COLUMNISTAS
Relatos

Antifeminismo y democracia

06-11-2021-logo-perfil
. | Cedoc Perfil

De la variedad de ideas sobre cómo vivir en sociedad, los feminismos ofrecen una con promesas de justicia. Argentina sigue avanzando en una agenda de ampliación de derechos, aunque sin mayoría. Las personas que no aprueban el aborto son el 45%, y quienes sostienen que los reclamos de las feministas son excesivos alcanzan el 40%. 

Esta tensión provoca tres consideraciones. El terreno político de debate público es imprescindible porque las conquistas requieren difusión, intercambios, y además porque el debate público hace accountables a quienes defienden privilegios. 

En segundo lugar, existe una minoría creciente –quizás– que colecciona antiguas frustraciones, nuevos odios y que combina todo con estrategias muy efectivas de comunicación. Es preciso develar qué desean. 

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Por último, aunque haya quien dude de los beneficios de los feminismos para la calidad de las democracias, los daños que generan los movimientos antifeministas a las democracias son evidentes. 

Por tanto se requiere conocer la oferta ideológica que se propala desde la derecha reaccionaria, conservadora y/o libertaria. La avanzada ultra es, en su dimensión simbólica, antifeminista (junto con la Alliance Defending Freedom denuncian la “ideología de género”). Se reúnen y pagan viajes a quienes integran el Congreso Hemisférico de Parlamentarios. Una pista para su rápida identificación: repiten “defendemos valores”.

En su dimensión material es antiprogresista y resiste intervenciones del Estado en la economía denostando cualquier política pública como keynesiana y más popularmente “comunista”. 

Los activismos ultra en Argentina cobraron presencia en derredor del líder del partido La Libertad Avanza, Javier Milei. Como en otras latitudes, no cuentan con construcción colectiva sino con presencias individuales en eventos y redes. Los cuerpos se “encuentran” principalmente en pantallas con transmisiones de Twich, YouTube y otras. No parece haber, en comparación con la performance de los feminismos, referencias al placer, el encuentro y el deseo.

¿Qué piensan los individuos ultras de las políticas que intervienen en el terreno de la igualdad de género? ¿Todas, invariablemente son rechazadas? Las políticas de cuidado de menores y adultos mayores y/o personas enfermas para que sean responsabilidades sociales ¿cómo son consideradas? Cualquier cupo, paridad o regulación de desigualdad entre hombres y mujeres es blanco de sus diatribas. 

Aunque sabemos de los sentimientos de frustración por imposibilidad de acceder a trabajos de calidad e inexistencia de colectivos para hacer frente a estos problemas, resta conocer cuáles son las propuestas o el imaginario, los anhelos. Por lo pronto pareciera haber un no-deseo. El antiestatalismo, la costosa “casta” , el Estado “chupasangre”, costoso e ineficiente no son ideas originales, por supuesto. Como salida individual se difunde a través de youtubers populares una manera de ganarse la vida con el streaming sin pagar impuestos. Es así que apelan a irse del país. Andorra en tus deseos. 

Son personas varones jóvenes con situaciones precarias, sin actitud antimigración ni contraria a entidades supranacionales. Tampoco son nacionalistas. ¿Cuál es su “nosotros”? Quizás un antifeminismo asentado en un antikirchnerismo. También hay antiambientalismo, pero es menor, marginal y de nuevo, como parte de su no intervencionismo. Durante la primera etapa de la vacunación, había una posición antivacuna. 

Además de este no-deseo, hayun  discurso de líder encendido, tan endeble como inexperto. Para el individuo ultra, el móvil es entre informe y violento: “Quememos el Banco Central y echemos a la casta”, y allí es donde la democracia requiere un debate público donde se pongan en evidencia las violencias que nos afectan a todas y todos. 

Estos años pospandémicos nos han mostrado cuán necesarios son los relatos comunes –¿gestas?– donde el deseo movilice energías colectivas. Felizmente un 70% no acuerda con que “para gente como yo es lo mismo que haya un régimen democrático o uno no democrático”

Ojalá haya ultras incluidos en estas valoraciones democráticas. 

*Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Córdoba y Red de Politólogas.

#NoSinMujeres.