Luego de una semana de baja, en la que cerró en $ 16,87 el 14/7, el tipo de cambio retomó el alza durante la semana pasada y la presente, llegando a superar los $ 18, un récord.
La tranquilidad que mostró el tipo de cambio durante la primera parte del año se vio primeramente alterada en mayo con la crisis política en Brasil, lo que se puede ver en el gráfico adjunto por el movimiento simultáneo del real y el peso frente al dólar en ese momento. Sin embargo, desde mediados de junio hay un movimiento del tipo de cambio en Argentina que no se replica en Brasil, lo que indica cuestiones locales. La misma imagen surge de la suave separación del riesgo país argentino respecto de otros países emergentes.
Nuestras proyecciones contemplaban que durante el segundo semestre el tipo de cambio subiera para terminar el año cerca de $ 18, pero lo ocurrido en las últimas semanas es más drástico que lo previsto. Un disparador fue la no clasificación de la Argentina como país emergente, pero se fue potenciando en los días siguientes por varios factores. Uno de ellos es la expansión monetaria que suele tener lugar en julio y diciembre, que fue de más del 10% a fines de junio, pero que creció la semana pasada con la renovación parcial del vencimiento de Lebacs: entre el 11/7 y el 18/7 el BCRA había logrado moderar la expansión estacional absorbiendo $ 40 mil millones, pero el 18/7, día de la licitación, volcó al mercado $ 59 mil millones porque no pudo renovar todo el vencimiento. A esto se sumó que la semana pasada la liquidación de divisas de agroexportadores bajó en relación con la previa, si bien se mantuvo elevada para esta época del año: US$ 448 millones. Por otro lado, en este contexto de alta liquidez, el Gobierno publicó en el Boletín Oficial el martes 18/7 una resolución de la AFIP que implementaba un impuesto de 13,5% sobre la compraventa de activos financieros hecha por no residentes, algo que se había previsto en 2013 pero nunca se había implementado; el ruido generado derivó en que el 20/7 se decidiera su postergación por 180 días. Por último, debe notarse que esta combinación de situaciones se da en la previa de las elecciones legislativas, en las que, según las encuestas que se van conociendo, el Gobierno puede obtener una victoria a nivel nacional pero no tiene el triunfo garantizado en la provincia de Buenos Aires, donde compite contra Cristina de Kirchner, lo que genera incertidumbre.
De este conjunto de factores, los mayores riesgos para la evolución del tipo de cambio son la incertidumbre política y la recurrencia de la renovación parcial de los vencimientos de Lebac. Ambos están relacionados entre sí y son un factor clave de demanda de divisas. No parece que en las elecciones PASO del 13/8 esta incertidumbre pueda despejarse. Más allá de lo que ocurra a nivel nacional, el foco parece estar puesto en la provincia de Buenos Aires, como señal de la potencial fortaleza de Cristina de Kirchner, y por ahora las encuestas muestran resultados muy parejos como para eliminar la incertidumbre.
Habrá que esperar a conocer qué realineamiento se produce en el voto de la población a partir de lo que ocurra en dichas elecciones, ya que se especula con que podría haber una polarización mayor en las elecciones de octubre. En cualquier caso, estimamos que en el corto plazo habrá mucha volatilidad en el tipo de cambio.
Para los argentinos, los episodios de suba del tipo de cambio son fuente de preocupación porque en nuestra historia anticipan picos inflacionarios y eventualmente crisis notables. Pero no es así en otros países, incluso latinoamericanos; baste ver los movimientos que sufrió el dólar en Colombia o Brasil en los últimos años sin mayor impacto en la inflación y sin derivar en un colapso. Es una meta a lograr, porque dota a la economía de una flexibilidad macroeconómica sumamente útil, pero no será fácil justamente por nuestro pasado. El Banco Central lo sabe y está comprometido a lograrlo, por ello tenemos que acostumbrarnos a que el tipo de cambio fluctuará. En cualquier caso, debe saberse que el Banco Central tiene las herramientas para eventualmente acotar esa fluctuación (principalmente, un stock razonable de reservas internacionales), tal como hacen otros países, pero evitando dar certidumbre sobre el nivel del tipo de cambio para no inducir comportamientos especulativos que, a la larga, resultan negativos para la estabilidad macroeconómica.
*Economista, profesor de la UCA.