Volví a asistir al Bafici después de tres años y lo primero que hice fue buscar la acreditación al Centro Cultural San Martín. Una cosa llevó a la otra y me encontré con Ezequiel Acuña, buen cineasta y uno de los tipos más queribles del cine argentino. Después me encontré con Javier Porta Fouz, director del festival, que no es tan querible como Acuña, pero nos pusimos a conversar y lo acompañé hasta el cine Cosmos donde tenía que presentar una película. Durante el trayecto, JPF no paró de hablarme de Rajat Kapoor, primer cineasta indio al que se le dedica una retrospectiva en la Argentina. No sé cuál era el título de la película, pero formaba parte de la competencia internacional. Me di cuenta de eso porque, mientras estábamos en la puerta del viejo y querido cine bolchevique, llegaron los miembros del jurado, que JPF tuvo la gentileza de presentarme. Entre ellos figuraba el citado Kapoor, un individuo muy sonriente y simpático con el que intercambié algunas palabras. También formaba parte del jurado una mujer con la que no hablé, pero tenía también un aire simpático y sonriente. Después descubrí que era la directora francesa Sophie Letourner.
Creo que alguna vez comenté en esta columna que en la vejez tiendo a ver solo películas de los directores que conozco, aunque sea por haberlos visto una vez. No tengo una justificación para esta manía, pero me siento cómodo. El problema es que, de ese modo, me estaban quedando solo películas argentinas, pero el fugaz encuentro con Kapoor y Letourneur me permitió aumentar mi rango de posibilidades, ya que a la retrospectiva de Kapoor se agregaba una película de Letourneur. Así terminé viendo en los días subsiguientes las últimas películas de ambos cineastas y se dio la poco probable coincidencia de que ambos no solo las protagonizaban como actores sino que también eran películas relacionadas con el cine. La de Kapoor, rk/rkay es una comedia veloz, con algo de filosófica, sobre una filmación en la que se mezclan los actores y los personajes. La de Letourneur, Voyages en Italy, es la versión contemporánea de un famoso film de Rossellini, muy poco filosófica y tremendamente simpática, sobre una pareja que no solo hace un típico viaje de turistas sino que también lo comenta. Después descubrí que Letourneur era la directora de Les coquilletes, una película igualmente fresca que transcurre durante el festival del Locarno y que me había gustado mucho en su momento.
Para seguir con la costumbre de mantenerme en territorio conocido, fui al estreno de Terminal Young de Lucía Seles. No conocía a Seles, pero sí a Gonzalo García Pelayo, el productor y también cineasta, que mostró una película en el Bafici titulada Tu coño. Cuando lo encontré le dije: “Todavía no pude ver Tu coño”, y él me contestó otra cosa graciosa, pero no la entendí. Terminal Young es la cuarta película de una serie cuyos protagonistas trabajan en un complejo de tenis y que podría ser, una vez que el público se acostumbre a su excentricidad, un éxito de culto en la televisión mundial. Pero el plato fuerte fue la presentación de la película, una de las más divertidas que yo haya presenciado. El detalle es que Lucía tiene el aspecto y los gestos de un hombre de mediana edad (simpatiquísimo) y se refiere a su persona en femenino. Gran Bafici éste.