COLUMNISTAS
Problemas de la pandemia

La esperanza de la patria

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México. El gobierno ha distribuido una Cartilla Moral escrita por Alfonso Reyes. | cedoc

No me refiero aquí a la esperanza religiosa, cuya certeza es absoluta. Por la sangre de la cruz y por la resurrección de Nuestro Señor ya estamos salvados, y también lo estará el universo cuando llegue el punto omega.

Pero cuál puede ser la esperanza en la resurrección de la patria, el emerger del 40% de pobreza, de la confusión política, de la ineficacia de las élites, de los muchos años de decadencia.

En tiempos de la oligarquía bastaba una buena cosecha, que reunía el dinero suficiente para pagar los gastos y las deudas, y seguir la farra.

Durante la etapa dela construcción de la Nueva Argentina bastaba el trabajo esforzado de los trabajadores y de todos para enfrentar las duras realidades y el progreso de la sociedad.

Hoy necesitamos compartir un ideal nacional realista y ponerlo en marcha. Depende del Gobierno, pero también de todas las élites que enuncian planes y proyectos, y de que la clase trabajadora adhiera, crea en esa propuesta. El espectáculo de la pelea constante, la llamada grieta, es un hecho lamentable, que coloca la pelea electoral –renovada cada dos años– como eje del accionar del Gobierno.

Es un espectáculo terrible ver las acusaciones cruzadas para establecer quién robó más y mejor el trabajo de los argentinos, denuncias que se dan con desparpajo, como si fuera normal ese saqueo realizado.

No es una cuestión de moralina, ni de susto por algunos deslices que suelen ocurrir. Los planes de ayuda social, sin duda necesarios por ahora, esconden una dramática situación de falta de trabajo que es la base de todo el problema. “Gobernar es crear trabajo”, decía el general Perón, y estamos en una época en que se pierden trabajos, de aumento de la desocupación.

Sí, la pandemia desbarajustó todo lo que se tenía previsto, pero la pandemia continúa y continuará, al menos por un tiempo, y hay que actuar dentro de esa situación con los necesarios contravenenos.

Y me refiero a algo previo a un plan económico. A una convicción moral, algo que nos reúna a todos en nuestro modo de vida, donde todos consideremos bueno lo bueno y malo lo malo. Así de simple.

El gobierno mexicano ha distribuido en la población una Cartilla Moral como base de un acuerdo nacional en estos momentos de grandes dificultades. Fue escrita por un importante escritor mexicano, Alfonso Reyes, en 1944, a pedido de un ministro de Educación de aquella época. Mas allá de la discusión que desató en aquel país, destaco esa búsqueda de un acuerdo moral como algo previo a la tarea de gobierno y a la búsqueda de salidas institucionales ante grandes problemas. La Cartilla no es un texto religioso, aunque reconoce ya al principio que la moral cristiana es la gran enseñanza. En coincidencia, la doctrina peronista, por su parte, también se postula como una ideología nacional, social y cristiana.

Es eso lo que necesitamos nosotros: rescatar una unidad moral, remitiéndonos a la raíz de la tradición humanista y cristiana de la cultura argentina.

La solución no está ni en Macri ni en Cristina, ni en Alberto ni en ningún otro político: está en poder sobrellevar esta pandemia con entereza y altura y en poder confiar en que construiremos un futuro esperanzador. Con la obra cotidiana de nuestras manos, no con discursos políticos vacíos, con la esperanza que seamos capaces de ir creando. La citada Cartilla Moral de Alfonso Reyes concluye así: “El hombre y la mujer de temple saben aceptar las desgracias sin por eso considerarse perdidos”. Esa es nuestra esperanza cívica.

Tal vez se considere muy poco, pero no desanimarnos en medio de esta tempestad es, por el momento, una propuesta patriótica muy importante. La mala política y la mala situación no podrán con nosotros. Digo en un poema de mi libro Empujando la historia: “Cuál destino/ El país que nos mandó al exilio/ Esto de ahora/ Es acaso el destino.../ que se nos dé el don de la Esperanza”.

*Ensayista.

Producción: Silvina Márquez.