Un general de Ejército cercano al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, está a punto de tomar las riendas de la petrolera estatal del país, en un cambio de liderazgo que ha consternado a los inversionistas.
Con la mayoría de los derechos de voto en manos del Gobierno, Joaquim Silva e Luna fue nombrado miembro de la junta directiva de Petróleo Brasileiro SA en una junta de accionistas celebrada el lunes, un paso formal antes de ser nombrado director ejecutivo. Carlos Alberto de Oliveira, director de exploración y producción, se desempeñará como director ejecutivo interino hasta que la junta nombre a un reemplazante, informó Petrobras en un comunicado.
Luna tendrá que navegar por las prioridades en conflicto de Bolsonaro, quien quiere que la compañía haga más para proteger a los consumidores del aumento de los costos de los combustibles, y las de los inversionistas que quieren que se cobren precios de mercado para ayudar a reducir la deuda y pagar dividendos. El fantasma de una mayor intervención del Gobierno en el productor con sede en Río de Janeiro la ha convertido en la acción con el peor desempeño este año entre las grandes petroleras.
El inminente nuevo director tendrá que pilotear entre los intereses del mercado y el pedido de Bolsonaro de no trasplantar el aumento del combustible a los precios
Los inversionistas están a la espera del equipo que conformará Luna para ver si la compañía dará prioridad a las preocupaciones políticas sobre las ganancias.
Los subsidios al combustible corren el riesgo de descarrilar los esfuerzos de Petrobras por desinvertir un grupo de refinerías, una fuente clave de financiamiento para explotar gigantescos campos petrolíferos en el Atlántico sur que son la base del crecimiento y las ganancias futuras de la compañía. Más competencia en el sector del refinado también dificultaría que el Gobierno intervenga en los niveles de precios.
“Sin el programa de desinversión, tendrán que encontrar alternativas o reducir las inversiones”, dijo Marcelo de Assis, director de investigación en exploración y producción latinoamericana de la consultora Wood Mackenzie Ltd.
Bolsonaro comenzó a criticar en febrero al director ejecutivo saliente Roberto Castello Branco por el aumento de los precios del combustible y decidió no renovar su mandato. El ejecutivo, un defensor del libre mercado que ganó elogios de los inversionistas por dirigir con éxito la petrolera durante la pandemia y fortalecer sus finanzas, fue removido formalmente por la junta el lunes.
Castello Branco continuó su política de precios de combustible basados en el mercado a pesar de las críticas del presidente. La semana pasada, Bolsonaro reprendió a la compañía por subir los precios del gas natural, lo que causó la caída de las acciones y llevó a Petrobras a solicitar al Ministerio de Energía que aclarara qué había querido decir el presidente.
El abrupto cambio de liderazgo ha provocado una gran cantidad de deserciones de la junta y el equipo directivo de la compañía, lo que socava el gobierno corporativo de Petrobras en un momento en que ASG (ambiental, social y de gobernanza corporativa) es una creciente prioridad entre los inversionistas. Uno de los miembros salientes de la junta, Omar Carneiro da Cunha, en una declaración del 2 de marzo que renunció debido a “prácticas de gestión”.