El aumento de la preocupación por los aspectos económicos deja expuesta una debilidad de Cambiemos auténtica, y el cuestionamiento a su real capacidad para hacer frente a una situación compleja. Si bien la atribución de una parte de los obstáculos a la impericia del anterior gobierno es posible, y les resta –cada vez menos– algo de responsabilidad, la relación de este problema con la anterior gestión no es tan clara y directa, como, por ejemplo, lo son la corrupción, el narcotráfico y la inseguridad. En este sentido, casi todo lo negativo vinculado a las decisiones orientadas a la administración de recursos queda identificado con errores, relevantes, naturales de la actual gestión. Esto sin duda se ha transformado en multiplicidad de drivers no sólo de rechazo a Cambiemos como opción electoral, muy utilizados por la oposición, sino también de justificación de un clima social tomado por las demandas y el descontento.
Los resultados económicos, a un año y medio de la gestión, constituyen, sin dudas, el aspecto más vulnerable de Cambiemos en términos de imagen. No sólo es clara la falta de reacción de la mayoría de los indicadores sino que, además, a diferencia de otras dependencias ministeriales, no adquieren visibilidad el trazado de la estrategia ni los objetivos hacia donde los responsables de esta área están orientando la gestión. Sin embargo, a la hora de ordenar problemas, el peso relativo asignado a esta preocupación no resulta igual entre la población general y el particular segmento “líder”. Para el grueso de los habitantes dentro de las áreas donde se define el resultado electoral, la imparable inseguridad logra desplazarlos a un segundo plano. Esto no sucede entre los segmentos líderes, quizás porque gozan de mayores recursos a la hora de neutralizarla, lo que los hace menos vulnerables al flagelo que viven día a día aquellos cuya vida depende únicamente de una policía con infinidad de límites, por decirlo de alguna manera.
Entre los líderes, en cambio, si bien la falta de justicia se ubica en primer término como principal preocupación, cobran relieve los impactos negativos de la gestión económica ya que la desocupación, sólo dos puntos por debajo de aquella, y la pobreza terminan de encabezar este ranking, concentrando las tres el 60% de adhesión. Estas preocupaciones identifican un claro agravante en la falta de acuerdo con el armado del gabinete económico, espacio desde donde deberían surgir las soluciones. Este aspecto concentra uno de los mayores rechazos entre los líderes, junto al endeudamiento externo.
No obstante, y contrariamente a la población general, esta mirada crítica hacia aspectos clave en el desenvolvimiento de la economía, la preocupación por sus impactos y la falta de certeza sobre la pericia del oficialismo para enfrentarlos no se traducen en rechazo a Cambiemos como propuesta electoral. El segmento líder, en este contexto general, reprime su crítica y sigue sosteniendo al oficialismo como la mejor opción. Casi el 70% de ellos, al ser consultados por el partido político preferido para las elecciones de medio término, se inclina por el oficialismo; lo siguen con el 4% Unidad Ciudadana y con el 3% el Frente Renovador. Una elección que aún ofrece muchos más rechazos al pasado que al presente.
*Politóloga. Socia gerenta de CIO Creative Investigation.