A esta altura, muchos consumidores han oído hablar del glifosato, el ingrediente activo del herbicida Roundup, así como de advertencias sobre su presencia en muchos de sus alimentos favoritos. Desde en avena hasta en barras de granola, helados y hasta jugo de naranja, pueden hallarse rastros del producto químico en cada supermercado local.
Se trata del herbicida más usado en el mundo, un gran éxito de Monsanto Co. desde su lanzamiento en la década de 1970. La gran mayoría del maíz y la soja de los Estados Unidos ha sido objeto de modificación genética para poder resistir el producto, lo cual lo hace un componente vital de la agricultura moderna. Pero en 2015, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer, CIIC, un órgano intergubernamental de la Organización Mundial de la Salud, lo calificó de agente cancerígeno. Desde entonces, se ha convertido en un dolor de cabeza legal para Monsanto, y ahora para Bayer AG, que compró la compañía en junio por US$66.000 millones.
Si bien entes reguladores, entre ellos la Agencia de Protección Medioambiental de EE.UU. (EPA por la sigla en inglés), dicen que el glifosato detectado en los alimentos no es un problema debido a que su nivel es bajo, algunos científicos sostienen que no se sabe lo suficiente sobre los efectos de ingerir pequeñas cantidades del producto, sobre todo durante períodos prolongados.
“Parece estar presente en todo”, dijo Cynthia Curl, codirectora del Centro para la Excelencia en Seguridad y Salud Medioambiental de la Universidad Estatal de Boise. “Lo que sabemos debe llevarnos a investigar más”.
Bayer rechaza el informe del CIIC y dice que el glifosato es “seguro cuando se lo usa como está indicado”. Cita numerosos estudios, así como a entes reguladores como la EPA y la Autoridad Europea de Seguridad de los Alimentos, que han dicho que es improbable que el herbicida sea cancerígeno. Sin embargo, en lo que constituyó esta semana una gran derrota en una corte estatal de California, un juez sostuvo el veredicto de un jurado de que el Roundup contribuyó al cáncer de un jardinero que agoniza. Lee Johnson, que trabajaba para un distrito escolar en California, había mezclado y rociado centenares de litros del herbicida.
Bayer, a la que se ordenó pagar US$78,6 millones, dijo que planea apelar, pero hay otros 8.700 demandantes que esperan, y un analista dijo que las demandas podrían significar centenares de miles de millones de dólares.
La creciente preocupación de los consumidores respecto de los residuos químicos forma parte de un movimiento más amplio de “alimentos limpios”. Los consumidores buscan cada vez más alimentos en su forma más pura, dijo Darren Seifer, analista del sector de alimentos y bebidas de NPD Group. Ha aumentado la popularidad de los alimentos orgánicos o naturales, y más de la mitad de los adultos evita los ingredientes artificiales y los conservantes, sobre todo los mileniales y la Generación Z. Independientemente de cómo termine el litigio sobre el Roundup, el sector de alimentos ya se esfuerza por adaptarse a la mayor conciencia pública sobre la presencia de agroquímicos en los alimentos.