La economía es un área en la que reinan los hombres. La casi exclusividad de varones es algo que damos por hecho y no nos preguntamos por qué. La nota de 50/50 de Patricia Valli es clara y evidente. Comenta las presentaciones en el congreso de la Asociación Americana de Economía en San Diego, donde la conferencia inaugural la dio la ex Fed Janet Yellen. Ella señaló “mujeres, afroamericanos, latinos y asiáticos figuran entre las minorías con menos oportunidades en las carreras económicas en los Estados Unidos”. Así, Yellen grafica el problema de género y racial que existe en economía. Avanza señalando que estas “minorías” sufren acoso y discriminación desde la universidad, lo que las aleja de seguir esos estudios e incluso esas ocupaciones. Las mujeres comparten esta discriminación con minorías raciales: afroamericanos, latinos y asiáticos. Cabe señalar que la participación de las mujeres en las ciencias económicas es aún más baja que en las carreras STEM: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
Allí se presentaron experiencias en universidades de superación de estas discriminaciones, a través de actividades inclusivas. Pero todavía son pocas, y por eso la realidad a que se refirieron, especialmente las mujeres, es muy importante. Una vez más son las mujeres las que traen, analizan y plantean esto y no tanto los varones de esas minorías raciales. También marcaron cómo las patentes inventadas por mujeres son más efectivas que las inventadas por hombres, así como refirieron otros ejemplos de cómo las mujeres mejoran la calidad de los resultados.
Parece ser un camino sin retorno, ahora le toca a la economía abrirse y eliminar la discriminación que existe desde hace décadas, para que en un terreno “tan importante“ las mujeres tengan posibilidades. Hasta ahora los hombres no han dado respuestas muy buenas, así que bien vale la pena probar con las mujeres. Con suerte podemos pensar en tener en los próximos años más mujeres y feministas ministras de Economía, decanas de las facultades de Ciencias Económicas y liderando organismos económicos mundiales. Esto puede significar no solo la humanización de la economía, sino también cambios positivos en términos de mayor distribución de la riqueza que disminuya la concentración en pocos y la reducción de la brecha salarial entre mujeres y hombres. Esperemos que gobiernos nuevos, como el que tenemos en Argentina, se animen a intentarlo y las mujeres asumamos ese desafío. Por ahora, solo se ven algunos indicios aún tímidos, las mujeres economistas están en segundos planos, pocas en la palestra. Es promisoria la creación de la Dirección Nacional de Economía y Género en el Ministerio de Economía, otra punta de lanza para introducir cambios que incluyan también al colectivo LGBTI.
Mientras estos cambios se perfilan, persisten hechos difíciles de aceptar en estos días pero que muestran lo arraigado que están valores patriarcales en nuestra sociedad. En Sociedad, Clara Fernandez Escudero escribe sobre la polémica desatada en Mendoza por un concurso de “reina de belleza” en el marco de la Vendimia Infantil. En el municipio de Las Heras se llamó a un concurso a nenas de 8 a 10 años. Estos concursos, que se objetan para mujeres jóvenes, ahora se editan para niñas, un absurdo del que la subdirectora de Derechos Humanos de la Corte Suprema de Justicia de esa provincia dijo que “viola la Convención de los Derechos del Niño”. En respuesta a estas críticas un funcionario responsable del municipio opinó que “solo se trata de un juego”, sin comprender que estos “juegos” no pueden ser promovidos por el gobierno, ya que no son inocentes y perpetúan estereotipos del ser mujer que debemos desterrar.
Una noticia esperanzadora es la del inicio del juicio a Harvey Weinstein en Nueva York por abuso sexual, que si es declarado culpable terminará sus días en la cárcel. Quien fue todopoderoso en el negocio cinematográfico sufrió primero el castigo social que lo llevó al aislamiento y la pérdida de todo poder y ahora a ser juzgado por la Justicia, a solo dos años de las primeras denuncias. Si bien ofreció pagar “indemnizaciones millonarias” a las denunciantes, muchas no aceptaron y por eso llegó al juicio. En contraposición a la conducta de la Justicia en nuestro país, en la nota en Policiales sobre el juicio a un femicida en Lanús, que recién después de ocho años se realizó y se lo condenó a 22 años de cárcel. Este es un ejemplo de cómo la Justicia en nuestro país se resiste a juzgar y más aún a penalizar a los femicidas y a los violentos. Necesitamos que llegue YA la ley Micaela a la Justicia!!