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la aparicion de chavez en plena campaa y el sainete de las testimoniales

Carrera de obstáculos

He aquí las conclusiones de tres encuestas: una, oficialista; otra, opositora y una tercera, independiente.

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Un recorrido por las encuestas

He aquí las conclusiones de tres encuestas: una, oficialista; otra, opositora y una tercera, independiente. En provincia de Buenos Aires está ganando Néstor Kirchner. La diferencia con Francisco de Narváez va de 3 a 6 puntos. La gran ventaja la sigue sacando, el Dr. Kirchner, en el segundo cordón del Conurbano bonaerense. Una de las encuestas señala un detalle: allí, el 60% de los encuestados cree que él es aún el Presidente.

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Se está esbozando un rechazo al ostentoso gasto proselitista de Unión-PRO. Desde el sector de Felipe Solá, soslayado del centro de la acción, vienen advirtiendo que el enfoque de campaña pergeñado por De Narváez es equivocado, ya que es poco significativo para gran parte del electorado peronista que, además, lo conoce poco.

Las candidaturas testimoniales están provocando el efecto favorable al oficialismo, buscado por Néstor Kirchner, tanto en La Plata como en Mar del Plata.

La semana pasada, Daniel Scioli reunió en su despacho a ocho encuestadores. Según el resumen que de allí elaboró, el gobernador de la Provincia dice que Kirchner gana por siete a ocho puntos y se ilusiona con que el segundo lugar sea para Margarita Stolbizer .

En la Capital Federal lidera Gabriela Michetti, pero sin poder despegarse de Elisa Carrió, quien viene creciendo. En tercer lugar, está Pino Solanas. Carlos Heller viene muy atrás.

En Sante Fe sigue liderando Carlos Reutemann con comodidad, aun cuando el candidato del socialismo, Rubén Giustiniani, viene subiendo. El ex piloto de Fórmula 1 debió salir esta semana, contra su estilo, con los tapones de punta, ante el intento de Néstor Kirchner de dejar la puerta abierta para un futuro entendimiento mutuo después del 28 de junio. Reutemann ya sabe que cualquier asociación con el matrimonio presidencial habrá de ser un salvavidas de plomo para estas elecciones y para las presidenciales de 2011.

A todos estos números hay que agregarles los del resto del país, en atención al dato que será, en definitiva, la clave de esta contienda electoral: la constitución del Congreso a partir del 10 de diciembre próximo. Esto es algo que va a ir creciendo en la importancia del análisis político a medida que se acerque la fecha de los comicios. Al día de hoy, el retroceso del kirchnerismo es fuerte.


Días de campaña

Faltan 35 días para las elecciones. La campaña discurre por un río de disputas. Le da marco una sociedad llena de contrastes. Por un lado, están los que viven este proceso electoral con interés, inquietud y ansiedad. Son muchos. Por el otro lado, están los indiferentes que poco o nada saben de todo esto. Lo inquietante es que también son muchos.

En el medio de la campaña apareció, una vez más, la figura de Chávez. La reacción empresarial generada ante la decisión del presidente de Venezuela de nacionalizar un grupo de empresas siderúrgicas, entre las que hay tres pertenecientes al grupo Techint, es una muestra de que se encendieron las luces rojas.

El modelo de Chávez atrasa por lo menos 50 años. En el Gobierno son muchos los funcionarios que expresan esto mismo y en forma textual. Que Hugo Moyano haya salido a criticar esa medida no es, por otra parte, poca cosa. La reacción de los empresarios argentinos tiene, además, un doble destinatario: uno es Chávez; el otro, Néstor Kirchner. A los dos los une una concepción esencialmente autoritaria del poder.

La semana tuvo el esperado fallo sobre las “candidaturas testimoniales” del juez federal con competencia electoral Manuel Blanco. Tal como se descontaba en el Gobierno, y para su alegría, el fallo avaló dichas postulaciones.

La controversia jurídica que se generó aún no ha sido acallada. Un efecto inesperado de esa controversia resultó ser la respuesta que el destacado abogado, profesor de Derecho y especialista en temas constitucionales, Roberto Gargarella, dio al dictamen del Dr. Blanco. Lo destacable de esta respuesta es que el juez tomó al Dr. Gargarella como a uno de sus referentes para fundamentar su cuestionable dictamen.

Vale la pena repetir textualmente lo expresado por el destacado jurista:

“El juez Manuel Blanco acaba de afirmar que las ‘candidaturas testimoniales’ son inatacables jurídicamente, más allá de que sea verdad –como reconoce– que el sistema institucional necesite reformas destinadas a mejorarlas. En este punto, el magistrado apoya sus dichos en un trabajo mío, en el que sugiero reformas orientadas a reforzar el carácter democrático de la política. Su cita me incomoda porque desde hace décadas, acompaño mi crítica sobre el sistema representativo con una cierta teoría sobre el papel del Poder Judicial, que sugiere para los jueces ciertas conductas exactamente contrarias a las que él acaba de llevar a cabo.

”Muy sintéticamente: los jueces deben concentrar sus esfuerzos, de modo especial, en el control de las reglas de juego, impidiendo que quienes están en el poder manipulen tales reglas en su propio beneficio. La propuesta que defiendo (muy defendida en la doctrina) es la de ‘máximo escrutinio judicial cuando se ponga en riesgo la soberanía popular’.

”Eso es, precisamente, lo que él debió hacer pero no hizo, cuando su fallo comprometió al derecho, indebida e innecesariamente, con el status quo.

”Dos aclaraciones importantes: primero, una intervención judicial como la que propongo no implica, en absoluto, desconfiar del elector.

”Es lo contrario: uno confía plenamente en el elector, pero no en el representante. Por eso, uno exige que se despeje el terreno de toda información que pueda inducir a errores. Pasa aquí lo que pasa con la publicidad engañosa: defendemos la soberanía del consumidor, y por eso le exigimos al comerciante que no auspicie sus productos con mensajes engañosos.

”En segundo lugar, la intervención judicial que propongo no implica proscribir a ningún representante. Es al revés, lo que se pretende es que la dirigencia no siga levantando muros entre pueblo y política.

”Eso es lo que ocurre cuando se eligen candidatos a dedo, se limita la participación popular, se nos ofrecen listas cerradas, se permite que el dinero controle a la política o, como en este caso, no se nos deja claro quién compite por qué cosa.

”Frente a tales riegos, los jueces pueden ayudar a los electores de múltiples formas: exigiendo certeza a los partidos; tomándoles declaración a los candidatos; estableciendo sanciones; preservando las boletas como compromiso con los electores (y no como espacios de propaganda electoral).

”Lo que necesita es un derecho alineado con la población en el control del poder, y no un derecho como instrumento del poder y sometido a su servicio.”

La contundencia de esta postura del Dr. Gargarella apunta al corazón de los desafíos que la sociedad argentina deberá enfrentar, una vez pasada la elección, si es que quiere, de una vez por toda generar las bases de una república.

Y para que esto ocurra es imprescindible que haya instituciones jerarquizadas que restablezcan la cultura de la observancia de las leyes como eje principal del desarrollo de nuestro país.

La Presidenta calificó a las impugnaciones a estas cuestionables candidaturas como intentos de proscripción. Argumentó que en el pasado nadie se quejó cuando se presentaron candidatos en simultaneidad de cargos. Al respecto, tres observaciones:la primera es que, una vez más, la Dra. Cristina Fernández de Kirchner demostró estar mal informada. Hubo voces en minoría y casi en soledad que alertaron de lo disparatado de tales situaciones.

Pero entonces, como ahora, la Justicia y una mayoría de la comunidad política las ignoraron. La segunda es que el razonamiento de la Presidenta supone asumir que, el hecho de que en su momento una mayoría no haya cuestionado esa irregularidad, autoriza a que cualquier otro haga lo mismo.

Con ese criterio podríamos llegar a convalidar que si en una sociedad la mayoría viola la ley, eso habilita a cualquiera a seguir violándola sin reproche alguno.

Es todo lo contrario. Y en esto la Presidenta perdió, una vez más, la oportunidad de sentar un precedente y establecer las bases de una conducta política de moral nueva, renovada y mejor.

Lo que hizo, en cambio, al ampararse en aquellas malas prácticas para justificar su sostenimiento de las “candidaturas testimoniales”, fue demostrar que la mentada nueva política de la que tanto gusta hablar este gobierno no es más que una frase a la que los hechos desmienten día tras día; y la tercera es que el argumento de la proscripción para defenderse de las críticas a las candidaturas testimoniales –o candidaturas truchas como las están llamando muchos– fue el mismo que utilizó el ex presidente Carlos Menem cuando debió hacer frente a la lluvia de críticas que recibió al intentar, vía una resolución de la Corte Suprema, violar la Constitución y presentarse para la re-reelección en 1999.

En la campaña ha aparecido la intolerancia. Los escraches que sufrieron el intendente de Coronel Suárez, Ricardo Moccero, y el diputado Agustín Rossi en Santa Fe, son hechos absolutamente inaceptables y repudiables.

Ha hecho bien la oposición en salir a reprobar estos actos en forma inmediata.

Queda hacia adelante una enorme tarea: la de recrear el espíritu de convivencia que se ha venido generando en estos 25 de años de democracia y la de sepultar la cultura de la antinomia que tanto dañó la trama social de nuestro país.

Esa intolerancia tiene resabios del pasado; y en la Argentina, el pasado divide. Por eso es que no debemos repetirlo nunca más.

 

 

Producción periodística: Laura Bartolomé.