Espero frente a una entrada lateral. Una reja. Inaccesible. Tardan en venir a abrirme. Me conducen amablemente por unas callejas extrañas. Está oscuro. No sé cuándo empezó a hacer tanto frío. Los aviones vuelan bajo aquí, en Núñez. Estoy en la ESMA.
Aquí, el 8 de junio, en el edificio que les toca, las Madres de Plaza de Mayo inauguraron su Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi).
Me sumo, apenas arañando, a un debate que nos precede. Me invitaron, junto a mis actores y mi codirector, Javier Olivera, a proyectar allí nuestra película, Floresta. Acepté sin dudar. Preferí hacer la visita así, con mis amigos alrededor y mi película bajo el brazo, antes que como visitante de un posible “museo”.
¿Qué espero que me ocurra? Los actores somos demasiado afectos a dejarnos sugestionar. Y el lugar entero es un chubasco de estímulos. No los controlo. Los tendones tiemblan. Hacemos pocas preguntas. Hablamos de cuestiones técnicas. Probamos el DVD. Tomamos té con bizcochitos con Teresa Parodi y su hijo Guillermo. Todos encantadores. De una firmeza en voz cálida y baja. El tema es inevitable. Y cuando surge, al menos sentimos que todos compartimos una palpable incertidumbre: ¿qué hacer?
Cada organismo de DD.HH. tiene su edificio. Cada uno esgrime una oración en medio de un discurso que –por ahora– sólo se arma de contradicciones, temores y corajes. Yendo contra el siniestro “espíritu del lugar”, las Madres optan por proponer aquí el ruido contradictorio de la vida. El edificio en cuestión, salvo por una inquietante grúa para desarmar motores, está lleno de aulas. Así que funcionará un Centro Cultural y –luego– una Universidad de Artes. Aulas. Es la mejor opción que se me ocurre. La menos monumental. Para quienes crean que esto borra o trivializa el pasado, los invito a acercarse: durante junio habrá todo tipo de eventos. La batalla no acaba aunque todos los genocidas vayan mil veces a juicio. La batalla sigue calma. Armar una universidad popular es más audaz que resignar el espacio a los fantasmas y darle al horror la dimensión imperturbable del mármol.
Probemos. Aunque cueste. ¿Monumento o Universidad? ¿Qué será menos invisible dentro de cien años?