Debido a la sequía que azotó en el último tiempo a Argentina, el campo se ha visto muy afectado en su producción y eso tuvo una fuerte repercusión en la entrada de divisas al país. En ese contexto, la implementación del dólar exportador no tuvo el resultado esperado ante la falta de commodities para liquidar. Con el fin de ampliar este panorama, este medio hizo partícipe al economista jefe de FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina), David Miazzo.
“Ya hubo incentivos previos a vender y eso sumado a la sequía que tuvimos este año, ha hecho que el impacto de este dólar exportador sea muy limitado en el campo”, comentó David Miazzo. “También se ha sumado el nivel de brecha cambiaria, que es prácticamente del 100%, entonces, a la vez que puede ser un incentivo a vender la mejora del tipo de cambio, el desincentivo a esperar por la alta brecha cambiaria también existe”, agregó.
Las ventas del dólar exportador no fueron tan significativas
Posteriormente, Miazzo planteó que, “el agro es una de las principales fuentes de divisas del país, en un año normal genera el 70% de las exportaciones”, por lo tanto, “hubo ventas en el marco de este dólar exportador pero no fueron tan significativas como para generar algún quiebre en la tendencia”.
Las cosechas más importantes en Argentina
“Tenemos dos cosechas importantes, una que es la de trigo, que se da ahora en el verano y después tenemos lo que se llama la cosecha gruesa, principalmente de soja y maíz, que se realiza en mayo”, explicó el entrevistado. En relación a este tema, expresó: “Lo que hay que tener en cuenta para entender la dinámica de comercialización es que se cosecha en un momento del año y después se va vendiendo hasta que llega la próxima cosecha”.
Mercado de alquileres
Por otro lado, el jefe de la FADA señaló: “El mercado de alquileres es bastante libre, en el sentido de que se acuerdan distintos esquemas”. Sobre la misma línea, remarcó que, “lo más común son esquemas semestrales o trimestrales, donde van entrando vencimientos a lo largo del año. En el caso de los semestrales suele ser uno en septiembre y uno en abril o mayo, por lo que terminan coincidiendo con el inicio de la siembra y con la cosecha”.
“Hay un mercado bastante dinámico en Argentina”, destacó Miazzo. “Al momento de la siembra, los productores más ordenados, donde se entierran los costos, hacen las cuentas con los precios futuros y venden una parte de la cosecha como para asegurar un piso de rentabilidad”, completó.