La diabetes es una amenaza conocida para la salud en Estados Unidos, y sus tasas han alcanzado niveles de epidemia en los últimos años. Pero ahora los investigadores informan que otro flagelo la superó en términos de letalidad: suicidios y muertes por sobredosis de drogas.
La diabetes está clasificada oficialmente como la séptima causa de muerte en todo el país. La autolesión, como se conoce a la combinación de suicidio y muerte relacionada con drogas, provocó en 2014 la muerte de igual cantidad de personas que la diabetes y continúa acelerándose. La principal consecuencia de esta crisis desenfrenada será la disminución de la esperanza de vida en EE.UU., dijo Ian Rockett, profesor de epidemiología de la Universidad de West Virginia, en Morgantown.
"Desafortunadamente, no creo que estemos haciendo un buen trabajo en cuanto a cómo enfrentarlo", dijo Rockett, principal autor de un estudio publicado el lunes en la revista Injury Prevention. "Es un problema creciente".
Si bien existe una conciencia cada vez mayor de los peligros de los narcóticos y los analgésicos recetados, el verdadero alcance de la crisis de los opioides en EE.UU. y el camino para abordarla se ha visto empañado por la forma en que los médicos forenses informan las muertes, según el informe. Ante la ausencia de una carta de suicidio, la mayoría de las sobredosis se registran como accidentes. Mientras tanto, las tasas de suicidio han ido en aumento desde 2005, y la forma más común de intento de suicidio es una sobredosis de drogas.
"Las crecientes tasas de mortalidad por opioides y suicidio no son realmente independientes", dijo Rockett en una entrevista telefónica. "Si se pone el foco en el comportamiento, la mayoría de estas muertes son por autolesión. No queremos culpar a la víctima, pero de forma descriptiva están conectados".
Mantenerlos separados enmascara la carga nacional de las muertes causadas por conductas autodestructivas intencionadas, dijeron los investigadores. Entender completamente el alcance del problema puede ayudar a las autoridades de salud pública a idear métodos eficaces para intervenir en la crisis.
Las estrategias de prevención han tenido éxito con otros problemas de salud socialmente complejos, incluida la reducción de muertes por cáncer de pulmón relacionado con el tabaco, enfermedades al corazón, VIH y accidentes automovilísticos. La clave es definir y medir con precisión el problema y luego encontrar la voluntad política para abordarlo, dijeron. "Sin lo primero, es imposible lograr lo segundo", señalaron los investigadores.
Los médicos forenses y jueces de instrucción no deberían pasar más tiempo investigando suicidios, dijo Rockett. En su lugar, se deberían unir ambas categorías para que la autolesión, y los problemas de salud mental que subyacen, puedan examinarse más ampliamente.
"Actualmente tenemos una importante crisis de salud mental en EE.UU., y cuando pensamos en suicidios y muertes por intoxicación por drogas como un fenómeno diferente estamos subestimándolo mucho", dijo. "Debemos poner la salud mental en primer plano. Es un problema aún mayor de lo que la gente piensa".