La República Argentina afronta tres desafíos esenciales para la construcción de una agenda estratégica en el marco de la conmemoración del Bicentenario de la Patria 2010-2016. Estos tres desafíos son precisamente:
a) La construcción de un federalismo de concertación que combine una más equitativa distribución espacial del ingreso con igualdad de oportunidades para todos los argentinos.
b) La construcción de un Estado activo, inteligente, con capacidad de gestión que permita vincular al sector público con el sector privado para promover un crecimiento sistemático de inversiones.
c) La construcción de un sistema de inserción internacional que conjugue al mismo tiempo el apoyo irrestricto al multilateralismo con un sistema de alianzas comerciales que dinamice aún más nuestro comercio exterior.
La construcción del federalismo constituye todo un desafío, pues para nosotros los provincianos, especialmente quienes vivimos en provincias norteñas y pobres, nos duele que este discurso sea muchas veces manipulado desde una visión centralista a ultranza que ni siquiera haga reparos de los recuerdos de la historia. No nos representan aquellos que confunden Patria, federalismo y Bandera con opciones políticas retrógradas de la derecha más representativa de la exclusión social. El norte pobre existe porque nunca hubo una comprensión sensible de esta mirada a favor de un nuevo modelo de país que nos integre a todos. El federalismo de concertación es en esencia una reforma del sistema político de representación, con cambios en los sistemas electorales, en la organización de los partidos políticos y su selección de candidatos en un contexto de representatividad política a la usanza americana. Esta debe ser la opción: o solidificamos un sistema de partidos políticos con internas abiertas por estado (primarias americanas), y establecemos sistemas de electores o circunscripciones para dividir la identificación del votante con preferencias electorales claras o en su defecto construimos un sistema más parlamentario en donde el equilibrio político tenga una visión federal. Sin la federalización del poder político, es difícil visualizar posibilidades objetivas de equilibrio económico y fiscal.
El federalismo económico debe construirse con un nuevo sistema de copartipación federal de impuestos que asigne la totalidad de recursos fiscales, financieros e incentivos para estimular el desarrollo de las economías regionales. Esto significa la planificación territorial de largo plazo que contemple la ejecución de obras de infraestructura para aumentar la competitividad de la economía de cada región o provincia. El federalismo económico debe incluir el componente fiscal y financiero y corregir en el largo plazo asimetrías estructurales.
El federalismo social debe construirse con un sistema que permita corregir las desigualdades que pueden medirse a través de múltiples índices que guíen la aplicación de las políticas públicas.
La construcción de un federalismo de concertación debe basarse en la previsibilidad del uso de los recursos con el objetivo inexorable de corregir las asimetrías para no horrorizarnos después de la más cruel pobreza. Cuando uno tiene la responsabilidad de gobernar una provincia como la mía, siente la impotencia de que lo mucho que uno hace es siempre poco para la magnitud de los problemas. Pero esto se agrava porque esta tragedia que nos envuelve cada día no es fácil ni sencilla de resolver porque la pobreza estructural de generaciones y generaciones de familias no pueden remediarse en un período de gobierno de cuatro años.
Es más que claro y debe serlo para todos los argentinos que para corregir estos problemas hace falta dinero que inexorablemente deben aportar quienes más poseen a través del pago de sus impuestos y también con la responsabilidad social de las empresas.
La construcción de un Estado activo implica transformar cualitativamente la gestión pública. Todos los Estados deben recuperar la capacidad de planificación y para ello hay que recurrir a herramientas metodológicas como el marco lógico, presupuesto por programas, acción territorial y medición sistemática de resultados. Un Estado con capacidad efectiva para la provisión de bienes públicos, que incentive la participación ciudadana, garantice la transparencia y estimule emprendimientos con el sector privado para aumentar la inversión y construir un acervo de capital que nos permita una tasa de salario creciente de largo plazo.
Los desafíos son enormes, pero también son enormes las posibilidades. Depende de nosotros construir un sistema de partidos políticos más sólido y más representativo de las demandas sociales. Depende de nosotros insertarnos mejor en el mundo pero al mismo tiempo mirar el país interior para corregir las enormes desigualdades aún existentes. Estamos en mejores condiciones que en el año 2002. Mucho se ha avanzado, pero aún es mucho lo que nos falta.
*Gobernador de la provincia del Chaco.