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Aguas territoriales

Dije Cataluña y no Catalunya, porque considero que el catalanismo antiespañol es parte de una política bárbara y xenófoba.

06-11-2021-logo-perfil
. | Cedoc Perfil

Me encuentro con un librito de Inés Marcó llamado Som-hi! y pienso que es alguna cosa coreana. Pero no, se trata de un diario (muy corto, tardé un café y dos medialunas en leerlo) escrito por la autora durante los meses que pasó en Barcelona, a partir de septiembre de 2017, y cuyo tema principal es la natación en aguas abiertas, un asunto que me resulta cercano, aunque yo soy solo un nadador ocasional y Marcó es una amateur dedicada al entrenamiento diario, perfeccionamiento constante y participación en competencias. Me hizo pensar en una especie de Santiago García acuática, aunque este no es un libro de divulgación o de autoayuda o lo que sean los libros sobre running. Marcó, que también pinta y le interesan los colores, se dedica a describir sus incursiones en el Mediterráneo en compañía de un pequeño grupo de compañeros, que eligen cada día la trayectoria en función del tiempo, las corrientes y la temperatura del agua. Algo parecido hacemos en San Clemente con Flavia, aunque este año todavía no empezamos la temporada y tampoco tenemos demasiadas variantes: nosotros nadamos paralelos a la costa hacia el Norte o hacia el Sur y volvemos caminando, mientras que Marcó se adentra en el mar y tiene distintos puntos de referencia. Además, ella se entrena en la pileta y, como viene de Concordia, pasó por la experiencia del río. En comparación, nosotros no calificamos demasiado como nadadores, aunque Flavia se mete en invierno con el traje de neoprene y también lleva una bitácora con los días nadados. Lo mío es todavía más modesto: solo en verano, sin traje ni antiparras ni tapones para los oídos ni salvavidas (por favor, ya sé, no me manden a vacunarme). 

Si bien enseguida descubrí que el libro no tenía que ver con el Extremo Oriente sino con Cataluña, cuando leí que los nadadores se alentaban entre ellos diciendo, por ejemplo, ¡Al vela, som-hi!, pensé que utilizaban una expresión universal venida de Asia, algo como gung-ho! Pero fue una nueva decepción: som-hi quiere decir vamos, allá vamos, manos a la obra en catalán. El lector habrá notado que dije Cataluña y no Catalunya, porque considero que el catalanismo antiespañol es parte de una política bárbara y xenófoba. Marcó, en cambio, escribe Catalunya y, de hecho, cuenta que llegó a Barcelona en tiempos del Procés, en los días del anticonstitucional referéndum, y se nota que se entusiasmó un poco con las banderas que veía alrededor, con la estelada blava, la estelada vermella y el catalanismo en general. Pero el libro se ocupa más bien de lo que ocurre en el agua y, hacia el final, del embarazo de la nadadora. Hay dos cosas que están notoriamente ausentes del texto. Una es la legua catalana, en el sentido de que Marcó no cuenta cómo se comunica. La otra es el marido: aunque cada tanto usa la primera persona del plural (“llegamos a Barcelona en tal época”, etcétera), no hace nunca una mención directa al nombre ni a la ocupación del sujeto. Pero volviendo a los asuntos nacionales, llega a contar que Marian, la mujer que dirigía el grupo, se va de la ciudad porque está cansada de trabajar y de ganar poco, pero también porque “el Procés la afectó mucho, ya que como madrileña se sentía foránea”. No especifica si los peces y las medusas catalanas son más amables con nosotros los españoles.