En el año 2010 me visitaron desde la Universidad Nacional Autónoma de México, para tomar una perspectiva in situ que sirviera de constatación empírica a una tesis doctoral en sociología que tenía por objeto el estudio de la realidad política argenta en general y el kirchnerismo en particular.
Me comentaban sus autores que llegaron al país pensando que la Ley de Medios y el tema derechos humanos eran los ejes fundamentales del kirchnerismo y rápidamente, al tomar contacto con la militancia juvenil, habían cambiado su visión e incorporado como núcleo de sentido del kirchnerismo el conflicto desatado tras la Resolución 125
No me sorprendió, les corroboré que era así. Ya había tomado nota de esto en la práctica y comprobado finalmente en el texto del escritor y periodista Nicolás Zamorano, “Zabo”, en el libro Kirchnerismo para armar, donde explicita la ya clásica afirmación: “Yo soy hijo de la 125”.
Hoy, julio de 2014, creemos que sobre la construcción del sistema identitario del kirchnerismo, al eje constituido por las banderas históricas del justicialismo de soberanía política, independencia económica y justicia social, se agregan otros cuatro sobredeterminados por la historia reciente: derechos humanos, Ley de Medios, el conflicto de la 125 y la disputa contra los fondos buitre y sus socios locales.
Los nuevos ejes, a su vez, manifiestan también un notable feedback con el peronismo histórico en tanto fue víctima central del terrorismo de Estado, se constituyó en fuerte confrontación histórica con los medios de difusión, bajo un permanente conflicto de base con “la oligarquía” del siglo pasado y confrontando plenamente con la política exterior e interior desplegada por los yanquis, metáfora activa desde su bautismo, en 1946, condensada en la consigna “Braden o Perón”.
Pensamos de manera provisoria y modo conceptual –en la realidad estos ejes se presentan siempre superpuestos–, y sin ninguna pretensión más que debatir el proceso de conformación identitaria del kirchnerismo, que el eje fundacional de una Patria justa, libre y soberana da marco histórico general al proyecto e inscribe al kirchnerismo sin duda alguna en la tradición peronista, como una fase específica del despliegue histórico de la experiencia populista.
Los restantes cuatro ejes, más contemporáneos y específicos, funcionan identitariamente, insisto, sin excluirse en la práctica concreta, pero con un énfasis casi generacional.
- El eje derechos humanos, que interpeló fundamentalmente a los mayores y constituyó la encarnadura del componente setentista del kirchnerismo.
- La Ley de Medios, a las generaciones intermedias y en especial a los vinculados a los medios de comunicación, de tanta centralidad en la sociedad contemporánea ,
- El conflicto de la 125, a los verdaderamente jóvenes, megaconflicto sobre el cual construyeron su identidad kirchnerista, en la adversidad, como suelen desarrollarse los procesos identitarios entre los más jóvenes,
- El conflicto con los fondos buitre y sus socios locales, activo como mecanismo identitario sobre un muy amplio colectivo popular democrático. El Gobierno enfrenta la ofensiva del capital financiero que indujo la megacrisis internacional que hoy sacude a buena parte de las economías occidentales, encarnado sin maquillaje en los holdouts.
Fortísima ofensiva sobre los intereses nacionales cuya pretensión ya explícita es desmoronar toda la exitosa reestructuración de deuda soberana e inducir el default, inducir la fuga de reservas y finalmente la desestabilización del gobierno nacional, obligándolo a ensayar una salida caótica que le reste toda chance electoral de continuidad futura del proyecto, chance que hoy existe de manera nítida, apalancada en el notable piso electoral del FpV y la creciente fragmentación opositora.
Respecto del eje identitario del enfrentamiento a los fondos buitre, el cuadro que se observa en esta columna, correspondiente a un relevamiento de Consultora Equis realizado entre el 25 de junio y el 7 de julio, revela que el 66,2% de la opinión pública nacional apoya las posiciones del Gobierno, aunque sólo siete de cada diez de quienes acompañan al oficialismo contra los holdouts dicen poder votarlo en el año 2015.
Como se observa, una causa nacional que desborda las preferencias electorales al tiempo que permite capitalizar opiniones favorables a CFK, vuelve a dejar desairada a la mayoría de la oposición que, por acción u omisión, parece encolumnarse con las posiciones de Griesa y los buitres, valga la redundancia.
Desde el punto de vista de la opinión pública mayoritaria y aprovechando los aires futboleros que agita el Mundial, Cristina volvió a dejar en offside a la oposición: los tiene de hijos. ¿Se trata de otro caso para el Tribunal de La Haya o Haiga?
*Director de Consultora Equis.