El Centro Ruso de Ciencia y Cultura en Buenos Aires presenta "Ciudad poética, reflejo en el espejo", una muestra fotográfica que reúne unas treinta imágenes del artista argentino Diego Blanco y que se inscribe dentro del proyecto internacional "San Petersburgo, la mirada de un extranjero".
El proyecto es organizado por la Galería Académica Estatal Capella, una institución cultural reconocida como uno de los más importantes centros dedicados a la música en Rusia y que tiene su sede en el corazón de la ciudad imperial.
Allí fueron expuestas en 2018 las fotografías que se verán en Buenos Aires durante este mes y que fueron realizadas con la mirada particular de Blanco, artista nacido en Buenos Aires, egresado de la Universidad de Morón como arquitecto y residente en Mallorca desde el año 2000.
Músico, pintor y fotógrafo, Blanco es integrante de Babel, un grupo musical con el que tuvo la oportunidad de realizar una gira por Georgia, Moscú y San Petersburgo y le permitió conocer el país de los zares.
"A raíz de ese viaje por Rusia que me fascinó, me volvió loco, dije que tenía que volver, así que volví a Moscú y a San Petersburgo con una propuesta para hacer una exposición de fotos " recuerda Blanco en diálogo exclusivo con PERFIL.COM.
"Recorrí algunas galerías mostrando mi trabajo y la verdad tuve una buena respuesta y de todas esas me quedé con una que era la que más me entusiasmaba y veía mejor perspectiva de hacer algo bueno. Finalmente después de un año hicimos una muestra en 2017 sobre las mujeres flotantes".
"Mujeres flotantes" es un proyecto llevado a cabo por Blanco en las costas de Mallorca bajo las las aguas del Mediterráneo, donde tanto las modelos como el fotógrafo se sumergen para capturar imágenes de los cuerpos en movimiento a los que Blanco compara con ninfas acuáticas.
"Tengo otros proyectos pero ese me parecía el más interesante en el sentido de que alguien que está en Rusia con un clima frío pueda ver un contraste con lo que es el Mediterráneo bajo el agua en verano. Y funcionó muy bien. Estuvimos un año preparando la muestra, la hicimos en una galería y fue fantástico. Tuvo muy buena repercusión de gente y a nivel mediático".
Ese fue el puntapié inicial para que Blanco llegara a una institución oficial del estado de Rusia cuando la directora de arte de la Galería Capella, Kira Antonikoba y la curadora Liubov Zlovina se mostraron interesadas en su trabajo y pensaron en él para formar parte del proyecto fotográfico que incluiría a artistas de otros países.
"Me propusieron hacer una muestra para el año siguiente y por supuesto dije que sí" recuerda Blanco.
"Presenté un proyecto para ver si lo aprobaban (porque esto es estatal) con el trabajo que yo había estado haciendo en mis viajes a San Petersburgo. Una vez que estuvo aprobado y concretamos la fecha (tenía como diez meses por delante para prepararlo), me fui directamente a San Petersburgo con la idea de encontrar algo que fuera un poco distinto o darle una vuelta más, porque no es lo mismo mostrar San Petersburgo en Madrid, en Buenos Aires o en París que mostrarlo en San Petersburgo. Entonces pensé que tenía que hacer algo distinto, interesante, para que el visitante de la ciudad que lo viera no viera más de lo mismo".
Esa intención fue la que movió a Blanco a buscar diferentes perspectivas para tratar de establecer una mirada personal sin que las imágenes perdieran la esencia del lugar y la ciudad fuese aún reconocible en sus detalles. Si bien no se trataba de un lugar desconocido para el artista, reconoce que a través de un lente aparecen aspectos que pueden pasar desapercibidos si no se presta atención.
"Cuando había hecho la primera muestra estuve un mes viviendo ahí y después volví otras veces, así que la ciudad la conocía bastante, pero siempre la mirada con una cámara cambia, ves detalles que por ahí en lo cotidiano se te pasan. Me fui una semana a hacer sólo fotos. Todos los días salía a la mañana como un cazador y la verdad que iba haciendo cosas interesante pero no dejaba de ser algo como street photography, que estaban geniales porque la ciudad es apasionante, pero no me terminaba de llenar a mí" comenta Blanco.
Así fue como en su búsqueda aprovechó la fisonomía particular de la ciudad que está construida sobre las márgenes del río Nevá y es recorrida por numerosos canales que son atravesados por más de cuatrocientos puentes.
"Un día de sol caminando por los canales reparé un poco en el reflejo de la arquitectura de la ciudad, que es fantástica, sobre los canales. Saqué fotos a los reflejos de la ciudad, sólo el reflejo, y me pareció que ahí había algo interesante. Así que me pasé los siguientes cuatro días recorriendo todos los canales de San Petersburgo sacando fotos de los reflejos y ahí descubrí una visión distinta de la ciudad, porque cuando sacás el reflejo y después girás la foto tenés el paisaje real pero con una impronta como si fuera impresionista, porque el agua empieza a distorsionar todo suavemente, los colores están mas resaltados. Por suerte me tocaron días de sol así que pude lograr una visión más onírica, impresionista y llena de color que es lo que me interesaba".
Mientras la muestra fue expuesta en la Galería Capella de San Petersburgo pasaron por la sala más de 5.000 personas que se sorprendían al reconocer la ciudad que habitaban en imágenes diferentes a las habituales. Por su parte, el artista tuvo la oportunidad de entrar en contacto con el público al que encontró muy afectuoso.
"Lo más sorprendente fue la gente, súper cariñosa, amable, abierta, respetuosa, súper interesada por el arte, me abrieron las puertas de todo. En todos los países que recorrí siempre me trataron muy bien, pero en San Petersburgo fue algo especial, como una cuestión de amor. Me tocó hacer este proyecto y realmente me involucré y la gente de alguna manera lo recibió y me lo devolvió con cariño" señala el fotógrafo.
Diego Blanco integra el grupo Babel con el que actúa en forma habitual en las playas de Mallorca y dice que al tocar tiene la sensación de que está musicalizando lo que pasa en el momento. En ese sentido lo compara con la fotografía.
"Para mí está todo unido. El canal expresivo cambia pero lo que vos tenés para decir no, hay un concepto que se mantiene. Cuando hice la muestra en San Petersburgo toqué en la inauguración y fue muy interesante porque es un lugar de música clásica de lo más espectacular que puedas imaginarte y yo toqué con quenas, algo de música electrónica, y me daba un poco de vergüenza en el sentido de decir estoy en un lugar de lo más alto en la música tocando algo que no es para nada clásico y por el contrario, los músicos que estaban en la sala de al lado me saludaron y fueron súper agradables, como que valoraron el hecho de que sea una música algo más salvaje" recuerda Blanco.
De este modo, el artista se vale de diferentes medios para llegar al público y generar emociones. La muestra “Ciudad poética, reflejo en el espejo” inaugura el jueves 12 de diciembre a las 19.00. Después se podrá visitar hasta el 26 de diciembre en el Centro Ruso de Ciencia y Cultura de Buenos Aires (también conocido como Casa de Rusia), Av. Rivadavia 4266, CABA, de lunes a viernes de 10.00 a 20.00 y sábados de 10.00 a 17.00 (el sábado 21 la sede permanecerá cerrada) con entrada libre y gratuita. Será una excelente oportunidad para conocer la obra del artista y tener un panorama de todas las actividades que ofrece la institución para el público argentino.