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CRONISTA COSMICO

Ante el Mundial

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Para un periodista “de opinión”, ocasiones como el Mundial de Fútbol presentan el inconveniente de lo ya visto, lo repetido, el famoso déjà vu. De entrada, esa necesidad u obligación de aclarar “a mí me gusta el fútbol”, seguida, para el caso local, de “y por supuesto, quiero que gane Argentina”. Imperativo idiota, si se lo mira bien, porque ¿qué pasa si a uno no le gusta el fútbol y/o le importa un pito quién gane el torneo?
Pero bueno, supongamos que la aclaración puede dejarse de lado (factible, siempre que uno no se encuentre cerca de una “barra brava”, en la radio o la televisión; pongamos por caso, atrincherado en su hogar), y analizar lo que ocurre como el ciudadano de un planeta donde no existen las hinchadas y el negocio del fútbol.
¿Qué tendría este extraterrestre ante los ojos para considerar? En primer lugar, un puñado de deportistas y técnicos del asunto, muy buenos en lo suyo, entre los mejor pagados del mundo. Los españoles, por ejemplo, recibirán 700 mil euros cada uno, más de un millón de dólares, si repiten el título. Y eso, como “extra”. Pero “eso” no es nada comparado con lo que reciben, directa o indirectamente, legal o ilegalmente, los dirigentes; lo que invierten las “grandes marcas” a cambio de que el deporte sea cada vez menos un deporte. Un ejemplo de esto último sería la cada vez más evidente modalidad de jugadores que, luego de marcar un gol, se desprenden a manotazos de los compañeros que le armaron la jugada para correr ante las cámaras de televisión a mostrar la marca de ropa deportiva que promocionan sus camisetas. El nombre del club, o el del país que representan, está en segundo plano, cuando está…
A nuestro comentarista se le presentaría luego el negocio de la construcción y/o remodelación de estadios, carreteras, aeropuertos; un asunto de políticos y empresarios. En Brasil se gastaron en eso miles de millones de dólares, más del doble de lo previsto, que incluyen los 270 millones de un estadio nuevo, el Arena-Amazonas de Manaos, una región donde la temperatura promedio es de 30 grados a la sombra, la humedad del 80% y la media de asistencia a los estadios, 500 personas por partido. Un magistrado del Tribunal de Justicia de Amazonas propuso que luego del Mundial el estadio sirva de prisión provisional…
Luego aparecerían las trapisondas de la FIFA, la dirigencia mundial del fútbol, de las cuales la adjudicación a Quatar de la sede del próximo torneo y su secuela de escándalos de coimas es la última conocida, por no hablar de las denuncias que enfrenta su anteúltimo presidente, Joao Havelange, un brasileño, ya que estamos.
El analista interplanetario concluiría así que la marea antimundial desatada en Brasil, el país del fútbol, del pentacampeón del mundo, resulta lógica, necesaria, alentadora, vistas las enormes carencias, desigualdades e injusticias que lo caracterizan.
Y por último, si nuestro cronista cósmico escribiese para un medio argentino, no podría dejar de citar a un colega, terrestre él, que alguna vez señaló que “El fútbol profesional argentino es hoy por hoy un entramado mafioso de clubes en bancarrota, negocios ilegales, lavado de dinero, publicidad y ‘barras bravas’ omnipotentes e impunes que se enfrentan entre sí, cometen numerosas agresiones y asesinatos –seis por año en promedio– y hacen peligrosísima la asistencia a los estadios. El presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Grondona, sigue en el puesto desde 1979, cuando fue nombrado por la dictadura militar” (PERFIL, 16-2-13, y http://www.perfil.com/columnistas/Balas-para-todos-politica-y-negocios-sucios--20130728-0059.html).
En fin, que si el cronista de marras fuese el que esto escribe, o sea un argentino nacido y criado, no podría dejar de señalar que la satisfacción de un posible tercer título mundial se le empaña ante la perspectiva de ver a Messi y sus compañeros bailando cumbia villera en la Rosada, acompañado de Cristina Fernández, Amado Boudou, Julio Grondona y Moria Casán.
 
 *Periodista y escritor.
 Acaba de publicar, junto a Mario Bunge,
¿Tiene porvenir el socialismo? (Eudeba).