatenan con una estación ferroviaria como escenario excluyente. Foto: Vivo.

Sobre tres cuentos de Humberto Costantini se armó la propuesta de Entre durmientes, la obra adaptada y dirigida por Guillermina Schauman que se presenta los viernes a las 21 en Teatro Anfitrión (Venezuela 3340, CABA). Con una propuesta original en la que cohabitan sobre el escenario historias y música, la acción transcurre en un andén ferroviario y en el bar de la estación, rescatando los relatos y personajes de “La visita”, “El cielo entre los durmientes” y “El 42 y las lentejuelas”. La mirada de Costantini acerca personajes que suelen pasar inadvertidos, observando sus vidas en lo cotidiano y en su poesía. Y decimos música porque se compusieron partituras originales a cargo de los dos guitarristas que la interpretan en escena. Los actores son Mucio Manchini, Catherine Biquard, Marcelo Sein, mientras que los músicos en escena son  María D`Adamo y Matías Bulgarelli.

Es una propuesta muy original. Por ejemplo, la trama de “La visita” se centra en Noemí, quien está anhelando y organizando un encuentro con otra mujer que ocurrirá en los próximos días. El espectador irá descubriendo que tanto ella como su amiga son dos mujeres que no tienen casa donde vivir y que lo han perdido todo. Duermen en estaciones de trenes, atraviesan dificultades y carencias pero descubren en el vínculo que establecen, la posibilidad de volver a experimentar algo cercano a la dicha. La protagonista de este segmento, Catherine Biquard, actriz de amplia trayectoria, explica en este video cómo cómo fue su aproximación al personaje:

En las otras dos historias, un hombre recuerda las aventuras que compartía en su infancia con su amigo Ernesto durante las horas de la siesta en verano.  Describe en detalle  el vínculo entre ellos y juntos atraviesan el peligro hasta el final (“El cielo entre los durmientes”). Un hombre prepara minuciosamente  una corbata llena de lentejuelas, brillos y colores para colgar en un colectivos. Sabe que el colectivero no valora el trabajo que le encargó pero solo se lo quiere mostrar al viejo Tomás y compartir el gusto por la belleza y la honestidad (“El 42 y las lentejuelas”).

Sin dudas ver esta propuesta se convertirá en una gran oportunidad de recibir una mirada cálida y sin edulcorar de la vida, y de algunos personajes a los que casi nunca les prestamos atención.
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