Gabriel Solano participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes de Periodismo de la Escuela de Comunicación del Grupo Perfil, en la que cuestionó la candidatura de Juan Grabois porque sostiene que fue promovida por Sergio Massa y por Cristina Kirchner. "No tengo la menor duda. Fue una jugada de Massa y Cristina Kirchner. Es una maniobra vulgar, demasiado explícita", sostuvo.
El precandidato a presidente por la coalición de izquierda también criticó las declaraciones de Patricia Bullrich sobre su decisión de contener las protestas sociales si logra ser presidenta. "Si Bullrich hace lo que dijo que hará, tendremos una protesta social intensa", adelantó Solano en Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—¿Por qué un votante de izquierda debería elegirlos a ustedes frente a Miryam Bregman y a Nicolás del Caño?
—Porque somos una izquierda que se une, que lucha, estuvimos en La Matanza la semana pasada. Con los candidatos nuestros, la consejera y la intendenta, estamos en 150 barrios de La Matanza. Como consecuencia de esa fuerza, logramos hace dos años ingresar con dos consejeras al Consejo de Libertad y La Matanza. Nunca estuvo la izquierda ahí. La izquierda antes tenía presencia en las secciones medias, pero no en esas barriadas populares tan importantes de Argentina. Tenemos que conquistar al pueblo, al laburante del país. Pienso que la izquierda es independiente de todas las fuerzas políticas. Desde ya, del macrismo, porque con el macrismo somos el agua y el aceite, izquierda y derecha. Pero también del kirchnerismo. Y el problema histórico de la izquierda argentina, es que siempre quiso resolver su falta de inserción popular yéndose con el peronismo. Y eso la anuló como alternativa. Nosotros no estamos para repetir esa experiencia.
—El kirchnerismo rescató muchas banderas tradicionales de la izquierda, ¿cuál es la diferencia entre el kirchnerismo y la izquierda?
—La izquierda tiene que ser independiente del kirchnerismo por dos motivos. Uno, es un principio, sino se pierde la esencia, y si quiere llegar al gobierno con una especie de atajo finalmente no va a dar resultado. Segundo, considero hoy necesaria esa independencia. Para mucha gente, el gobierno actual, es un gobierno de izquierda y lo piensan por las invocaciones que hace, por el relato que utiliza. Porque hay mucha gente de izquierda dentro del gobierno, los conozco desde toda la vida militante. Este gobierno es un fracaso estrepitoso, si nosotros no somos claramente independientes del kirchnerismo, mucha gente nos coloca a nosotros dentro del fracaso. Y no es así, fracasa un programa de gobierno kirchnerista que pactó con el FMI. La izquierda tiene que esforzarse, como lo hace el Partido Obrero, tener una fuerte presencia popular en los lugares de trabajo. El gran desafío de la izquierda es derrotar al peronismo. Es el desafío histórico de la izquierda, y para lograrlo tenemos que estar en esos lugares, es lo que nos distingue.
—¿La decisión de promover la candidatura de Juan Grabois busca contener votos por izquierda en el oficialismo?
—No tengo la menor duda. Fue una jugada de Massa y Cristina Kirchner. Es una maniobra vulgar, demasiado explícita. Le ponían muchas trabas a Scioli para ir a la interna. Los candidatos a elegir a Grabois van en una lista única como la de Sergio Massa. Es una especie de salto mortal con red. Porque esto asegura que los diputados de Grabois van a entrar en la lista de Sergio. Si votas a Grabois, finalmente es para Massa. La elección de él generó una especie de revuelo dentro de las estructuras populares, diciendo: “Che, nos metieron a un agente del empresariado Manzano- Vila, de la embajada norteamericana”. Massa es Braden, no es Perón. Tenemos que tener un Braden de candidato, entonces metemos a Grabois para conectar por izquierda. Es demasiado evidente. Y le dieron a Grabois el favor. Le pagaron el favor. Le pidió espacios para sus diputados y una lista de legisladores.
—¿Cómo califica a Massa en términos políticos?
—Massa es una persona inescrupulosa. No encuentro adjetivo más adecuado. Después de la derrota en el 2015, Massa se convirtió en el representante para América Latina de la ONG de Giuliani, el alcalde de Nueva York que aplicó la tolerancia cero contra los negros, latinos. Y ahora es el abogado de Trump para defenderlos del Golpe de Estado en el Capitolio. El ala derecha del Partido Republicano. Cuando Massa fue a la Cámara de la Construcción dijo que si la Cordillera de los Andes fuese una torta, la porción más grande sería para Bulgheroni, que es su amigo. Por ende, se podría privatizar la Cordillera y así el litio siendo uno de los principales grupos empresariales que está en ese tema, Manzano- Vila.
—¿Cómo definiría a Máximo Kirchner?
—Yo lo considero una persona políticamente irrelevante. No tiene un perfil de político importante. Da lo mismo, cómo se llame. Es por el peso de su apellido. Sería distinto si se llamara Juan Pérez o Juan González... No, Juan González, no, que es un gran periodista de Noticias y acaba de publicar "El Loco", una gran investigación sobre Milei.
—¿La izquierda debe hacer una autocrítica por el crecimiento de Javier Milei?
—Sí, yo tengo una autocrítica. La crítica es los errores. Y un acierto puede tener un límite. El Frente de Izquierda, que conformamos en el año 2011, fue un acierto. Creo que está a la vista de resultados. La izquierda subió un par de escalones en la conciliación política argentina. Pero tiene un límite, que es que la izquierda no puede ser una expresión electoral, tiene que conquistar al pueblo. Milei, en buena medida, es el resultado de que mucha gente piensa que, como hay gobiernos en sectores medio de izquierda que fracasan, pendularmente se van a la derecha. Si vos ves lo del 2001, gobernaba la derecha, De la Rúa, Cavallo y compañía, fracasaban a la izquierda. La izquierda tiene que esforzarse por superar los límites que tiene, conquistando a la mayoría del pueblo y así poder gobernar Argentina.
—Haciendo una similitud con el 2001. ¿Hay posibilidades de que la crisis se profundice en Argentina?
—No sé, todo lo que puede pasar. Si uno tiene una mirada amplia y ve a América Latina, es interesante que los gobiernos fracasan todos. De derecha y de izquierda. Esto pasó con toda la derecha continental. Cayó Piñera en Chile, perdió la derecha en Colombia, que es donde se encuentra la principal base militar norteamericana en la región. Perdió Bolsonaro en Brasil. A la derecha no le ha ido bien en América Latina. El gran desafío nuestro y de los trabajadores es la unión para un proyecto común y avanzar en estos temas.
—¿Cómo imagina la protesta social si gana Patricia Bullrich?
—Si Bullrich hace lo que dijo que hará, tendremos una protesta social intensa. Soy del Partido Obrero y ella propone eliminar algo que se llama ultraactividad que es el acuerdo entre la parte obrera y la parte patronal. Para los trabajadores es una defensa la ultraactividad, porque yo estoy dispuesto a modificarlo si tengo una conquista nueva, pero si no tengo una conquista, porque no me da mi relación de fuerza para obtenerla, al menos, al no darme consentimiento, no puedo modificarlo en contra. Lo quieren terminar. Eso va a ser una guerra. Es una guerra contra los trabajadores. La orientación de una cantidad de fuerzas políticas parte de una premisa completamente falsa, dicen que el problema de Argentina es que tiene un alto costo laboral y que los trabajadores tienen muchos derechos. Y que, si no se baja el costo laboral y se eliminan derechos, Argentina no tiene futuro.
—Hace poco en Twitch estuvo con Carlos Maslatón. ¿Va a llevarlo a la izquierda?
—No, Maslatón no sé dónde se queda. Es difícil decirlo. Yo hice varios debates con él, son interesantes conceptualmente. En general lo son, a mí me interesa debatir con todo el mundo. Porque es una forma también de poner a prueba la política de uno. Y las posiciones por contraste, metodológicamente, son las más nítidas. Es decir, a mí se me prefiere la exposición de uno en contraste con la de otro.
—En los inicios de su militancia universitaria, usted conformó una alianza con Axel Kicillof. ¿Cómo analiza la trayectoria política posterior de Kicillof?
—Es evidente que involucionó. En el año 2001, cuando fue la crisis de la Alianza y la caída del gobierno de la UBA, nosotros ganamos muchos centros de estudiantes. Con el grupo de Axel Kicillof, que se llamaba TNT, conquistamos la Federación Universitaria de Buenos Aires. La fuerza de Axel tenía la presidencia, pero hicimos una alianza y formamos una lista común. Éramos fuerzas distintas, duró muy poco. Lo de ellos era interesante llamaban Independientes, estaban en auge en ese momento, se caracterizaban por una especie de rechazo abstracto a los partidos, sin diferenciar un partido como el nuestro de un partido como el radicalismo.
—Agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes de Periodismo de Perfil Educación y le damos la posibilidad de cerrar el reportaje con un comentario final.
—Es un gran momento para la izquierda argentina, es un desafío y el gran desafío nuestro, el gran desafío de los trabajadores, es ver cómo la izquierda y los trabajadores se juntan para un proyecto común y nosotros estamos tratando de avanzar en esos temas. Por eso, agradezco la invitación y que me hayan permitido expresarme en ese sentido.
Por Alejandro L Ninin, Matías Cacheiro y Pablo Cabrera
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación
Escuela de Comunicación del Grupo Perfil