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Opinión

Los beneficios de empoderar más a las mujeres

Debe ser una prioridad urgente, tal como lo demuestran sendas investigaciones al respecto, haciendo hincapié en la economía y la sociedad general.

Las mujeres necesitan 202 años para ganar lo mismo que los hombres
Las mujeres necesitan 202 años para ganar lo mismo que los hombres | Cedoc

Empoderar a las mujeres alrededor del mundo, y en especial en los países en desarrollo, es una prioridad urgente que va mucho más allá de la justicia social. Amplias investigaciones han demostrado y en muchos casos cuantificado los beneficios para la economía, la toma de decisiones, la política y la sociedad en general.

La Iniciativa para el Desarrollo y la Prosperidad Global de las Mujeres (W-GDP), anunciada por la Casa Blanca el mes pasado, es una de las medidas más prometedoras a la fecha orientadas a impulsar esas metas. Con un diseño reflexivo puesto en marcha, su éxito depende ahora de su implementación.

La propuesta encabezada por Ivanka Trump, asesora del presidente Donald Trump, apunta a llegar a 50 millones de mujeres en países en desarrollo de aquí a 2025. Está bien posicionada y refuerza la Iniciativa de Financiamiento para Mujeres Emprendedoras respaldada por los países del G20. W-GDP se apoya en tres pilares: "mejorar el acceso a educación de calidad y capacitación"; "continuar los esfuerzos para financiar y apoyar el emprendimiento femenino y el acceso de las mujeres a capitales, mercados, asistencia técnica y tutoría"; e "identificar y reducir los obstáculos políticos, legales y reglamentarios a la participación de las mujeres en la economía global".

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Los pilares están reforzados por lo que considero un techo, una estructura que provee financiamiento adicional y está sustentada por un enfoque a nivel de Gobierno a través de la participación de 10 agencias y departamentos de Estados Unidos. W-GDP también permite asociaciones público-privadas, con énfasis en compañías estadounidenses que ya operen en países en vías de desarrollo.

Hay mucho en juego: el empoderamiento de las mujeres promueve un crecimiento mayor y más inclusivo al ampliar la fuerza de trabajo, aumentar la productividad, expandir las oportunidades, reducir la pobreza y ayudar a contener la desigualdad. Y una mayor participación femenina en la toma de decisiones ofrece beneficios adicionales. Al ayudar a crear enfoques más inclusivos y diversos respecto al liderazgo, la participación de mujeres reduce la probabilidad de errores causados por puntos ciegos, inercia y sesgos conscientes e inconscientes.

Ayudar a las mujeres también tiene beneficios políticos. Varias investigaciones revelan que, a partir de lo que es comúnmente una base baja, mientras más mujeres haya en las altas esferas de gobierno, menor es la probabilidad de conflictos armados externos y guerras civiles. La participación de mujeres además puede propiciar una solución más rápida de conflictos, incluidos los que se prolongan por años.

Luego están los beneficios para la sociedad en su conjunto. Estudios demuestran que el mayor empoderamiento económico de las mujeres juega un papel importante en la reducción de la violencia intrafamiliar, el matrimonio infantil y los embarazos adolescentes. Esto promueve sociedades más educadas, sanas y estables.

Por todas estas razones, empoderar a las mujeres en países en desarrollo es un tema de interés nacional de los contribuyentes en economías avanzadas, incluido EE.UU. Los avances ayudarían a reducir los incentivos para la migración económica, contrarrestarían el extremismo que alimenta el terrorismo fronterizo y podrían incluso contener el tipo de bravura militar equivocada en países en desarrollo que retrasa el crecimiento y a menudo resulta en problemas de refugiados de gran escala.

Estudios demuestran que el mayor empoderamiento económico de las mujeres juega un papel importante en la reducción de la violencia intrafamiliar, el matrimonio infantil y los embarazos adolescentes.

Los avances requieren una mezcla ágil de medidas generales, algunas genéricas y otras muy personalizadas. Y requieren tener conciencia de las limitaciones en materia de ciencia de la conducta mencionadas anteriormente, que pueden ser recurrentes y vinculantes cuando no se manejan o consideran.

Es por eso que el diseño general de W-GDP puede ayudar a que el programa tenga éxito en donde esfuerzos previos no pudieron. Existen tres grandes retos para su implementación exitosa:

Primero, la necesidad de desarrollar una mayor especificidad operacional para cada uno de los tres pilares. El foco debería ser centrarse en completar las partes faltantes de las cadenas de valor, abordando fallas de mercado e institucionales en países en desarrollo individuales. Hay mucha investigación que muestra la efectividad potencial de medidas bien diseñadas en áreas como microfinanciamiento, transporte, cuidado y tiempo de comercialización.

Lo segundo, y como se mencionó explícitamente en el anuncio de W-GDP, el programa debería garantizar responsabilidad robusta en ambos lados, a saber, las agencias y compañías de EE.UU. que participen como contribuyentes y los destinatarios. Esto debería conllevar no solo mediciones cuantitativas, sino también cualitativas que reflejen la repartición de mejores prácticas, el desarrollo de redes y aprender de los errores (que podrían ocurrir inevitablemente dada la complejidad de algunas tareas y algunos entornos).

El tercer tema es la gestión atenta de las expectativas. Los triunfos iniciales son críticos para ganar ímpetu y potenciar la narrativa en torno a la importancia de la distribución de responsabilidad y la interconectividad.

Una W-GDP implementada de manera sustentable puede hacer más que conseguir los objetivos inmediatos establecidos por la Casa Blanca. A medida que más países y empresas toman conciencia y participan en iniciativas similares, lo que es probable que suceda, eso puede crear un efecto multiplicador que es transformacional en alcance y significativo en magnitud global.

La gran prueba ahora es hacer que la implementación sea tan robusta como el diseño, ayudar a cumplir con la enorme promesa de lo que puede y debe venir más adelante.

*Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.