COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

Fotos, errores y terrorismo

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La cobertura de la muerte en prisión de Jorge Rafael Videla realizada ayer por PERFIL fue de tal amplitud y variedad de recursos que no me permite un abordaje adecuado en esta edición. Será, seguramente, objeto de atención en la columna del domingo próximo. Hago esta aclaración porque la merecen los lectores, muchos de los cuales se preguntarán el porqué del silencio. Dicho esto, hago una excepción con un grave error observado en el epígrafe de la página 12, al pie de las fotografías de tres personajes de la represión condenados por crímenes de lesa humanidad: el médico obstetra José Luis Magnacco, que participó en partos clandestinos en la ESMA y fue condenado por esto y por la entrega de bebés nacidos en cautiverio; Alfredo Astiz, un ícono de los secuestros, torturas y asesinatos (ambos incluidos en la megacausa ESMA), y Luciano Benjamín Menéndez, amo y señor de la vida y la muerte cuando era comandante del III Cuerpo de Ejército, en Córdoba. El epígrafe confundió a Magnacco con el último de los “presidentes” de facto, Reynaldo Bignone, y a Menéndez con el que fuera jefe de la policía bonaerense, Miguel Etchecolatz. Según el editor de la sección, el error ocurrió al no cambiar el epígrafe cuando sí habían sido reemplazadas dos de las tres fotos. No debió ocurrir, pero ocurrió.

El PRO votó en contra.
La diputada nacional Laura Alonso (PRO, Ciudad Autónoma de Buenos Aires) se queja en su carta publicada en la página 44 por lo inexacto de una afirmación que el columnista Pablo Marchetti hizo en su columna “Progresismo blue”, que ocupó toda la página 40 de la edición 780, del domingo 19. Allí, Marchetti afirmó en dos oportunidades que la Ley Antiterrorista fue sancionada en 2012 por el oficialismo, sus aliados y también por el PRO y el Peronismo Federal. Tiene razón la legisladora en reclamar que “el buen periodismo se hace chequeando información y no repitiendo clichés que son producto de estigmatizaciones y prejuicios adquiridos artificialmente”. Un simple click en sitios del Congreso permite comprobar que la ley fue aprobada en Diputados por 140 votos a 83, y que acompañaron al bloque del Frente para la Victoria los legisladores del Frente Cívico de Santiago del Estero, Frente Peronista de San Luis, Movimiento Popular Neuquino, Partido Renovador de Salta, Córdoba Federal, Nuevo Encuentro, Unión por San Juan, Corriente de Pensamiento Federal, Unión Peronista Buenos Aires y Partido Justicialista de La Pampa. El bloque del PRO votó en contra. En Senadores, la ley fue aprobada por 39 votos a 22. Encontré también con facilidad la definición de Alonso sobre el instrumento sancionado: demandó “derogar ese adefesio fascista que el kirchnerismo quiere aplicarles a los sojeros, igual que hace con los militantes sociales”.

Aclaración de firmas. Debo insistir en un punto que ya he tocado en un par de ocasiones: es aconsejable una mejor identificación de los columnistas eventuales, en particular aquellos que no son muy conocidos por los lectores. Es preciso consignar cuál es la pertenencia partidaria o institucional de los firmantes para que el lector se haga una idea más acabada del porqué de sus miradas. Entre las cartas de hoy, Jacinto Bergandi hace fuertes críticas a lo escrito por el columnista Mario Raúl Bordón el sábado 11 en la página 34, críticas que no comentaré. Bordón escribió sobre el nuevo Papa, la Iglesia y la actualidad político-económica de esta región. Sólo se lo identificó como abogado, sin señalar que dijo ser miembro de Plataforma 2012 y su posición es cercana al Partido de los Trabajadores Socialistas. El domingo 12, página 21, firma una columna José Luis Machinea, a quien se identifica como “ex ministro de Economía” sin aclarar que lo fue durante el período 1999/2001, en el gobierno de Fernando de la Rúa.

Generalizar.
Es muy seductor titular que una queja de pocos es compartida por muchos. Es lo que surge de la nota publicada a siete columnas el sábado 11, con el título “Duras críticas de vecinos al modelo peatonal de Reconquista”, referido a la calle porteña de ese nombre. Son sólo tres las fuentes que expresan esas quejas: un vecino, un administrador de edificios y dos zapateros del mismo local. Tiene gusto a poco para fundamentar tal despliegue de edición.