Grupo de jóvenes sin nombres…Comienza así:
Un vaso de agua está sobre mi mesa. Lo veo medio lleno y así lo acepto.
Una compañera mira el mismo vaso de agua, lo ve mitad vacío, pero igual lo acepta.
Otros jóvenes están leyendo un mismo texto, entre el periódico y una revista. Pero cada uno interpreta diferente su lectura.
Alguien comenta: si todo depende de cada observador. ¿Cuál es la única verdad? ¿Dónde está la realidad? Será verdad que la realidad no siempre es visible a los ojos ?… y qué dicen aquellos que hablan de la ciencia basada en la evidencia...?
YO: ¿Quién de ustedes puede brindar información veraz –por ejemplo- para garantizar las verdades de los derechos humanos?
Mientras tanto –entre ellos- se comunican opiniones, intereses, ideologías y libertad de expresiones que suelen aceptarse.
JOVEN: A partir de allí alguien reinicia el “dilema de Galileo”, aún hay muchas nuevas verdades para informarnos, dice uno de ellos, pero a veces no se pueden decir ni hacerlas, porque los poderes –o sea los intereses- no lo permiten.
Algunos de esos intereses molestan –retoma el joven del dilema- No se puede informar todo ni hacer todo lo que se podría… Galileo hizo una opción de vida. Y así le fue…
Lejos de Galileo, el sistema judicial a su vez, también tiene el deber de investigar para construir verdad, y eventualmente para sancionar, agrega otro joven.
Pero además tenemos el derecho a recibir comunicados con información veraz, eso es también un derecho de los ciudadanos, así como éstos –los ciudadanos- tienen el derecho a comunicar y comunicarse por todas las vías disponibles.
YO: Los comunicadores sociales –o profesionales- tienen a su vez, el deber moral de ser veraces, aunque esto no sea necesariamente un deber jurídico.
La comunicación periodística sostiene una construcción vertiginosa, urgente, que construye a la luz de los informes que recibe, desde su propio conocimiento, o bien de los intereses que lo rodean, del cuidado de su prestigio o de su empleo o de la velocidad que necesita la noticia.
JOVEN: Pero cuando un ciudadano normal quiere comunicar algo importante, no se anima tan rápidamente, quizás por el clima o por temor, y entonces regresa al síndrome de Galileo; tengo una verdad, no la puedo decir, pero “ é pur se muove…”
OTRO: Democracia, derechos humanos y comunicación social forman parte de un entramado imprescindible.
Necesitamos sostener una ciudadanía bien informada, participativa, que pueda fiscalizar a las autoridades y basarse en información que ojalá sea siempre veraz.
Cada lector o cada televidente aprende de la misma sociedad a la que pertenece, hoy democrática, multicolor, multiopinión.
Agrega uno de los jóvenes mayores : la comunicación está cargada de subjetividad –en más o en menos- a veces es veraz y otras veces ficción.
YO: Es difícil de entender cómo aún, sin asepsia, pudimos bañar nuestras neuronas para no infectarlas de contradicciones ni de odios.
JOVEN: La memoria, la creencia, la libertad, la información, todo juega cuando queremos jugar.
YO: Por eso, es necesario que el mantra del Nunca Más perdure en el tiempo.
……
Una tarde imprevisible, con un grupo de jóvenes, un poco de escucha juvenil, y de tranquilidad ha sido el mejor día de enero para iniciar el año 2020.
*Abogada. Presidenta del Instituto Argentino de Derechos Humanos.