COLUMNISTAS
Defensora de Género

Fotos, identificaciones y aparatos políticos

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Cristina. Una nena con pañuelo verde se emociona con CFK durante la presentación de su libro en Chaco. | Frente de todos

En Política del domingo la foto que ilustra la entrevista a Pichetto lo muestra sacando pecho, abriéndose el saco y mirando hacia el costado, como cuando Superman se iba desvistiendo de su ropa civil para dar lugar al superhéroe mientras decía: “Este es un trabajo para....”, y allí la música nos revelaba a quién podíamos confiarle nuestra salvación. “Soy un hombre de la vieja política pero no soy un político viejo”, se cita en el título, para que sepamos que no ha perdido su potencia. Hombre de una generación y una trayectoria política donde la masculinidad es custodiada por los pares, sin lugar para ambigüedades, ante la pregunta de si festejaría un  triunfo al estilo PRO y antes de que se complete la frase, responde “no bailo”.  Y por si quedaran dudas agrega: “Hay un dicho de Norman Mailer, que había escrito una novela negra donde plantea ‘los hombres duros no bailan’”. Las feministas, en cambio, ante tanto discurso solemne que nos convoca a acompañar acciones emprendidas y protagonizadas por varones, solemos citar a Emma Goldman, una anarquista peligrosa hasta para sus pares, que decía: “Si no puedo bailar, no quiero ser parte de tu revolución”.

Identificaciones: En la misma sección, más adelante, nos ofrecen tres fotos de Cristina. En una presenta su libro acompañada por el escritor Marcelo Figueras, ella en primer plano y él de fondo. Están en Chaco. En otra está tomando afectuosamente la cara de una niña que se seca las lágrimas estremecida y que le dijo que quería ser como ella. En la tercera, Cristina ante el tribunal en un recordatorio de que debe volver para la indagatoria. Tres fotos, pero no tres mujeres sino una, compleja. Me quedé fijada en la imagen de esa niña, pañuelo verde en la cabeza (no debe ser fácil llevarlo en el Chaco; quizás ese pañuelo nos habla de su entorno familiar y político), los ojos cerrados, imaginando un mundo ya próximo y presente. El mundo donde una niña, una adolescente, puede soñar con ser presidenta y también soñar, por todas las demás, que su autonomía y sus derechos serán respetados. ¿Cuánto pesa y qué significa para esas niñas y jóvenes mujeres la foto de Cristina en tribunales?

Aparatos: En su columna del domingo, Beatriz Sarlo analiza la coyuntura sobre el transfondo de los fundamentos de la democracia. El resultado es apabullante. Finalmente –dice Sarlo– se les concederá a las ciudadanos (¿la discordancia entre artículo y sustantivo será una errata o un modo nuevo de lenguaje inclusivo?) “que elijan entre opciones cocinadas dentro de los aparatos”. La semana del cierre de listas ofreció a la vez un espectáculo de ajetreo sin disimulos de los candidatos por ocupar lugares, y un ocultamiento de las claves partidarias para definirlos. Lo visible y lo invisible, el efecto escénico y la tramoya. La ciudadanía es el público entre desconcertado e indiferente, pero en cualquier caso ajeno a las decisiones y sus razones públicas. “La política secreta es típica de regímenes que difunden consignas, en lugar de proponer argumentos”, sostiene.

Esas consignas, solo exteriores pero sin convicción para fundamentar las conductas reales, tienen a veces la forma de leyes. Como la Ley de Paridad. ¿Se ha visto acaso entre esos movimientos frenéticos de apertura y cierre de puertas, de pasajes veloces, de entradas y salidas de vodevil, la Paridad en escena? Vengo insistiendo en esta columna sobre la ausencia de mujeres en los diálogos y las negociaciones, en espera paciente del momento de “ser elegidas” por quien porta la lapicera.

Como ciudadanas miramos absortas la poca convicción de los partidos para defender esa Paridad insignificante en su vida interna, que votaron y en la que no creen.