Para un fetichista como yo, comprar o no comprar la edición completa de una revista cultural en edición facsimilar (es decir falsa) es una decisión que, antes de tomarla, me lleva días de dudas. Y luego se resuelve siempre de la misma manera: el valor documental triunfa y la sensación de que –aun bajo la forma del escaneado– sobreviven restos o indicios del papel original inclina la balanza. Por lo general, tengo números sueltos –comprados en librerías de viejos–, pero la certeza de poder cotejar el recorrido íntegro de la revista es también una fuente de expectativa intelectual. Ultimamente, aparecieron varias de esas ediciones: la integral facsimilar de Contorno, la edición completa de Punto de Vista en CD, y también el conjunto completo de Controversia, sobre la que vale la pena detenerse.
Controversia fue una revista editada en México, entre 1979 y 1981, por un grupo de intelectuales argentinos en el exilio, como Jorge Tula (su director), Nicolás Casullo, Juan Carlos Portantiero, Oscar Terán y Héctor Schmucler, entre otros. Eran intelectuales que venían de diferentes experiencias de izquierda y que luego, con la vuelta de la democracia, tomarían también caminos diversos: un grupo encararía una reflexión sobre el peronismo, sobre lo nacional y popular, sobre el populismo, que termina con un apoyo a Kirchner vía Carta Abierta. Y otra línea reflexionará sobre la tradición socialista, sobre la posibilidad de un espacio progresista no peronista, que incluyó cierta cercanía con Alfonsín, y la creación de espacios y revistas como el Club de Cultura Socialista y La Ciudad Futura. Controversia repensó críticamente los fracasos de las organizaciones guerrilleras de los 70, sus limitaciones ideológicas y, al mismo tiempo, la emergencia de la democracia como problema teórico-político. Es muy interesante ver cómo en el exilio, en esos años previos a Malvinas, donde todavía era inimaginable la vuelta a la democracia, se gestaron pensamientos e imaginarios sociales que, cinco o seis años después, iban a tener una centralidad casi hegemónica en la vida cultural y política nacional.
Por afuera de las dos tradiciones que se estaban situando en Controversia, aunque ocupando un lugar central en la revista, están los artículos de Héctor Schmucler. Releerlos en su contexto original profundiza todavía más la sensación de riesgo intelectual, compromiso y agudeza política de esos escritos. Son ensayos que causaron grandes debates, y que ameritarían, aún hoy, ser compilados en forma de pequeño libro, como testimonio de un intelectual que no claudica en pensar a contracorriente, en soledad extrema, en ejercer la crítica sobre sí mismo incluso en circunstancias dramáticas como el exilio y la muerte de alguno de sus seres más queridos.
El primer número de Controversia abre con un artículo de coyuntura de Schmucler, titulado “Actualidad de los derechos humanos”, en el que, de manera casi provocadora (recordemos la fecha: octubre de 1979) escribe: “En Argentina (...) hubo policías sin especial identificación muertos a mansalva, hubo militares asesinados sólo por ser militares, dirigentes obreros y políticos exterminados por grupos armados ‘revolucionarios’ (…) ¿Los derechos humanos son válidos para uno y no para otros?”. En otros números escribe sobre el exilio, y sobre los testimonios de los sobrevivientes de los campos de concentración argentinos, con igual escándalo. Pero el párrafo citado, y esos otros artículos, no deben leerse como una introducción a la teoría de los dos demonios, o como un pensamiento igualador de las responsabilidades. Nada más alejado. Son, al contrario, una reflexión sin concesiones sobre las condiciones de posibilidad de la democracia para poner en juego un pensamiento radical sobre lo justo, la ética, lo político y el ser en común. Un llamado a que el pensamiento se ponga en disponibilidad para tocar el núcleo duro de la tensión entre violencia y convivencia.