Más allá de todo, lo que se dirimía el domingo 26 es si Macri seguía pesando y contando con el apoyo de la gente de la Capital del país. Lo logró. Nada mal la elección de su "pollo" Horacio Rodríguez Larreta ni la de la relativa "independiente" Gabriela Michetti. Los dos, después de postularse, en definitiva, sumaron, no se fracturaron. Ya han mostrado que navegan en el mismo barco, pese a chisporroteos anteriores. A partir de este momento, Macri podrá aspirar a más, a que si se tienta con todo puede participar del juego de los ganadores. Nadie le prohibirá que sueñe con la Presidencia de la Nación. Deben darse condiciones que todavía no están presentes. Claro que para eso falta mucho. Para algunos, muchísimo. Falta saber qué táctica, qué estrategia adoptarán los que están en la vereda de enfrente de Macri.
Bien se sabe, la Capital estampa un fenómeno electoral singular. Pueden llegar a ser totalmente distintas las expectativas, las tensiones y las consignas que pesan en el interior provinciano, donde rigen las adhesiones hacia caudillos feudales, o con gobernadores que otorgaron puestos en el Estado, o practicaron populismo y donaciones. No es que donar o subsidiar esté mal o sea la primera vez que sucede en el país... La acción, vista por algunos como una solidaridad, aunque no lo sea, tiene que correr paralela con el nacimiento de nuevas fuentes de producción, manteniendo firme la adhesión a la cultura del trabajo.
Cabe mencionar que Martín Lousteau y su compañera Graciela Ocaña cumplieron un papel respetable. Las virtudes académicas, simpatía y arraigo en adultos y jóvenes de Lousteau posibilitan pensar en un futuro interesante para este economista. No es una "centro-izquierda" lo que representan, es otra opción, que nada tiene que ver con las existentes.
Estamos en el comienzo de la película. Falta el ballotage del 5 de julio. El país y la política, en general, están seriamente insertas en la fragmentación y la degradación. Todavía pocos dirigentes han tomado conciencia que el kirchnerismo-cristinista puede poner mil piedras en el camino hasta el final de su mandato, que muchos de sus subordinados quedarán en la administración pública, que buscarán arremeter en el Parlamento, donde permanecen. ¿Sin acuerdo de la oposición en el Parlamento y en la mayoría de los ámbitos podrá gobernar en paz el futuro presidente ?
(*) Escritor y periodista.