Apenas pasó un mes desde que los científicos chinos decodificaran la información genética del coronavirus y la pusieran a disposición de la comunidad mundial de investigadores.
Numerosas compañías farmacéuticas, instituciones de investigación, incluidas las universitarias, comenzaron a trabajar a contrarreloj. Entretanto, el número de laboratorios que trabajan de manera incesante en el desarrollo de vacunas para combatir el SARS-CoV-2 creció. Además de los grandes institutos de investigación, como el Instituto para el Control y Prevención de Enfermedades Virales en China continental, investigadores de Hong Kong, Estados Unidos, Alemania, Francia, Australia, Canadá e Israel están concentrados en dicha labor.
Varios proyectos son financiados por CEPI (Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias), una asociación internacional financiada por fondos gubernamentales y privados.
Actualmente, CEPI promueve el desarrollo de vacunas de CureVac (Alemania), Inovio y Moderna (ambos EE.UU.). También hay un proyecto de la Universidad de Queensland (Australia), que estuvo examinando una vacuna en animales modelo desde finales de febrero. Johnson & Johnson, Novavax (ambos EE. UU.), Sanofi (Francia y multinacional) y VIDO-InterVAC (Canadá) también anunciaron sus propios desarrollos de vacunas.
¿Qué sucede con los informes de éxito?
Algunos grupos de investigación anunciaron el desarrollo de vacunas, adelantado fechas muy ambiciosas, en algunos casos se habla de unas pocas semanas.
Sin embargo, los expertos alemanes son muy críticos con tales informaciones. El epidemiólogo Alexander Kekulé, quien dirige el Instituto de Microbiología Médica en el Hospital de la Universidad de Halle, cree que una vacuna podría estar en el mercado en 2021, como muy pronto. "De ninguna manera tendremos una vacuna para el otoño [2020]", dijo el profesor de medicina en un debate televisivo en la televisión alemana.
Kekulé también explicó la dificultad de desarrollar una vacuna contra los coronavirus, ya que estos son genéticamente muy adaptables. La capacidad de adaptación del nuevo virus fue confirmada por científicos chinos, quienes llevaron ahora a cabo un estudio, donde descubrieron que ya hay dos cepas de SARS-CoV-2, una cepa s-CoV y una cepa l-CoV. La primera es la más común y la segunda, más peligrosa.
La rápida adaptabilidad de los coronavirus es también una de las razones por las que todavía no hay vacunas contra los virus comunes del resfriado estacional. La mayoría de estos también son coronavirus, sin embargo no tan agresivos como el SARS-CoV-1, el SARS-CoV-2 y el MERS-CoV.
La seguridad antes que la velocidad
Al contrario que con el virus del ébola, donde se fusionaron las fases II y III de la aplicación de la vacuna, este proceso con el SARS-CoV-2 está fuera de debate. El coronavirus es mucho menos peligroso que el ébola y la urgencia no es tan alta.
El uso de una nueva vacuna siempre significa que muchas personas sanas tienen que vacunarse con ella. Y aquí, a diferencia del ébola, la evaluación de riesgos claramente habla en contra de un procedimiento apresurado. Es más importante descartar posibles daños en la vacuna que vacunar apresuradamente a personas sanas, que casi nunca tienen enfermedades graves.
Además, ya hay medicamentos disponibles para tratar enfermedades con manifestaciones graves. El inhibidor de la ARN polimerasa remdesivir, que se desarrolló originalmente contra el ébola, ya está en el mercado y es muy prometedor, informó Deutsche Welle.
¿Cómo funcionan las diferentes vacunas?
Casi todas las vacunas en desarrollo se basan en inyecciones ya existentes. Algunas ya están en uso en la medicina veterinaria, como una contra el MERS, que se usa en camellos.
Muchas compañías farmacéuticas actualmente esperan que se descubran sustancias cuya información genética (ARNm o ADN) origine la formación de proteínas virales inofensivas en el cuerpo. El sistema inmunitario reacciona, crea antígenos, que también actúan contra el peligroso coronavirus.
Otros fabricantes apuestan por administrar las proteínas del virus o los virus de la vacuna directamente a los pacientes. Este es un método más tradicional de producción de dichas sustancia. Sin embargo, puede durar más tiempo para poder suministrar las suficientes cantidades.
¿Llegará la vacuna a tiempo?
En principio, no se puede descartar que la vacuna no esté en el mercado cuando la pandemia actual se haya frenado. Sin embargo, otras oleadas de COVID-19 también pueden volver a afectar al planeta.
Cuando comience el verano en el hemisferio norte, los virus tendrán más dificultades, pero podría haber más epidemias en el hemisferio sur por el frío. A finales de otoño, el virus podría propagarse más fácilmente en el norte.
DW / DS