COLUMNISTAS
QUIeN MATo A RUCCI?

El presente reinterpreta el pasado

Para qué otra cosa sirve la historia, si no para reescribirla incesantemente”, dijo Oscar Wilde. “No hay más historia que la presente, y por eso el presente reinterpreta permanentemente el pasado”, agregó Paul Sweezy (Present as History). ¿Por qué el asesinato de José Ignacio Rucci, ocurrido hace 35 años, en un país y en un mundo completamente distintos del actual, se ha convertido en uno de los principales temas políticos de la Argentina de mediados de 2008?

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Para qué otra cosa sirve la historia, si no para reescribirla incesantemente”, dijo Oscar Wilde. “No hay más historia que la presente, y por eso el presente reinterpreta permanentemente el pasado”, agregó Paul Sweezy (Present as History).
¿Por qué el asesinato de José Ignacio Rucci, ocurrido hace 35 años, en un país y en un mundo completamente distintos del actual, se ha convertido en uno de los principales temas políticos de la Argentina de mediados de 2008?
¿Por qué la investigación sobre la muerte del entonces secretario general de la CGT (Ceferino Reato, Operación Traviata. ¿Quién mató a Rucci? La verdadera historia, Ed. Sudamericana, 2008), ocurrida dos días después de que el Tte. Gral. Juan Domingo Perón fuera elegido por tercera vez presidente de los argentinos con 64% de los votos, se ha convertido en uno de los mayores éxitos editoriales de la historia contemporánea argentina?
Es probable que la respuesta no esté en acontecimientos ocurridos hace tres décadas, sino en el momento actual, en el presente intransferible de un sistema político que fue hegemónico en los últimos cinco años, y que hoy –a partir del 15/17 de julio– experimenta una crisis al parecer irreversible.
El sistema hegemónico de Néstor Kirchner, tras la derrota experimentada en el conflicto con el campo y el voto negativo del Senado, ha quedado reducido a sólo dos segmentos de poder: el peronismo territorial de la provincia de Buenos Aires, ante todo los siete principales distritos del sur del Conurbano, y los sectores de izquierda vinculados a las organizaciones de “derechos humanos”.
El sindicalismo, en su versión oficial (CGT/Hugo Moyano), respalda a Kirchner, pero con la autonomía con que, desde afuera, un poder trata a otro poder, con su propia agenda y prioridades.
Por su parte, la clase media urbana, que es sinónimo de opinión pública –y que en la Argentina alcanza una extraordinaria importancia política por la ausencia de organizaciones partidarias y la extrema densidad de los medios comunicacionales–, rechaza el sistema hegemónico con características de referéndum plebiscitario, como lo muestran los niveles de aprobación de la pareja presidencial, que en la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza, La Plata y Bahía Blanca, entre otros centros urbanos, alcanza de 8% a 12% de los encuestados.
El peronismo del Conurbano bonaerense, último respaldo territorial del régimen hegemónico vigente, se vincula con el eje del sistema –NK– mediante una apreciación de realpolitik. Ese lazo, por naturaleza temporal, se sustenta en un diagnóstico sobre la solidez de su poder, manifestada en su capacidad para proveer recursos y servicios.
Esta relación, por definición, carece de affectio societatis, y no se funda, ni siquiera en las proximidades, en la aceptación de un liderazgo carismático.
Por eso, es un vínculo sujeto a continua revisión, según la evolución de los acontecimientos. Los intendentes del Conurbano bonaerense responden, de manera tácita o implícita, pero inequívoca, a la regla fundamental del poder romano: Pacta sun servanda, rebus sic stantibus (Los pactos se cumplen, mientras no cambien las condiciones).
En realidad, el último resorte de poder del sistema hegemónico vigente, no está en el peronismo territorial de la provincia de Buenos Aires, sino en su vinculación, al parecer irreversible, con la izquierda/organizaciones de “derechos humanos”.
El sistema hegemónico, tras su derrota estratégica en julio, parece reducirse, en último análisis, al programa integral de revisión y castigo de las violaciones de los derechos humanos en la década del 70.
Aquí, en el vértice que separa al sistema hegemónico K y las organizaciones de izquierda/derechos humanos, por un lado, y el peronismo territorial bonaerense y el sindicalismo oficial (CGT/Moyano), por el otro, aparece con toda su inmensa importancia política, mediática y cultural el asesinato de José Ignacio Rucci, 35 años después.
Más de la mitad del fenómeno político es físico; surge de la puja de fuerzas –sociales, políticas, económicas, culturales– en un momento determinado. La intencionalidad, cuando aparece, es uno más de los factores que se sintetizan en el haz de un acontecimiento intransferible.
Sin la derrota del sistema K en julio y la fractura entre sus dos últimos resortes de poder, el asesinato de José Ignacio Rucci sería uno más –otro– de los acontecimientos del pasado.

*Analista político.