COLUMNISTAS
Opinión

El significado social del dólar

Dólar Temes
Con los años, el dólar se ha convertido en una moneda | Pablo Temes

Doctora en Sociología por la Universidad de Columbia y docente de la Universidad de Princeton, la argentina Viviana Zelizer se especializa en sociología económica y en el análisis del modo en el que las prácticas económicas y los usos del dinero afectan a las relaciones humanas. Para estudiar los significados que el dinero impone, no solo en los mercados, sino también en todos los vínculos sociales, Zelizer recurre a la economía, la historia, la sociología y la antropología, logrando así un novedoso enfoque interdisciplinario que le ha permitido convertirse en los últimos años en una referente destacada de la elite intelectual de los Estados Unidos, siendo incorporada en 2007 a la Sociedad Filosófica Estadounidense y también a la Academia Estadounidense de las Artes y de las Ciencias. Su impronta ha sido tan influyente en los estudios sociológicos del comportamiento social del dinero que en 2003 la sección de Sociología Económica de la Asociación Estadounidense de Sociología nombró su galardón anual al mejor ensayo de economía social como el “Premio Viviana Zelizer”.

Zelizer, que había iniciado estudios en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) antes de emigrar en 1967 con solo veinte años hacia Nueva York, se interesa especialmente por la atribución del significado social, cultural y moral de la moneda que se utiliza en una sociedad. “La diferenciación social del dinero influye siempre, no solo en rincones oscuros y exóticos de la economía, sino en cualquier parte donde miremos las diferentes clases de relaciones sociales y de valores que le dan nuevas formas al dinero”, sostiene Zelizer en El significado social del dinero, trabajo iconográfico de su prolífica producción científica. En ese interesante ensayo, la cientista social demuestra cómo las personas adoptan con respecto al dinero formas de control muy elaboradas, otorgándole significados diferenciales de acuerdo a la autopercepción del estrato que integren en una sociedad. Zelizer desentraña la manera en la cual se reinterpretan los vínculos sociales, en una lucha constante por decodificar los comportamientos a través del dinero.

Es interesante reparar en Zelizer al finalizar una semana en la que el dinero y la cotización del dinero (peso/dólar) volvieron a alterar todos los vínculos políticos, sociales y económicos de la Argentina. Luego de haber aproximado su valor en torno a los 500 pesos, y aunque luego retrocedió hasta los actuales 469, el dólar finalizó abril con una suba del 18%, lo que significa la mayor alza desde que asumió Sergio Massa en el Ministerio de Economía. El veloz crecimiento de la divisa estadounidense en el mercado cambiario fue tan pronunciado y amenazante que logró unificar la grieta: preocupó por igual al Gobierno, que intenta llegar a diciembre sin una devaluación, y a la oposición, que a medida que avanza la campaña electoral advierte la dificultad que encontrará si triunfa en las elecciones presidenciales.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Pero lo más grave aún es que el dilema que presenta la escalada del dólar no se constituye como una novedad en la Argentina reciente. Ocurre que en las últimas décadas, y especialmente en los últimos años, la divisa estadounidense se ha convertido, sin ninguna duda, no solo en la moneda en la que los argentinos intentan proteger sus ahorros, sino también, y esto es lo más novedoso, en la herramienta que articula gran parte de los vínculos de todo un país, incluyendo a la dirigencia política y también al resto de la sociedad.

¿Por qué el dólar es una moneda "popular" en la Argentina?

¿Cuál fue el mecanismo que hizo del dólar una moneda tan preponderante en la Argentina? ¿Por qué su cotización es información de consumo diario y tan necesaria como el pronóstico del clima o el estado del tránsito? ¿Cómo fue que el precio del dólar devino en una cuestión de Estado y una agenda de debate cotidiano para todos los argentinos? Y, lo que es aún más interesante dilucidar: ¿cuándo, cómo y de qué manera se “popularizó” el dólar en la Argentina? Partiendo de estos interrogantes, Mariana Luzzi y Ariel Wilkis publicaron en 2019 Dólar, historia de una moneda argentina, un trabajo muy bien documentado que permite analizar la trayectoria, y el impacto, del dólar en la actualidad sociopolítica argentina.

Los sociólogos Luzzi y Wilkis reflejan en este trabajo cómo el dólar dejó de ser en la Argentina una moneda en la que se interesaban solo los agentes económicos y se convirtió en un dispositivo social que aglutina ansiedades y deseos. A medida que el precio de la divisa estadounidense afectaba cada vez más intereses, su atención saltó de las páginas de Economía de los diarios y se convirtió en un protagonista principal de representantes de negocios pero también de familias, jubilados y trabajadores. Curioso suceso de dolarización de la vida argentina, único e irrepetible en cualquier otra parte del mundo.

Para vislumbrar la trayectoria que hizo del dólar un factor tan crucial hay que recordar que el primer control de cambios se produjo en la Argentina en 1931. Se trataba entonces de la regulación de acceso al mercado cambiario que se repitió en muchos países luego del shock internacional de 1929, por lo que el dólar no se distinguió en Argentina del resto de las monedas extranjeras hasta fines de los cincuenta. El salto cualitativo se produjo cuando asumió Arturo Frondizi y anunció un Plan de Estabilización, que incluyó una fuerte devaluación del peso en un contexto altamente inflacionario. El 13 de enero de 1959 fue un momento histórico: por primera vez el dólar fue tapa de todos los diarios, a través de las crónicas que reflejaban una calle San Martín agolpada con personas desesperadas que trataban de adquirir la divisa de Estados Unidos para evitar que sus pesos perdieran valor.

Más tarde, en los setenta se produjo el inicio de la dolarización informal del mercado inmobiliario argentino, y es también la etapa más cruda de inestabilidad, con el inicio de un proceso violentamente inflacionario que alcanza su punto máximo en 1975, con el Rodrigazo. El ahorro en dólar empieza a constituirse entonces en un reaseguro para los argentinos a medida que se profundiza la inestabilidad del peso, con la reforma financiera y la liberalización del mercado de cambios durante la dictadura, promovida por José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de Economía de Jorge Rafael Videla.

La hiperinflación de 1989 y 1991 hizo que la cotización del dólar se popularice en todo sentido. A la vez que la dolarización encubierta consolida su presencia social gracias a la Ley de Convertibilidad, que instaló la ilusión noventista de igualar el dólar con el peso, una fantasía creada por Carlos Menem y su ministro Domingo Cavallo. En la década del 90 comienza entonces la normalización de la dolarización de depósitos y créditos en moneda extranjera, un proceso de extranjerización financiera de la banca argentina que irá creciendo hasta consolidarse como principal fuente de capitalización para los argentinos. En tanto que el estallido del régimen en 2001, puso en foco a los pequeños ahorristas, que emergen como un actor político preponderante tras la restricción de dinero bancarizado. En ese contexto, el “corralito” potenció la dimensión social del dólar hasta un nivel superlativo. El dólar se erige así como el principal dispositivo monetario-social de la Argentina.

Desde entonces, el dólar ha cobrado cada vez más relevancia en la vida de los argentinos hasta convertirse hoy en la mayor referencia social de la economía, pero también de los vínculos sociales que se manifiestan en el país. En forma equidistante al protagonismo del dólar, aparece, claro está, la imagen cada vez más distorsionada del peso. La actual denominación lleva 21 años como moneda nacional, ya que se emite desde 1992. Solo el peso nacional, emitido entre 1881 y 1969 pudo permanecer por más tiempo. En tanto, el peso Ley duró solo 13 años (1970-1983), el peso argentino fue un suspiro (1983-1985) y el austral fue solamente una promesa (1985-1991). Es bueno recordar tanta oscilación monetaria en momentos en los que el debate por una devaluación o una dolarización vuele a agitar la coyuntura económica y política local.

“No es completamente descabellado suponer que la monetización de la vida social conlleva la difusión de la uniformidad, la precisión y el cálculo. Después de todo, la economía del dinero produjo el cambio más significativo de la organización social en el sistema capitalista”, recuerda Zelizer. Es que para esta autora una moneda es, en cierto sentido, como el lenguaje: un dispositivo por el cual las personas dan significado a su vida y a sus vínculos. Sólo es necesario advertir lo que produce el dólar en la Argentina para comprobarlo.