Cuando General Motors Co. dijo que iba a volver a fabricar el Chevrolet Blazer el año pasado, el anuncio evocó imágenes del todoterreno 4x4 de décadas pasadas. Pero los trabajadores de GM estaban nostálgicos por una razón diferente: el viejo modelo de tamaño completo se fabricó por última vez en una planta ahora cerrada de Janesville, Wisconsin.
Para disgusto del sindicato de trabajadores de la industria automotriz (UAW, de sus siglas en inglés), GM decidió fabricar el nuevo vehículo en una planta en Ramos Arizpe, México: una medida anunciada cinco meses antes de designar cuatro fábricas estadounidenses para un posible cierre. Desde entonces, el sindicato ha señalado al vehículo, convirtiéndolo en símbolo de antiguos rencores contra la estrategia de deslocalización del fabricante de automóviles.
Para el sindicato, el vehículo “representa todo lo que va mal en el mundo", dijo Kristin Dziczek, vicepresidenta de industria, trabajo y economía del Centro de Investigación Automotriz.
Aunque el todoterreno ha escapado hasta ahora a la ira del presidente Donald Trump y sus rivales demócratas a la Casa Blanca, no se puede decir lo mismo de los despidos de trabajadores estadounidenses por parte de GM. Los recortes se han convertido en objeto de críticas de los políticos de todas las tendencias.
El portavoz de GM, Jim Cain, dice que la decisión de fabricar el vehículo en México y los trabajos de preparación para su ensamblaje comenzaron hace varios años, cuando la fábrica de Lordstown, Ohio, producía autos compactos Chevy Cruze a tres turnos. Después las ventas cayeron, y la compañía dejó de producirlo a principios de este año.
GM tenía espacio de fabricación para el Blazer en Ramos Arizpe porque la compañía trasladó un SUV Cadillac de esa planta a otra en Tennessee, dijo Cain, quien señala que el SUV Chevy emplea componentes estadounidenses por US$500 millones al año.
Actos racistas generan advertencias y despidos en General Motors
Polémica importante
El Blazer y el destino de los trabajadores sindicalizados también son temas polémicos en las negociaciones de este verano entre GM y la UAW para un nuevo acuerdo laboral de cuatro años.
El nuevo SUV se ha convertido en foco de ira de los trabajadores que corren el riesgo de perder su trabajo si se niegan a trasladarse a otra planta de GM. Regina Duley es una de los aproximadamente 100 trabajadores que quedan en una planta de transmisión de GM en Warren, Michigan, y ésta es su última semana de trabajo antes de que la fábrica cese las operaciones.
"No compraría ese producto", dijo Duley, veterana de la planta de 21 años, sobre el Blazer durante una conferencia de prensa en el local sindical Local 909 al otro lado de la calle de la planta de Warren. "¿Cómo podría comprarlo cuando lo fabrican en México y tenemos aquí a gente sin trabajo?"