COLUMNISTAS
Defensora de Género

Aborto y abuso sexual, las principales claves de la semana

20201129_ive_aborto_cedoc_g
El proyecto comenzará a debatirse esta semana en Diputados. | cedoc

La semana nos deparó muchas noticias buenas y malas. Entre las buenas la presentación del PEN de los dos proyectos de ley ya comentadas la semana pasada: el de Interrupción Voluntaria del Embarazo y la de los mil días. Si bien ambos están vinculados, uno es fundamental para ampliar un derecho hoy negado, el otro es para asegurar que se brinden los servicios que garantizan derechos reconocidos, pero a veces no cubiertos plenamente. El Presidente cumplió su promesa. Ahora representantes del Congreso iniciarán su tratamiento. En el caso del proyecto de IVE se discutirá el proyecto del PEN junto a otros. Con la experiencia aún fresca del 2018, todos somos conscientes de que ya se han planteado todos los argumentos posibles, e incluso algunos increíbles que se escucharon. Por eso esperamos que no se repita el desfile de oradores y se priorice la discusión entre los legisladores para producir una ley que comparta la mayoría.

El domingo en 50/50 la nota de Clara Fernández Escudero: “Por qué es necesario que sea ley” se refiere a los principales argumentos señalados y avalados por la Organización Mundial de la Salud y otros. También compara la situación en países como Uruguay, entre otros. Esta nota se complementa con la entrevista a la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad que dijo: “Imagino el día tras la sanción sin muertes por abortos clandestinos”, algo que grafica lo que viven niñas y mujeres ante la falta de la ley que garantice ese derecho. Son los abortos clandestinos los que enferman y matan. La clandestinidad transforma algo con escaso riesgo en algo grave y de alto riesgo. Sacar el aborto de la clandestinidad, además de acabar un buen negocio de algunos; acaba esa amenaza que viven tantas mujeres y niñas. La ley les va a permitir no arriesgar su salud y su vida, ni ser obligadas a seguir embarazos forzados con el sufrimiento que esto implica.

Otra noticia fue la historia de Lorena Bobbitt, una ecuatoriana que migró a Estados Unidos. Hace 27 años vivió abuso sexual reiterado por parte de su marido, y en un acto de desesperación ante un nuevo ataque al dormirse le cortó el pene y huyó de su casa. El caso fue muy comentado por la prensa que invirtió la situación y la víctima de abusos y violencia reiterados pasó a ser la victimaria. Por eso ahora Lorena Gallo, decidió contar su historia y hacer una película. Ésta tiene el valor testimonial, de quien sufrió en su cuerpo cada revictimización y los sufrimientos que implicaron. El agresor fue presentado y visto como la víctima, ignorando sus agresiones y su responsabilidad en ellas; 27 años después parece imposible, pero no lo es y los ejemplos los tenemos a diario. No tenemos que irnos a otro país para verlos, cuando la Justicia, los medios de comunicación y las fuerzas de seguridad ante una víctima de violencia de género, incluso femicidio, señalan que vestía un short muy corto o una pollera muy ajustada o iba mucho a fiestas. Peor cuando la Justicia por esto justifica la agresión y justifica al agresor y lo libera o le da una pena mínima. Por eso Lorena Gallo, liberada de su apellido de casada, es ahora una activista que ayuda a otras mujeres a que no vivan lo mismo que ella. Su forma de hacerlo es con esta película, cuyo estreno online quedó oculto por la muerte de Maradona. La celebración del Día de Lucha contra la violencia este 2020, tan atípico también cambió los planes y todas las actividades fueron suspendidas. Algo lógico y comprensible, pero que nos trajo otros hechos de violencia. El dolor y la tristeza que nos produjo a todos les argentinos y también a otros del mundo, se vio afectada por la violencia que se desató en torno al velatorio en la Casa Rosada. Irónicamente el amor y la pasión de quienes arremetieron contra las vallas que limitaban el acceso, se expresó como vemos habitualmente en el fútbol, en una violencia irracional que puso en peligro a los que querían homenajear y dar el último adiós. Esta incoherencia es la que muchas veces guía a los agresores que aman a sus víctimas, pero no pueden evitar agredirlas, y por eso en casos de femicidios luego se matan o lo intentan. Esto que no imaginaron quienes organizaron el velorio es lo mismo que pasa con quienes están en las tramas de violencia de género. No imaginan las consecuencias. No es admisible para quienes trabajan en la prevención de la violencia, por eso la ley Micaela. Este caso debería incorporarse como un ejemplo de conducta social masiva en los talleres docentes de la ley Micaela. Porque esa ley es para poder revisar conductas, no meramente escuchar una clase e incorporar los conocimientos, pero no aplicarlos en futuras conductas. La Justicia nos da ejemplos a diario de esta incapacidad.