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diferencias

Ida y vuelta

TITAN
- | CEDOC

Por una coincidencia impensada (lo común es que lo sean), durante los días en que se sucedían las noticias del sumergible Titán estuve escuchando una y otra vez el disco Chico dinamita amor, de Killer Burritos. La aventura de irse al fondo del mar para ver los restos del Titanic esta vez terminó muy mal. Y el cuarto tema del disco se llama, justamente, Titanic té.

A la palabra “titán” la asociamos con lo que se yergue, con lo que se encarama, con lo que asciende hasta alguna cumbre; desde el crescendo con que empieza la primera sinfonía de Mahler hasta la andanada de goles de Martín Palermo, mayormente de cabeza. Rara idea la de ponerle precisamente ese nombre tan luego a un sumergible. Y mala idea, o un llamado a la desgracia, asociarlo de esa forma con el nombre del Titanic, el siniestro naval por antonomasia. La superstición de navegantes alerta sobre el llevar mujeres a bordo; de millonarios, que se sepa, nada dice.

A la palabra “titán” la asociamos con lo que se yergue, con lo que se encarama, con lo que asciende

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Yo mientras tanto, fervoroso, escuchaba a repetición Chico dinamita amor. Y escuchaba el tema Titanic té: el sonido siempre ajustado de Killer Burritos combinado a la perfección con la voz raspada de Coki Debernardi, y esa parte de la letra que dice: “Ida y vuelta hasta el Titanic”. Cuando salió, en 2015, ese tema y esa letra admitían que se escuchara un contraste con el buque que pegó contra el iceberg, el viaje de ida que no tuvo nunca vuelta, el barco que zarpó y no regresó. Escuchada ahora, ocho años después, con las noticias del Titán como trasfondo, el efecto se redobla. Hundirse para contemplar las ruinas del transatlántico hundido. Hundirse y ya no volver a emerger. El morbo de la vieja desgracia provoca una desgracia nueva. Ir a ver a los ahogados para terminar también así: ahogados. Un viaje de ida hasta el Titanic. Viaje de ida, sin vuelta.

Pero en la canción de Killer Burritos, además de lo que las palabras dicen, está también lo que los sonidos hacen. Porque Titanic té termina citando el comienzo del Himno Nacional argentino: la canción termina  con las notas con las que el himno empieza. Con una diferencia fundamental: lo que en el himno suena ascendente ahora baja, cae, declina. Se diría que se hunde. Acaso hasta el fondo del mar.