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El Triángulo de las Bermudas son dos y la NASA ya sabe por qué allí desaparece todo

Descubrieron el motivo de la desaparición de aviones, buques y personas. Además, hay otro Triángulo de las Bermudas "aéreo" que pasa por el Atlántico Sur y se está agrandando. Galería de fotos

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"Triángulo de las Bermudas". | Shutterstock

Un investigador becado por la NASA logró al fin dar una explicación científica al más de medio centenar de embarcaciones y a las dos decenas de aeronaves que desparecieron en el Triángulo de las Bermudas, desde el siglo XIX.

Denominación marketinera e impropia para John Tarduno, de él se trata, el experto en física prefiere la expresión “Anomalía del Atlántico Sur” (SAA, por sus siglas en inglés) para referirse a la zona del Atlántico Norte delimitada entre las Islas Bermudas, la isla de Puerto Rico y la ciudad estadounidense de Miami, extremos de un triángulo equilátero imaginario que abarca una superficie de 1,1 millón de kilómetros cuadrados. Sin embargo, hablar del Triángulo de las Bermudas como un fenómeno acuático del hemisferio norte, es inapropiado. Vayamos por partes.

En esta área, "el campo magnético de la Tierra tiene un punto débil que se cierne sobre Sudamérica y el sur del océano Atlántico”, según explicó Tarduno.

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Esta irregularidad hace que la radiación de los rayos solares se aproxime hasta 200 kilómetros a la superficie de nuestro planeta. Y este fenómeno provocaría los accidentes y desapariciones, incluso humanas, que se registraron en esa zona. 

Lo que durante décadas se atribuyó sin demasiado fundamento a la acción de los extraterrestres, a una fuerza desconocida que traccionaba hacia el interior de la corteza terrestre, a un desorden meteorológico o incluso al exceso de tráfico en la zona, hoy parece ser, según este experto que investiga el tema con financiación de la NASA, una consecuencia de la combinación radiación solar - magnetismo terrestre

Cuanto más intensa es la radiación solar, mayor es el flujo de partículas energéticas en el Atlántico


En el agua y "sobre" ella

"No me gusta el apodo del Triángulo de las Bermudas, pero en esa región, la menor intensidad del campo geomagnético acaba provocando una mayor vulnerabilidad de los satélites a las partículas energéticas. Hasta el punto de que podrían dañar las naves espaciales que atraviesen la zona", explicó John Tarduno, profesor de geofísica del Departamento de Ciencias de la Tierra y el Medioambiente del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Rochester, como portavoz de la NASA. 

"Así, los satélites que pasen por el Triángulo de las Bermudas experimentarán mayores cantidades de radiación hasta el punto de que podrían producirse serios daños", adelantó Tarduno. “Porque aquí hay una radiación más intensa que en cualquier otro lugar en órbita", dijo.

Triángulo de las Bermudas del Espacio

Si miramos hacia el cielo, podemos explorar otro fenómeno similar denominado el "Triángulo de las Bermudas del espacio". Es una vasta región sobre la Tierra que “sobrevuela” el Atlántico Sur, entre Chile y Zimbabwe y “se sienta” en el punto en donde el cinturón de radiación Van Allen se acerca a la superficie terrestre.

“La Tierra tiene dos cinturones Van Allen, que son dos anillos con partículas cargadas que rodean nuestro planeta, mantenidos en su lugar por el campo magnético de la Tierra. La parte interior se compone principalmente de protones de alta energía y la parte exterior son principalmente electrones. Debido a que los cinturones atrapan las partículas que salen disparadas desde la superficie del sol, terminan protegiendo la superficie del planeta de la radiación dañina”, amplía John Tarduno.

Ese "Triángulo de las Bermudas del espacio" causa estragos en las naves espaciales que ingresan al área. La nave no se está desvaneciendo repentinamente en el aire, pero la interrupción causada es, sin embargo, grave y plantea problemas tanto para el equipo como para los astronautas.

El campo magnético de la Tierra nos protege a una altura de entre 1000 y 60.000 kilómetros sobre la superficie del planeta. Sin embargo, cuando algunos puntos de radiación tienen menor altitud, interfieren con la órbita de los satélites que comienzan a ser bombardeados por protones que superan energías de 10 millones de electrovoltios (eV) a una velocidad de 3.000 "hits" por centímetro cuadrado por segundo.

Esto afecta los sistemas electrónicos a bordo de cualquier nave espacial, lo que dificulta el funcionamiento de estos instrumentos y obliga a las agencias espaciales y otros operadores de satélites a apagarlos.

La elevada radiación puede afectar gravemente el funcionamiento de los instrumentos electrónicos de las naves y computadoras espaciales


Eso pasó exactamente en la Estación Espacial Internacional que, desde que orbita a 400 kilómetros de la Tierra a partir del 2000, ha tenido que apagar varias veces su red abordo. La Anomalía del Atlántico Sur bloqueaba todas sus computadoras. 

Algunos astronautas relataron incluso que habían visto extrañas luces blancas parpadeantes, cuando los sistemas electrónicos desfallecían. Por eso, los ingenieros toman todas las precauciones para protegerlos cuando atraviesan esta extraña zona del planeta.

Lo mismo ocurre aún con el telescopio Hubble, que pasa por el Triángulo de las Bermudas del Espacio (o la Anomalía del Atlántico Sur) 10 veces al día. Y, además, permanece allí un 15% de su tiempo. Cuando anda por ahí, el Hubble no puede recopilar datos astronómicos y se toma un recreo. 

El telescopio espacial Hubble navega diez veces por día por el Triángulo de las Bermudas del Espacio


Por otra parte, Weijia Kuang y Andrew Tangborn, miembros de NASA Goddard Center trabajan en el Proyecto Aguas Azules, como parte del equipo que predice los cambios en el campo geomagnético, particularmente en la Anomalía del Atlántico Sur, para ayudar a mantener en correcto funcionamiento los satélites.

Ambos indicaron que la Anomalía del Atlántico Sur (alias Triángulo de las Bermudas) se está desplazando hacia el este y que, además, aumenta su tamaño.
Según sus cálculos y pronósticos, en cinco años su volumen y área de influencia se incrementaría alrededor de 10% en comparación con sus últimas mediciones del año 2019.