COLUMNISTAS
Frío

La ignominia de los inocentes silenciosos

20230617_caba_sin_techo_situacion_calle_cedoc_g
Aeroparque. Cada vez más personas que viven en la calle pasan ahí las noches. | cedoc

Este junio del sur se vuelve frío. Frío de sensibilidades y empatías.

Parecería que las bajas temperaturas han entrado en nuestros cuerpos y nos han insensibilizado los sentimientos.

Muchas entrevistas a los políticos y las mismas respuestas nos hacen pensar que lo más importante para ellos es su propia situación.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Mientras tanto, hay gente que muere, mueren de la frialdad de los gobiernos y del clima, y como Héctor (de apellido no mencionado en los medios), fallecido el 12 de junio, en la zona de Villa Crespo, murieron otras dos personas en pocos días, incluso una bebé a la vuelta de la Casa Rosada, algo realmente impactante y doloroso. Mientras muchas niñas tienen su sueño de un mundo rosado, esta bebé fallece de frío y desamparo. Gente en situación de calle o indigentes o sin techo, como quieran llamarlos.

Cuando comentas estas situaciones, escuchas respuestas como: la droga los llevó a esta situación o no quieren trabajar o están enfermos mentalmente u otras respuestas frías.

Inicio o consecuencia

¿Estamos haciendo lo suficiente para ayudar a las personas sin hogar?

Muchos escritores dicen que la falta de vivienda es un gran problema en cualquier gran ciudad. No creo que sea solo un problema de las grandes ciudades. Es un problema del mundo, de los sistemas gubernamentales y sociales. Además, no creo que sea correcto usar la palabra “problema” cuando hablamos de personas sin hogar. Deberíamos usar la palabra “consecuencia” o “resultado” en lugar de “problema”, como si se hubiera generado espontáneamente y aislado de las estructuras sociales. El sin hogar es la consecuencia de las situaciones estructurales de las sociedades. La falta de viviendas asequibles, los alquileres caros, la creciente pobreza y la inmigración aumentan el número de personas sin hogar. En consecuencia, no solo encontramos personas solas sin hogar, también familias enteras con niños.

Son muchas las experiencias realizadas en todos los continentes con economía de libre mercado, políticas socialistas o cooperativas. Hoy en día, lo fundamental debería ser articular políticas de construcción masiva de viviendas con programas económicos y de colonización de los espacios vacíos de cada país. La construcción de conjuntos habitacionales puede ser económicamente sostenible si se asocia a programas de desarrollo. Esto también podría evitar mecanismos de corrupción inmobiliaria en la asignación de viviendas.

Pedro Pablo Opeka, sacerdote argentino, llegó hace cincuenta años a Madagascar y supo construir casas en una zona de extrema pobreza y miseria circundante. Estas personas vivían en las calles y en basureros suburbanos en condiciones infrahumanas, donde los niños peleaban con los cerdos por un trozo de comida. Fue en ese momento que Pedro se dijo a sí mismo: “Tengo que hacer algo, esta gente no puede vivir así, Dios no lo quiere, los hombres son los que lo permiten”. Allí ha ayudado y enseñado a construir casas con materiales reciclables a miles de familias sin hogar a las que ha sacado de la pobreza y hoy comparte su vida con ellas.

Amor y creatividad

Las tierras áridas no son excusas para no construir pueblos o ciudades. El Salvador, un pequeño pueblo minero en medio del desierto de Atacama en Chile; Dubái, Emiratos Árabes Unidos; El Cairo, Egipto; Alice Springs, Australia; Las Vegas, Estados Unidos y actualmente el proyecto de Perú de construir una ciudad para 150 mil habitantes en medio de lo que hoy es un desierto, entre otros, son ejemplos del uso correcto de estas tierras inhóspitas.

Héctor murió en Capital Federal, donde existen varias organizaciones y responsables de movimientos sociales. Héctor fue una víctima que no suma votos. Todos podemos ser Héctor y todos podemos hacer algo para evitar estos casos. Nuestro poder aparte de nuestro voto en las elecciones es ayudar, ayudar a estos silenciosos inocentes.

En conclusión, las estructuras sociales las construimos todos, todos somos responsables y tenemos los medios para actuar a favor de las personas sin hogar. Los ejemplos comunitarios, gubernamentales e individuales han logrado la transformación de áreas desérticas en pueblos y ciudades exitosas, brindando oportunidades de trabajo y hogares a las personas sin techo.

*Escritora uruguaya radicada en la Argentina.