COLUMNISTAS
7 de junio

Gracias, periodistas

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La esencia del periodismo es dramática. El periodista auténtico oculta lo suyo y revela lo ajeno”. Esta frase del escritor Rafael Barrett del siglo XIX describe perfectamente el “rol actual del periodista en tiempos de “infodemia.

Hoy celebramos a los periodistas y al acostumbrado “feliz día” es necesario sumarle una palabra mágica que dice todo: gracias. Más que nunca, tenemos que sentir especial gratitud para quienes ejercen “la mejor profesión del mundo”, como la llamaba Gabriel García Márquez.

Entre los merecidos aplausos y reconocimientos públicos para el personal de la salud y todos aquellos que continuaron trabajando desde el día uno de la cuarentena, resulta imperioso un especial agradecimiento para quienes las 24 horas no han cesado de informarnos y conectarnos con la realidad que vemos desde el encierro, en esta situación atípica que vivimos.

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El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
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Periodistas con barbijos dejan sus casas y a sus familias, van y vienen, y también se exponen a la incertidumbre de un enemigo invisible.

Los y las periodistas corren un gran riesgo, pues tienen que estar donde la información se genera: hospitales, calles y todo lugar donde sea necesario. Si ahora el mayor riesgo de contagio está en los barrios vulnerables, allí estarán. En otro tipo de primera línea, pero primera línea al fin.

En épocas de explosión de fake news, la transparencia y la información chequeada del periodismo independiente pueden salvar vidas. La verdad se hace necesaria para que nuestra salud no se exponga a la mentira y a la ignorancia, que son las dos cómplices más funcionales a la amenaza del Covid-19.

Al detalle sabemos lo que ocurre y, frente a la desesperación que impone el coronavirus, nos llega un manto de esperanza con datos alentadores, consejos de prevención, la actualización de las normativas del Gobierno y el desarrollo de posibles soluciones y vacunas. Sin su trabajo, las estadísticas mundiales sobre la pandemia que actualiza Johns Hopkins University o los reportes del Ministerio de Salud de la Nación serían meros archivos en un sitio web desconocido por la mayoría de la sociedad.

El reclamo de volver a incluir las preguntas cuando el Presidente habla al finalizar un período de cuarentena, preguntas que por momentos estuvieron ausentes, hizo sacarle brillo a la democracia. Así lo hicieron los periodistas también hace 150 años durante la fiebre amarilla cuando, ante la ausencia del Estado, formaron la Comisión Popular de Salubridad y le dieron una lección ejemplar al presidente de aquel momento, Domingo Faustino Sarmiento.

La reciente encuesta realizada por Reuters Institute en seis países, entre ellos Argentina, destaca que el 60% de los argentinos considera que los medios de comunicación le han ayudado a comprender la pandemia, y que al 65% le han explicado lo que debe hacer durante la pandemia. A su vez, la misma encuesta destaca que en Argentina los medios son la fuente más utilizada para obtener noticias sobre coronavirus.

Pero no todo es dato duro. Desde las redacciones, estudios de radio y TV, y cientos de sitios web de todo el país, los periodistas también nos muestran historias de vida y ejemplos de solidaridad de quienes fabrican máscaras faciales, se presentan como voluntarios en hospitales de campaña o preparan un plato de comida para el que más lo necesita, entre otras tantas acciones desinteresadas. Así contagian generosidad y aportan esperanza.

Alejo Carpentier decía: “El periodismo es una maravillosa escuela de vida”. Y lo es para los propios periodistas, pero también es una enseñanza de vida para quienes recibimos su servicio. Una vez más: gracias periodistas.

*Director de Comunicación y Asuntos Públicos de la Universidad Austral.