Cultivada en el laboratorio. Basada en células. Limpia. In vitro. Falsa. Artificial. Sintética. Carne 2.0. Estos son todos los términos que se refieren al mismo tipo de alimento, uno que ni siquiera está en el mercado todavía.
Pero las compañías que lo están fabricando ya han recaudado cientos de millones de dólares en efectivo de inversionistas y la atención de los reguladores estadounidenses. En lugar de sacrificar animales de forma metódica, esta industria utiliza la ciencia para cultivar lo que afirma que es esencialmente lo mismo que la carne tradicional. Dado el daño al planeta causado por la cría de animales para el mercado masivo, los productos de dicha agricultura celular son vistos por algunos como la carne del futuro.
Pero cómo llamarlo y hacer que la gente lo coma, son cosas diferentes. Por supuesto, el nombre es crucial para la aceptación pública de cualquier producto de consumo. Pero nadie puede llegar a un acuerdo sobre cómo llamarlo.
Originalmente, hubo un impulso para la etiqueta de "carne limpia", que se vio como una mejor alternativa al nombre más clínico de "carne cultivada en laboratorio", dijo Bruce Friedrich, cofundador y director ejecutivo de Good Food Institute, que cabildea por estos nuevos productos.
Pero luego la industria cárnica tradicional influyó diciendo que la versión celular no debería llamarse carne en absoluto. "Estamos utilizando el término ’proteína cultivada producida en laboratorio’", dijo Dan Kovich, subdirector de ciencia y tecnología del Consejo Nacional de Productores de Cerdo. Otros grupos que representan a productores de carne, entre ellos el Instituto Norteamericano de la Carne, la Asociación Nacional de Ganado Bovino y el Consejo Nacional del Pollo, también objetaron la etiqueta de "carne limpia".
La industria estadounidense de la carne representa casi US$200.000 millones en ventas, según una estimación del sector, e invierte millones de dólares anualmente para mantener a Washington de su lado. Invertir en este nuevo sector podría darle mayor influencia en el debate sobre cómo llamar al producto y cómo debe etiquetarse para los consumidores.
Ahora, otros términos parecen estar ganando terreno, tanto en Estados Unidos como en el extranjero. Mark Post, cofundador de la compañía holandesa Mosa Meats, dijo a AgFunder en julio que no usa la etiqueta de "carne limpia". "No se puede traducir al holandés, francés o alemán, y sugiere que la carne actual es sucia", señaló. En agosto, la empresa de agricultura celular Memphis Meats (que cuenta entre sus patrocinadores financieros a los gigantes de la carne Cargill y Tyson) usó el término "basado en células" en una carta enviada a la Casa Blanca. El cofirmante de la carta no era otro que el Instituto de la Carne, el principal brazo de presión de la industria cárnica.
"Pensamos que era razonable y mucho mejor que ’carne limpia’, lo que es inapropiado e inexacto", dijo Eric Mittenthal, del Instituto de la Carne, a Bloomberg. Basado en células es "claro, objetivo e inclusivo", dijo Eric Schulze, vicepresidente de productos y regulaciones de Memphis Meats, a los reguladores federales el mes pasado durante una reunión de dos días en Washington. “Es distinto a las proteínas de origen vegetal y a las carnes de origen animal. Diferencia nuestros productos y al mismo tiempo transmite claramente que la carne basada en células es, de hecho, carne real", apuntó.
JUST Inc., que dijo que podría realizar su primera venta comercial de un producto de pollo cultivado este año, se inclina más por "cultivado" cuando se trata de nombres. Las etiquetas deberían incluir "una declaración de identidad que indique que el producto se cultiva, al igual que la especie de la que deriva el producto", dijo Peter Licari, director de tecnología, en la reunión.
A pesar de la oposición de Friedrich, la directora de políticas de Good Food Institute, Jessica Almy, dijo a Bloomberg que su organización también ha reconsiderado su posición sobre cómo hablar acerca de los productos. "Se siente como que ’carne limpia’ no resuena con todos en este momento", dijo. Otros ven este creciente consenso desde una perspectiva más escéptica.
"Creo que la industria cárnica ha hecho algo muy inteligente", dijo Sarah Sorscher, subdirectora de asuntos regulatorios del Centro para la Ciencia en el Interés Público (CSPI, por sus siglas en inglés), un grupo de defensa del consumidor.
Al invertir en compañías como Memphis Meats, ahora tiene una voz dentro de su propia competencia. "No están en contra de la industria de la carne", dijo sobre las compañías de sustitutos de la carne. “Son la industria cárnica”.
Con el tiempo, los consumidores desarrollarán su propia abreviatura para los sustitutos de la carne, para bien o para mal. "El término que se adopte de forma masiva va a ser decidido por el público", dijo Nik Contis, experto en marcas de PS212.