Investigadores encontraron en playas cercanas a la ciudad de Miramar el cráneo de un megaterio, un perezoso terrestre gigante ya extinguido, que data de 3,5 millones de años. Se trata de los restos más antiguos hallados en territorio argentino de estos animales, que alcanzaban los cinco metros de longitud.
El hallazgo fue dado a conocer por un equipo interdisciplinario que incluye investigadores del LACEV, la Fundación Azara, el Museo de Ciencias Naturales de Miramar, Centro de Geología de Costas y Cuaternario de la Universidad Nacional de Mar Platense y el Laboratorio de Paleontología de Vertebrados (CICYTTP).
Según detallaron, encontraron un cráneo de megaterio de una antigüedad que supera los tres millones y medio de años, durante el Plioceno de la región pampeana.
Los restos del ejemplar fueron encontrados en el sector costero de San Eduardo del Mar y estudiado recientemente por los investigadores que presentaron el estudio de este hallazgo: Nicolás R. Chimento, Federico L. Agnolin, Diego Brandoni, Daniel Boh, Mariano Magnussen, Francisco De Cianni y Federico Isla.
Hallan restos de megamamíferos en la costa
Si bien los restos de megaterio son comunes en todo el territorio argentino, esta es la primera vez que se encuentran restos del descomunal mamífero de tamaña antigüedad, sólo comparable con los hallados algunos años atrás en Bolivia.
De acuerdo a la información de los especialistas que consignó NA, la existencia de un megaterio tan antiguo en las planicies pampeanas muestra que la historia de estos enormes perezosos aún es casi desconocida, y señalan que es posible que los megaterios hayan tenido una historia mucho más compleja de lo que se cree.
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Cómo era el megaterio
Este mamífero era un enorme perezoso terrestre, que alcanzaba los 5 metros de longitud y las 6 toneladas, datos comparables a los elefantes más grandes. Era de hocico estrecho y tenía una larga lengua con la que se infiere que arrancaba las ramas vegetales que constituían su alimento.
Según detalla un artículo publicado por el Museo de Ciencias Naturales de Miramar, tenía un esqueleto robusto con una gran cintura pélvica, y una ancha y musculosa cola. Su dieta se basaba en hojas de plantas tales como las yuccas, agaves y pastos, y podía sostenerse en sus patas traseras, así como para alcanzar la vegetación más alta, como así también desenterrar raíces usando las grandes garras de sus patas.
“Su enorme tamaño le permitía alimentarse a alturas a las que no tenían acceso otros herbívoros contemporáneos. Elevándose sobre sus poderosas patas traseras y usando su cola para formar un trípode. Además podía soportar su enorme peso corporal mientras usaba sus garras curvas de sus largos brazos para acercarse las ramas de los árboles”, dicen sobre el perezoso.
Aunque algunos especialistas creen que podría haber sido carnívoro y que utilizaba sus grandes garras para apuñalar a sus presas, señalan que la evidencia al respecto aún es escasa.
Habitó en ambientes de bosques y praderas de las áreas levemente boscosas de Sudamérica, y estaba adaptado a hábitats de clima templado, árido o semiárido.
AG CP