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El milagro de Stiglitz

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| GP.

A Joseph Stiglitz le sucede en Argentina lo mismo que al papa Francisco. Al ser sujetos de la grieta, todo lo que digan y hagan que pueda resultar favorable a las ideas que representa el Gobierno es criticado duramente y ellos, como personas, denostados. A partir de su artículo publicado el 10 de enero en Project Syndicate titulado “El milagro covid de Argentina”.

En los más importantes medios nacionales escuché referirse a Stiglitz como “ladrón, cuánto te habrán pagado para que hables del milagro económico argentino”, “chanta”, “¿milagro con 50% de pobres?”, “vení a vivir a la Argentina, vende humo del metaverso”.

“Limpiar el desorden financiero del gobierno anterior llevará años.” (Joseph Stiglitz)

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Con un provincianismo pueril se puede leer lo que dice un papa o un Premio Nobel solo en clave de la interna argentina entre oficialismo y oposición. El texto de Stiglitz esta dirigido a la interna norteamericana. No se pondera que sus visiones están en un contexto no local. Es el mismo error al que se refería Walter Benjamin cuando se lee historia con ojos del presente sin poder ubicarse en otra situación.

Obviamente, quien vive las penurias del día a día argentino no puede comprender cuál es el milagro económico de nuestro país. El 50% de pobres o el 50% de inflación desvanecen el optimismo de cualquiera. Pero Stiglitz encuentra sus fundamentos.

Comenzando porque Argentina es la economía del G20 que más creció en 2021, de acuerdo a datos del Banco Mundial, y esto ocurrió sin acceso al crédito externo y con los sabidos problemas de deuda con el FMI.

Pero la discusión se traslada a si se trata de rebote o crecimiento: si un país cae más un año, podría recuperar más el siguiente (el caso de Argentina con EE.UU.). Allí se percibe que la economía argentina se recuperó de la pandemia levemente en mayor proporción que el resto de Latinoamérica y de Europa.

  • Latinoamérica: en 2020 el conjunto de nuestros vecinos cayó 7% en 2020 y recuperó 6,3% en 2021, o sea un saldo acumulado de -1,14% (100 - 7 = 93 x 1,063 = 98,86).
  • Europa: cayó 6,3% en 2020 y recuperó solo 5% en 2021, o sea un saldo acumulado de -1,62% (100 - 6,3 = 93,7 x 1,05 = 98,39).
  • Argentina: cayó 9,9% en 2020 y recuperó 10% en 2021, o sea un saldo acumulado de -0,89% (100 - 9,9 = 90,1 x 1,10 = 99,1).

Una diferencia de uno o medio por ciento a favor de Argentina no es un milagro. Pero como Argentina ya venía con problemas de caída del producto bruto de dos años consecutivos previos a la pandemia (2018 y 2019) y con 50% de inflación el año previo a la pandemia (2019), se podía esperar que tuviera más problemas en 2020 y 2021 que el resto, y no fue así.

El “milagro” de Stiglitz se podría traducir en que vio a un enfermo grave recuperarse, pero nada que indique que la economía argentina esté floreciente. Obviamente, la pobreza aumentó en todos los países porque, en el mejor de los casos, por la pandemia se perdieron dos años del normal crecimiento anual de las economías, sumado al natural aumento de la población por su índice de natalidad, haciendo a todo el mundo más pobre a excepción de ciertas zonas emergentes de Asia.

Cuando 2022 ya sea historia, se podría confirmar si además Argentina termina o no creciendo por arriba del promedio de nuestros vecinos y la Eurozona. El Gobierno proyecta para 2022 un crecimiento del 4% mientras que organismos internacionales estimen algo menos del 3%. El CEO de Syngenta, Antonio Aracre, pronostica un 5% de crecimiento para este año y hay empresarios, como Alfredo Coto y Eduardo Elsztain, que también son optimistas. Habrá que ver, obviamente, si el acuerdo con el FMI modifica cualquier pronóstico.

En todos los casos, alto-bajo, frío-caliente, es siempre relacional con otra posición: la propia expectativa o la posición de un tercero, y en esos casos la economía argentina en 2021 terminó mejor de lo esperado.

“Todo el mundo debería saber que la austeridad es contraproducente.” (Joseph Stiglitz)

Economía mejor no quiere decir calidad de vida de las personas mejor. El valor de compra de los salarios, el valor de los activos, tanto el capital como el trabajo, están en un piso histórico, y quizá por eso mismo Stiglitz deba considerar la recuperación en 2021 de Argentina como algo inesperado. En sus palabras: “A diferencia de Estados Unidos, que podría gastar una cuarta parte de su PBI para proteger su economía de las consecuencias del covid-19, Argentina entró en la pandemia con la baraja en su contra”.

Opinable, pero no es para llamarlo “ladrón vende humo del metaverso”. La grieta sigue impidiendo la reflexión y entender los grises de la complejidad, ese es nuestro problema.