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Tras 100 años de dominio socialdemócrata

Partido antiinmigración podría hacer historia en Suecia

El rock vikingo y cerdos enteros al asador atrajeron a miles de suecos a un festival organizado por nacionalistas que están por provocar el mayor trastorno político de su país en un siglo. Galería de fotos

'I'm Not a Racist, But': Sweden Faces Historic Upset in Election
'I'm Not a Racist, But': Sweden Faces Historic Upset in Election | Bloomberg

El rock vikingo y cerdos enteros al asador atrajeron a miles de suecos a un festival organizado por nacionalistas que están por provocar el mayor trastorno político de su país en un siglo.

Los Demócratas de Suecia son dirigidos desde 2005 por un hombre pulcro de anteojos, Jimmie Akesson. Él aburguesó un partido cuyas raíces se remontan al extremo neonazi supremacista blanco del país. Ahora, algunas encuestas muestran que el grupo podría transformarse en el más grande del Parlamento sueco después de las elecciones generales del 9 de septiembre. Ese resultado terminaría con 100 años de dominio socialdemócrata.

En la ciudad natal de Akesson, Solvesborg, grandes multitudes lo aclamaron mientras presentaba la visión de su partido para achicar drásticamente la inmigración. Su agenda forma parte de una ola global de sentimiento nacionalista y antiestablishment surgida tras la crisis financiera de 2008. El triunfo de Donald Trump en Estados Unidos y la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea se destacan como los dos ejemplos más extremos del nuevo orden mundial.

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Para Suecia, un punto de inflexión fue la crisis de los refugiados de 2015. En las últimas décadas, este país de 10 millones de habitantes, otrora homogéneo, se ha transformado, y ahora el 18 por ciento de la población nació fuera del país.

La mayoría de los suecos profesa una visión positiva sobre la inmigración. Pero a los votantes ya no les incomoda tanto expresar su recelo luego de que su país aceptó 600.000 refugiados en los últimos cinco años.

Swexit

En el festival de su partido, Akesson azuzó a la multitud criticando duramente los fracasos del establishment y calificó los dos últimos Gobiernos como los peores en la historia de Suecia. Se intercambiaban camisetas que piden un Swexit, una separación entre el país y la UE, y las bandas tocaban temas nacionalistas.

Ted Lorentsson, un jubilado de la isla de Tjorn, dijo que apoya con entusiasmo a los Demócratas de Suecia. “Creo que quieren mejorar la atención a los ancianos, la salud, el cuidado de los niños”, dijo. “Traer de vuelta la vieja Suecia”. Pero también reconoce que su opinión provoca discordia en su familia, pues su hija siente asco ante lo que le parece una retórica “hitleriana”.

Otros simpatizantes afirman estar frustrados porque el boom económico de Suecia en los últimos años no redundó en una mejora de las prestaciones sociales y otros servicios. “Los trenes y los hospitales no funcionan, pero la inmigración continúa”, dijo Roger Mathson, un obrero jubilado de una fábrica de aceite vegetal.

“No soy racista, pero sí nacionalista”, dijo. “No me gusta ver la plaza de la ciudad llena de damas vestidas con nicab y gente peleándose”.

Frustración

El Gobierno del primer ministro Stefan Lovfen, encabezado por los socialdemócratas, logró tasas de crecimiento económico de más de 3 por ciento, en parte alimentadas por la inmigración. Pero al mismo tiempo, los suecos andan teniendo que esperar más para acceder a prestaciones sociales básicas como la atención en hospitales. Por otro lado, aumentó la delincuencia, con más tiroteos entre pandillas, denuncias de violaciones y vandalismo. El lunes por la noche, se incendiaron un montón de autos en Gotemburgo, lo cual, según la policía, puede haber sido un ataque coordinado.

Sebastian Svensson, un ingeniero que trabaja en la oficina de una encuestadora, dice que antes apoyaba a los Moderados, un partido opositor de centroderecha. Pero se hartó. “Tener impuestos muy altos estaría bien si tuviéramos la mejor atención médica de Europa, por ejemplo”, dijo. “Pero no es así”.