Desde hoy el Gobierno sumará a los cepos cambiario, aduanero y fiscal, la restricción política. Hoy comienza 2014 y la cuenta regresiva para poner en marcha correcciones al modelo. Los frentes abiertos son muchos y siguen creciendo. La pérdida de reservas no se detiene -ya están en un nivel mínimo en seis años, perforando la barrera de los US$ 35.000 millones-, y las chances de mantener el esquema actual de política económica inalterado sin que el mercado termine imponiendo las correcciones lucen limitadas.
Las tareas para el Gobierno en este período que ya el mercado considera como “de transición”, son tan puntuales como complicadas: la actual gestión tendrá que llevar a cabo la demorada corrección de precios relativos en un contexto de elevada inflación, escaso dinamismo económico y poco margen político. Obligado por los eventos más que por convencimiento, el Gobierno llevaría a cabo algunas correcciones. Se basará en tres direcciones: recuperar la capacidad fiscal, corregir la tendencia hacia la apreciación de la moneda y ganarle tiempo a la restricción externa.
Para recuperar la capacidad fiscal, es esperable que vuelva a intentarse una suba en las tarifas de los servicios públicos, especial el de electricidad y el del gas. Aunque en el Presupuesto 2014 no está contemplado incremento alguno, no parece haber posibilidad de esquivarla. Una corrección de las tarifas podría otorgarle al fisco un punto porcentual del PIB.
A su vez, para ganarle tiempo a la restricción externa y dejarle la corrección definitiva a la próxima administración, el gobierno ya ha comenzado a ensayar un acercamiento a los mercados financieros internacionales. El pago de las deudas con sentencia firme en el CIADI, por ejemplo, apunta a mostrar voluntad de pago, lo que da cuenta de la intención del gobierno de acceder a nuevos fondos. También se profundizaría la búsqueda de inversión externa con foco en energía, a través de los acuerdos de explotación del yacimiento de Vaca Muerta en conjunto con YPF.
La corrección de la tendencia hacia la apreciación del peso ya comenzó a realizarse este año a través de la aceleración de la tasa de devaluación oficial. Obviamente, sin un programa anti inflacionario acelerar la tasa de depreciación de la moneda por encima de los niveles actuales podría resultar una estrategia peligrosa. Y lo mismo si no se lleva a cabo una corrección de las tarifas, dado que en este caso un peso más débil podría agravar en lugar de aliviar las restricciones externa y fiscal.
Lo más probable es que el Gobierno mantenga el esquema de elevada intervención sobre la macro y continúe presentando importantes falencias en términos de coordinación de sus medidas. No será un camino fácil para la Argentina el que comienza a transitar hoy. Pero la percepción de que el kirchnerismo tiene fecha de vencimiento en 2015, podría jugar a favor.
(*) Titular de Abeceb.com.