COLUMNISTAS

De periodismo, nada

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Marcela y Felipe Noble. Al día siguiente de extraerles muestras genéticas, finalmente contaminadas.

Otra mala semana para el periodismo argentino. En lugar de informar, muchos priorizaron el efecto que tendría la difusión de la noticia. Una forma de cálculo común en la política, pero absolutamente antiperiodística. La función de un periodista es informar antes, lo antes posible. Noticia viene de ‘nuevo’ que en inglés hasta comparte palabra: news y new. Los que se guardan información o demoran su publicación no deberían ser los medios. Y aquellos que especulan con el “tiempismo” para medir cómo se afecta a la opinión pública, nunca podrían estar cumpliendo la función de periodista. Así se comportan los sectores de poder o quienes tienen intereses enlazados con lo que se difunde y son parte, nunca medio.

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Claro que es difícil para Clarín salirse de sí para hablar desde una tercera posición sobre lo propio. Y, aunque en menor medida, similar dificultad enfrenta el diario La Nación para hablar de los hechos que protagoniza Clarín, porque son socios en Papel Prensa, la agencia DyN y hasta no hace mucho, de los diarios La Voz del Interior, de Córdoba, y Los Andes, de Mendoza. Pero todos los medios han tenido que atravesar alguna vez la experiencia de ser ellos mismos sujetos noticiosos y que sus redacciones tuvieran que publicar informaciones en contra de la propia empresa. Por eso, en periodismo se promueve la separación entre “Iglesia” (la redacción), y “Estado” (la empresa). Cuando los medios son noticia se puede comprobar si lo que exigen a los demás se lo imponen a sí mismos. Desgraciadamente, no fue el caso de Clarín y esta vez de La Nación con la adulteración del material genético de Marcela y Felipe Noble que publicaron –respectivamente– tres y cuatro días después de que la información tomara estado público el domingo pasado en el diario PERFIL.

Pero algo similar sucedió con los medios oficialistas que habitualmente siguen el tema de cerca. Los diarios Tiempo, El Argentino y BAE, que no tardaron un instante en informar el jueves último que Marcela y Felipe Noble no estaban en el país, esperaron tres días antes de informar que las muestras de su material genético estaban contaminadas.

Tanta demora en un tema tan candente hace presumir que todas esas redacciones no fueron libres de publicar aquello que era noticia, tuvieron que consultar a autoridades no periodísticas y esperar su autorización. En el caso de algunos de los medios oficialistas, esto se hizo aún más evidente porque después de ningunear la información desde el domingo, el jueves le dedicaron el título principal de tapa y sus primeras páginas. Y en otro diario oficialista, el martes se publicó una nota criticando el reportaje al abogado de la dueña de Clarín del domingo, en este diario, omitiendo la noticia de la adulteración del material genético que estaba enlazada expresamente en la tapa de PERFIL.

Un poco distinta fue la actitud del diario Página/12, que el martes fue el único medio que se animó a publicar la información divulgada por PERFIL el domingo y uno de los autores de esa nota, el periodista de Página/12 Raúl Kollmann, adelantó la noticia el día anterior –lunes– por radio.

Clarín recién publicó la información el miércoles y La Nación, peor aún, recién el jueves. ¡Qué tabú! Qué lástima que dañen a sus redacciones y al periodismo no oficialista en su conjunto.

Del periodismo oficialista se podría suponer que no pudieron discernir inmediatamente si la información beneficiaba o perjudicaba al Gobierno: hay hasta quienes presumen un pacto del Gobierno con Clarín, colocan la renovada aceptación del Gobierno a David Martínez, el socio de Magnetto en Cablevisión, como indicio y rumorean que –incómoda– la jueza se iría sacando de encima la causa. Pero una vez que recibieron señales concretas del rumbo que debían seguir, volvieron a colocar el tema en el tope de su agenda. Coordinada actitud tuvo Carlotto, que se mostró prudente domingo, lunes y martes para recuperar su retórica habitual a partir del miércoles.

Unos y otros se escudan tras el argumento de la prudencia: “Esperaremos hasta que la noticia sea confirmada por el juez”. Débil posición porque así, ningún policial podría ser cubierto, y los manuales de estilo de todos los diarios del mundo indican que dos fuentes verosímiles coincidentes autorizan a publicar una noticia, aclarando que falta la confirmación oficial.

No se quiso informar y, otra vez, el Gobierno y Clarín con las mismas mañas.